Capítulo 463
A la mañana siguiente.

Desperté entre sueños y, al girar, toqué algo que no debería estar ahí.

No era un objeto.

Era una persona.

Me desperté de golpe al darme cuenta de que alguien me abrazaba, y el dueño de ese abrazo…

Me miraba con ternura, como si quisiera agotar toda su dulzura:—¿Despertaste?

Su voz sonaba un poco rasposa.

A medida que los recuerdos de la noche anterior regresaban, me sentí algo avergonzada. Sin embargo, decidí abrazarlo y acurrucarme más en su pecho, justificándome: —No he despertado, todavía quiero dormir.

Esa noche había disfrutado de un sueño profundo, algo que no experimentaba desde hacía tiempo.

Era reconfortante y sin sueños.

Mateo levantó una ceja, perezosamente: —¿Qué pasa?

—Nada.

Froté mi cabeza contra su pecho, el fresco aroma a menta me despejó un poco.

Él soltó una risita: —¿Estás feliz?

—Por supuesto.

Le miré a los ojos y le di un beso en la mandíbula: —Le pertenecía, y me sentía feliz por ello.

Estaba dispuesta a pertenecerle.

Mateo se sorprendió un
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