Capítulo 115
Siguiendo las órdenes de Erik, los sirvientes se dispusieron a forzar la puerta.

En cuanto lograron abrirla, el espectáculo en el interior dejó a todos los presentes con la boca abierta, incluyendo a Frigg, quien estaba en primera fila. Se quedó paralizada unos segundos antes de reaccionar y se lanzó hacia adentro, con la intención de cerrar la puerta desde el interior.

Sin embargo, Daisy se lo impidió, presionando la puerta con firmeza.

—Señorita Mero, ¿tanto trabajo para abrir la puerta y ahora quieres cerrarla?

¿Será que, al ver a tu madre adentro, pretendes quedarte a solas para «disfrutar» la escena?

—¡Daisy! —escupió Frigg, con la voz cargada de furia—. ¿Tú hiciste esto?

—¿Hacer qué? —respondió Daisy, con una expresión inocente—. Yo solo fui a cambiarme de ropa. De hecho, mientras lo hacía, tuve a una empleada vigilando la puerta de mi habitación.

Dicho esto, Daisy alzó la mano y llamó a una de las criadas:

—Por favor, ¿podrías decirle a todos dónde estuve hace un momento?

La muc
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