Blanca.__ Te aseguro que no debes agradecer nada. - dije a Ignacio por quinta vez. - Es algo que se necesita aquí y no tenerlo da más pérdidas que invertir en ello. __ Pero una vez más gracias. - el tipo de dos metros de veía apenado por decirlo una vez más luego de haberle explicado todo. - Todos los que tenemos esa responsabilidad estamos agradecidos con usted, señora O'kelly.__ Solo dime Blanca. Me siento más vieja cada vez que me dicen señora. - se rió nerviosamente. - Por cierto, nunca me dijiste para que te necesitaba mi esposo.__ Ah, era algo referente su se...__ Blanca a mi oficina. - Theo pasó de largo. Parecía demasiado estresado y no entendí porqué, así que me despedí de Ignacio, quien también conocía a mi adorado esposo y su carácter. Todos lo conocían como alguien totalmente temible en el trabajo, pues nunca se había tocado para echar a alguien a la calle. En mis inicios me tocó ver a varios de los empleados que despedía rogar por una segunda oportunidad, pero este
Theo. El miedo me invadió completamente por primera vez, con los músculos tensos que no ayudaban en nada al subir al auto y exigir al conductor que pisara el acelerador. Blanca se quejó una vez más y la sostuve para que supiera que no iba a dejarla sola. Tenía arcadas a cada nada, pero no botaba nada al detenernos en dos ocasiones que ella solo apretó los dientes y mi camisa como si fueran su salvavidas. Les indiqué que llevaran a mi hija a la casa y la cuidaran con su vida, en lo que yo me encargaría de cuidar a su madre. Llegando a la clínica uno de los guardaespaldas fue el que bajó a toda prisa indicando que necesitábamos una camilla para transportarla.La coloqué sobre esta cuando la llevaron y corrí junto a ellos, prometiendo que estaría bien, lo cual era una sensación vacía en mi pecho que me hizo temer tanto como si no volvería a verla. La muerte me había rodeado tantas veces, que comencé a detestarme, creyendo que el problema era yo, solo eso repitió mi mente. Siempre te
Theo.Apoyada mi barbilla en la mano en tanto esta estaba siendo sostenida por la rodilla que temblaba en una espera llena de tensión, donde la incertidumbre cubría cada una de mis fibras. En medio de aquel pasillo estuve por no sé cuánto tiempo. Solo supe que algunos médicos, enfermeras y demás personas caminaban de un extremo al otro, unos con noticias positivas por las personas que se encontraban ahí, otras con dolor por haberlas perdido o estar en la misma situación que yo. Comprendía totalmente ese sentimiento de impotencia que no acabó ni sabiendo que no era el único esperando por noticias de Blanca.La ansiedad me estaba carcomiendo el alma, el resquemor en la garganta se estaba convirtiendo en todo lo que mi mente captaba, no tenía una sola idea de qué debería hacer, cómo buscarla en aquella clínica, porque aún el médico no había salido a decir absolutamente nada más desde que me dejó solo.De seguro daba pena un hombre como yo con la mirada de caída, viéndome con la derrota,
Blanca.Cuando mis ojos se abrieron, la luz blanca de la habitación me llegó de golpe, froté mis párpados con los nudillos apretados para volver a abrirlos, el agudo dolor de cabeza me hizo cerrarla nuevamente acostumbrándome lentamente la luz. Era desconocida en la habitación, pero conocida al mismo tiempo, una clínica.Los recuerdos del porque llegué volvieron a mi mente, quería sentir mi estómago y por ello llevé mis manos a ese lugar, solo que ya no había un dolor tan fuerte como el que tuve en ese instante, sentían ciertas molestias pero no tanto como en ese momento.Sentí la garganta seca tenía sed y a la vez dolor, presintiendo que iba a ser un fastidio el solo tragar algo.Aún así le hablé a la enfermera que entró en ese momento pidiéndole que por favor trajeran agua para mí, esta se movió hacia una cómoda que estaba en una de las esquinas de la habitación, donde de una jarra vertió agua en un vaso hasta la mitad, luego van hasta mi lugar y me ayudó a poder beber aquel líquido
