Capítulo 614
En el mar, la situación tampoco mejoró.

El viento soplaba con fuerza y el barco se movía violentamente.

Mi apetito había estado bajo últimamente, y tras una serie de acontecimientos angustiosos, me encontraba vomitando en un bote de basura.

De repente, apareció una botella de agua frente a mí.

Sabía quién la traía, así que no la acepté.

Sin embargo, la persona que ofrecía el agua no se rindió; destapó la botella y la acercó a mis labios.

Me giré, y en ese instante, el barco se tambaleó, derramando el agua por todas partes.

—Delita.

Esa voz era demasiado familiar.

El revuelo en mi estómago se intensificó y mis manos comenzaron a temblar.

Era Enzo, la persona en quien había depositado tanta confianza.

Después de vomitar, me limpié los labios con un pañuelo y, con frialdad, le respondí:

—No me llames así.

Enzo se rio con desdén: —¿Cómo es que Mateo puede llamarte así y yo no?

Sabía que todo lo ocurrido hoy estaba relacionado con él.

La aparición de Vera en el salón de fiestas seguramente
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