Capítulo 260
Ahora solo faltaba que llegara la inversión en RF para que podamos formalizar el alquiler de la oficina.

Enzo, sorprendido al enterarse de que la familia Hernández estaba obstaculizando el alquiler en la ciudad de Perla, preguntó: —¿Ya lo alquilaste?

—Sí.

Asentí: —Parece que el propietario está en el extranjero. No parece temer a la familia Hernández.

—Entonces está bien.

Enzo asintió y comenzó a desinfectar y tratar mis heridas con cuidado. Con voz tensa, preguntó: —¿Te duele mucho?

—Más o menos.

El dolor punzante me recordó que debía ser fuerte.

De ahora en adelante, no podía ser blanda con nadie.

En este mundo, solo prosperan los fuertes, y la bondad no siempre es recompensada.

...

A la mañana siguiente, Olaia llegó temprano a mi casa.

Al abrir la puerta y verme ya despierta, se sorprendió: —¿No te lastimaste? ¿Por qué no descansas un poco más?

Dejé de leer la revista que tenía en la mano: —¿Te lo dijo Enzo?

—Sí, me envió un mensaje anoche.

Olaia colocó una bolsa de supermercado en
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