Theo.Todo lo que antes conocí ahora lo cubría un equipo de seguridad, el cual se movía dentro de la propiedad que tenía varias cámaras de seguridad, un equipo en cada esquina y no solo eso también en la empresa había algo similar, ningún desconocido podía entrar si no justificaba su presencia en ese lugar.Estaba implementando un nuevo programa de protección el cual iba dirigido específicamente para mi esposa, en este pedían identificación y la razón por la cual asistía. Quizás estaba exagerando, me estaba viendo demasiado paranoico pero no me importaba. Nada me importó más que saber que Blanca no volvería a ser el objetivo de alguna amenaza, si querían podían venir por mí todo lo que quisiera, todas las veces yo lo resistiría. Pero tanto a ella como a mi hija no volverían a tocarlas, de eso me iba a asegurar personalmente.No importaba cuánto costara, la mantendría seguras así me llevara la vida entera. Para otros quizás era nada, pero para mí que estuve a punto de perder a Blanca
Theo.__ ¿No lo dirás? Yo quiero oírlo. - le dijo Blanca a la pequeña que se movía en sus piernas con gran algarabía. - Quiero oírte.Con una semana de haber salido de la clínica tenía un montón de locuras por hacer, un repertorio que supe no detendría. Porque de cierto modo me gustaba la forma en que sus labios se extendieron con cada vez que intentaba encontrar palabras en los balbuceos de la bebé que solo se reía entre las muecas que recibía como estímulo para que ella lo hiciera.__ Tiene solo medio año, no es como que vaya a soltar palabras de un día para otro. - exclamé arremangando el jersey que tenía puesto. - Ya es tarde. Sammy debe dormir y tú también.La abrazó mucho más para besarla a su gusto, en tanto la bebé extendió sus brazos para que la cargara.__ La vas a enojar. - me reí de ver a mi hija con un gesto asustado. - La asustaste.__ Es que es tan preciosa. - se le lanzó de nuevo y la niña saltó en mir brazos con sus características carcajadas siguiendo el juego de su
BlancaEl sol apenas salió y Sammy ya estaba en nuestra cama, pidiendo la atención que le gustaba tener de su padre y yo. Se estaba acostumbrando a tenernos juntos por las mañanas, acompañando sus locuras, riendo con sus muecas y olvidando nuestro entorno con tal de complacerla. Quizá estaba muy consentida, pero saberla feliz era todo lo que ambos deseábamos siempre. __ Mucha risa, pero el baño te espera. - dijo Theo con una toalla en el hombro. - Ven aquí.La bebé no dudó en lanzarse a tomarla en sus brazos, siendo su lugar favorito. No la culpaba, también era el mío. Así de enamorada estaba del hombre que regresó minutos después con la camisa húmeda y su hija con una sonrisa gigante que dejaba a la vista sus encías. __ Marcia estará más temprano en la oficina. - le dije a Theo. - Hoy tiene más tiempo así que cuidará a la niña desde la primera hora. __ ¿Segura que quieres trabajar? Opino que es mejor que te quedes a descansar. - me cambió el tema. __ Tengo casi quince días de es
Blanca.La idea rondó por mi cabeza, golpeando incesante. Dándome un motivo para hacer parte de los que tomaban el razonamiento desde que este forma parte de la mente. El agente responsable del caso me pidió acompañarlo porque las acusaciones de Helsy habían llegado demasiado lejos, para ella la culpable era yo. Me indicaron que me sentara, colaboré tal como el abogado lo aconsejó. Desde que me llamaron a rendir declaración, Theo se puso en contacto con nuestro abogado, pero este lo tranquilizó diciendo que solo era rutina. De todos modos no tardó en llegar y por ello, más confiada acepté abocarme a la estación de policía.__ Si esto resulta incómodo para usted, puede decirlo. - dijo el hombre con placa frente a mí. - Pero es rutina.__ No hay problema. - le resté importancia. Sacó de una carpeta las imágenes que deslizó por la mesa hasta que las dejó ante mi vista.__ El señor Rick Méndez fue brutalmente atacado la noche del miércoles, encontrado hasta el día jueves por la tarde, c