Capítulo 541
Al escuchar eso, Mateo ni siquiera movió una ceja, como si ya lo supiera.

Asintió levemente, indicando que lo había entendido, y se dirigió hacia el borde de la carretera con largas zancadas.

Antonio lo siguió rápidamente, organizando el siguiente paso de manera metódica: —¿Dejo que lo sigan?

—No hace falta.

—¿Qué?

Antonio, que normalmente podía seguir el ritmo de Mateo, parecía confundido esta vez: —Mateo, ¿estás seguro de que va a ver al que está detrás de todo esto? ¿No deberíamos aprovechar la oportunidad para seguirlo?

Mientras hablaba, corrió hacia la puerta trasera del auto, la abrió y se sentó en el asiento del conductor.

Al arrancar el auto, oyó a Mateo decir con tono tranquilo: —León puede caer dos veces en la misma trampa por desesperación, pero la persona que está detrás de él no es tan ingenua.

Podría ser mucho más astuta de lo que él imagina.

Antonio, mientras señalaba para incorporarse al tráfico, reflexionó y dijo:

—¿Quieres decir que seguirlo solo nos traería problemas
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