Capítulo 150
Era tarde en la noche, la asistente Clara ya había terminado su jornada laboral. César no permitió que Rajiv fuera con él y tomó las llaves del auto para conducir solo por las calles desiertas de Playa Escondida en medio de la madrugada. Estaban tranquilas a esa hora, sin vehículos, despejadas para el elegante Maybach negro que atravesaba rápidamente la noche lluviosa.

Aunque intentaba evitar ver a Lorena, el auto terminó justo en la entrada del hospital.

La lluvia cesó al rato y el aire se volvió fresco y húmedo. César bajó la ventana, con un cigarro entre sus dedos, pero no lo encendió, solo lo giraba en su mano. Miró hacia arriba, observando las pocas luces encendidas en las ventanas del hospital. La ventana que pertenecía a la habitación de Lorena ya estaba apagada.

Se quedó en el auto durante un largo rato, hasta que el viento nocturno trajo consigo una brisa fría. Pensó en encender el cigarro, pero de repente recordó que Lorena no soportaba el fuerte olor del tabaco. Ella siempre
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