Despierto con unas enormes ganas de comer fresas con crema y, como sé que Dante ya se debió ir, busco a Luciano, que es el que me da mis antojos.- Luciano - camino por el pasillo pero no lo veo - ¡LUCIANO! - por dios, ¿dónde se metió este hombre? En ese momento, aparecen ambos hombres con los rostros cubiertos de preocupación.- ¿Nena, estás bien? - ¿qué hace Dante aquí?- Gaby, ¿estás bien? - miro a Luciano y asiento.- Sí, es que tenía antojo de fresas con crema y te estaba buscando, pero no te encontraba - noto cómo Dante se pone tenso pero no dice nada.- Está bien, ya voy por tus fresas con crema - antes de que Luciano se vaya, Dante lo detiene.- Yo le cumpliré el antojo a mi mujer, váyanse, Gaby - miro a Luciano y este solo me regala una sonrisa. Bajo con Dante y me siento en la cocina viendo cómo saca las fresas y las lava. Veo que te llevas muy bien con Luciano.- Sí, él nos ha cuidado muy bien a los dos - todo el cuerpo de Dante está tenso pero no dice nada.- Ten, aquí está
Estoy de regreso en mi adorada Italia, aunque lo único en lo que he pensado todo este tiempo es en Dante. Necesito saber que él está bien, no soportaría perderlo.- No creo que fue buena idea venir, Dante me matará.- Yo te mataré si sigues diciendo eso, Luciano - manejamos hasta la casa y cuando llegamos todo está en silencio, pero hay desorden por todos lados - ¡Por dios, ¿qué pasó aquí??! - subo a la habitación que compartía con Dante y veo que sobre la cama hay una mancha grande de sangre - Dante...- Gaby, no es bueno que estés aquí - me siento como puedo en la cama y abrazo la almohada que es de él y aún huele a él, y sin pensarlo, comienzo a llorar.- ¿Dónde estás, mi amor...? - mi llanto es lo único que se escucha porque ni siquiera Luciano es capaz de decir algo; él solo se sienta a mi lado y me abraza.- Hay que salir de aquí, no es seguro - dejo la almohada dónde estaba, mientras salimos de la casa en la que alguna vez fui muy feliz.- Necesito saber de Alana, tengo que llam
Despierto con un fuerte dolor en mi pecho y también cerca del hombro. Cuando trato de abrir mis ojos, tengo que cerrarlos de nuevo porque la luz me molesta.- Dios - intento volver a abrirlos poco a poco y me doy cuenta de que estoy en un hospital - ¿Qué hago? - En ese momento me acuerdo de golpe de todo el secuestro de Dante... Manuel... Dante lastimado... ¡ME DISPARARON! ¡ENFERMERA! - Grito a todo pulmón y en menos de dos segundos, una enfermera entra.- Señora Giordino, qué bueno que despierta. ¿Cómo se siente?- ¿Cómo está mi bebé? - Pregunto sin rodeos.- Él está bien, no le pasó nada - Suelto todo el aire que tenía retenido.- ¿Y mi esposo? - Qué bien suena esa palabra.- Él está bien, aunque algo adolorido por los golpes, pero no deja de preguntar por usted.- ¿Puede hacerlo pasar? - Ella asiente, pero primero me hace un chequeo para mirar mis signos vitales.- Bueno, todo está en orden. Ya le llamo a su esposo.- Gracias - La enfermera se va y, luego de unos minutos, entra Dant
Ya estoy en mi último mes de embarazo, solo faltan días para tener a nuestro precioso Gabriel. Así es, así será su nombre. Al principio no quería, pero a Dante le hacía mucha ilusión que tuviera mi nombre, así que quedó Gabriel.Después de la maravillosa propuesta de matrimonio, decidimos que, después del nacimiento de Gabriel, nos casaríamos. He tenido tiempo de arreglar la boda con ayuda de Luna, pero tengo que admitir que también he recibido ayuda de Matilda y Val. Son buenas mujeres, pero sé que Val aún siente algo por Dante. Lo puedo ver en sus ojos cada vez que lo ve, pero no me molesta porque sé que ella no intentará nada para separarnos y también estoy segura de que Dante me ama con todo su ser. Así que no me quiero sentir insegura. Además, ella es la madre de mi pequeña Alana, quien a propósito no ha parado de decirme que cuándo nacerá su hermanito para jugar con él... Es toda una hermosura.- ¡Mami, llegué! - hablando de la reina de Roma.- Hola, mi ángel. - Se tira a mis bra
