De la peor manera.

Theo.

El miedo me invadió completamente por primera vez, con los músculos tensos que no ayudaban en nada al subir al auto y exigir al conductor que pisara el acelerador.

Blanca se quejó una vez más y la sostuve para que supiera que no iba a dejarla sola.

Tenía arcadas a cada nada, pero no botaba nada al detenernos en dos ocasiones que ella solo apretó los dientes y mi camisa como si fueran su salvavidas.

Les indiqué que llevaran a mi hija a la casa y la cuidaran con su vida, en lo que yo me encargaría de cuidar a su madre. Llegando a la clínica uno de los guardaespaldas fue el que bajó a toda prisa indicando que necesitábamos una camilla para transportarla.

La coloqué sobre esta cuando la llevaron y corrí junto a ellos, prometiendo que estaría bien, lo cual era una sensación vacía en mi pecho que me hizo temer tanto como si no volvería a verla.

La muerte me había rodeado tantas veces, que comencé a detestarme, creyendo que el problema era yo, solo eso repitió mi mente. Siempre te
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