Capítulo 540
Mateo levantó una ceja, retador: —¿Vas a acompañarlo?

Ella se quedaba sin palabras.

Isabella siempre se sentía intimidada por la arrogancia de Mateo y retrocedió instintivamente.

—Si sabes que no tenemos antídoto, ¿por qué complicarnos la vida...?

Mateo no se inmutó: —¿Acaso debo preocuparme también por ustedes?

—Antonio, llévatelo.

Al escuchar la orden de Mateo, K levantó su arma para resistir, pero vio que Antonio no se dirigía hacia él.

En cambio, fue directo al sofá y levantó a Estrella, que estaba inconsciente.

K levantó la pistola, furioso: —¿Qué piensas hacer con ella?

—¡Mateo!

Isabella, cada vez más nerviosa, intentó recuperar a Estrella, pero Antonio la alejó con una patada.

—¿Qué demonios quieres hacer? —Gritó Isabella.

Mateo se enderezó y limpió el polvo de su ropa.

—Cuando tengas el antídoto, vendrás a pedírmela.

—¡Tú...!

Isabella sabía que cumplía lo que decía, así que solo pudo advertirle con los dientes apretados: —¡No le toques ni un cabello!

—Eso es difícil de garantiz
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