Dos meses después—Vamos, Gaby, ya es hora de levantarse.—Mmm, Luna, no quiero, tengo sueño —me quejo porque aún no me quiero levantar.—Gaby, hoy es tu boda y hay muchas cosas por hacer.—¡Joder! Hoy es mi boda… —Me levanto como un resorte de la cama y le sonrío a Luna—. Hasta que te paras.—¿Dónde está mi bebé?—Él está con Val y Alana, así que tienes toda la mañana para arreglarte y ponerte guapa.Me meto al baño y decido llenar la tina con sales y aromas para darme un baño relajante. Hoy quiero estar espléndida para Dante. Luego de tanto tiempo, al fin voy a ser su esposa, sin nadie que nos moleste o anule nuestro matrimonio. Después de estar media hora, Luna comienza a llamarme para que salga, ya que llegó el estilista. Tomo una bata y salgo del baño. Cuando me dirijo a la cama, veo una preciosa lencería blanca que sé que volverá loco a Dante.Me coloco la lencería y luego me vuelvo a poner la bata.—Ya estoy lista.La estilista se acerca y comienza a decirme cómo va a trabajar c
Al fin vamos a la cabaña a pasar nuestra noche de bodas. Después de despedirnos de todos, me encuentro tomada de la mano con mi marido. Suena genial **mi marido**; la verdad, nunca pensé que eso me fuera a pasar a mí. Nunca pensé en casarme y formar una familia. Todavía pienso que estoy en un sueño, pero si es un sueño, no quiero despertar nunca.Cuando llegamos, no puedo evitar recorrer la casa con la mirada. A pesar de verse como una cabaña normal por fuera, por dentro es otra cosa. Todo tiene un diseño entre lo normal y lo moderno, lo que hace la casa más hermosa.—Amor, esta casa es maravillosa.—Podemos comprar una así —miro a Dante sin poder creer lo que está diciendo.—¿Es en serio? —Él me sonríe y con su mano toma mi cintura, pegándome a su cuerpo.—Sí, amor. Sería lindo tener una casa más familiar para poder criar a nuestros hijos.Dios, ¿por qué es tan perfecto?—Bueno, cuando lleguemos de nuestra luna de miel miraremos eso, porque la verdad sí me encantaría tener una casa co
Gabriella Morelli, una chica italiana de 23 años, vive en Venecia con su hermana María, de 27 años, desde la muerte de sus dos padres en un accidente de tráfico. Gabriella siempre soñó con ser una gran bailarina. Quería estudiar en una escuela de danza, pero con el accidente de sus padres tuvo que dejar de lado su sueño y buscar un empleo para ayudar a su hermana con los gastos de la casa.-María, me voy. Iré a buscar empleo - dijo Gabriella.-Dale, no llegues tarde. Adiós -respondió María. Gabriella salió de la casa muy contenta y tomó el autobús que la llevaría al centro. Cuando llegó al centro de empleos, revisaron su hoja de vida y la hicieron esperar dos horas hasta que finalmente salió la chica de recursos humanos.-Señorita Morelli - la llamaron.-Sí, dígame - respondió Gabriella, acercándose.-Lo siento, pero no es apta para los trabajos que están disponibles - le informaron.-¿Qué? Pero puedo aprender fácilmente. Mire, en serio necesito el trabajo - suplicó Gabriella.-Lo sien
Estoy sentada en un escritorio frente al señor Giordiano, quien desde que llegué no ha parado de servirse ron. Este hombre sí que toma.- Vamos a hablar de cómo trabajarás aquí.- Soy toda oídos, señor -me cruzo de piernas y la mirada del señor Giordiano baja directo a ellas, pero luego vuelve a mirarme a mí.- Quiero que estés las 24 horas aquí en casa cuidando de mi hija. Solo podrás irte los fines de semana y, si te necesito para algún viaje, se te pagarán horas extra.- ¿Quiere decir que me quedaré a vivir aquí?- Así es. Yo no puedo hacerme cargo todo el tiempo de mi hija y mi nana ya está muy vieja para cuidar de un niño.- Entiendo.- No se preocupe, señorita Morelli, se le pagará bien.- Sí, es solo que no quería dejar tanto tiempo sola a mi hermana María, pero bueno, ella sabrá entender.- ¿Viven solo las dos?- Sí, desafortunadamente, mis padres fallecieron y quedamos solo las dos. Fue un duro golpe, pero supimos recuperarnos. -Veo que el señor Giordiano se queda pensativo, p