- ¿entonces princesita?- escuchó y la miró furiosa y le enseñó mi dedo del medio - te dio miedo- afirma con burla ¿Cómo puede ser tan cruel?.. no me voy a desvanecer decido reír con burla y miró a Samuel.- mi ,no tienes que - dice y sonrió es tan generoso y niego. suspira y tomo su cara y se ve preocupado- tranquilo tuve un excelente profesor - sonrió y el a mi pero aún así se ve preocupado.- gracias -me susurra, beso su mejilla para tranquilizarlo y siento la mirada que me taladra de Brayiam- tranquilo todo estará bien -susurro miró a mi padre y sonrió y me giro y veo a Brayiam que esta en el centro de la cancha con tina, el diciéndole algo. Y cuando estoy al frente de el se acerca- no tienes que hacer esto- me dice seguro y molestó. busca mi mirada pero no se la doy. nunca más caeré. - Si te quedas - me mira a los ojos con una mirada que no comprendo tiene a su amada Marisa ¿Qué quiere conmigo.? ¿Qué quiere de mi? Y se acerca tina - si te quedas a mi lado. Todo estará bien - mu
—Dile a mis padres que estoy aquí —le hablo enojada a un hombre que es la mano derecha de mi padre. En el fondo estoy asustada.Miro a Brayiam, me mira alarmante a la expectativa, frío y serio. — ¡Mi!-— escucho y es mi hermano, corro y lo abrazo fuerte — ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo?—me pregunta y mira a Brayiam y yo niego con la cabeza. —Los mato si te tocaron— dice seguro y firme.—No. se portó como un caballero—digo mirando a Brayiam quien me mira fijamente— lo siento— susurro y mis ojos se cristalizan. El asiente. — ¿Mi padre?— pregunto temerosa-—Tengo que pedirle perdón —le digo temblando y me mira serio. —Aquí estoy —lo escucho a mis espaldas. Cierro los ojos y respiro profundo. Me giro a verlo. Me acerco lentamente— No Michel —pone una mano para que me aleje de él. Me mira con desprecio, odio y repulsión.—Papá yo...— susurro, mis palabras no salen. Está enojado, lo veo en su mirada. Me mira fijamente a los ojos y alza su mano y me golpea, me abofetea y me voltea la cara.M
— ¿No vas a llorar...ni a quejarte? —pregunta con algo de burla. Alza una ceja retándome con la mirada.Solo me mira fijamente. Sin apartar la mirada de mí y eso me incomoda. Decido ignorar su mirada, solo miro por la ventana. — ¿Por… Porque mi padre me mandó con un loco desquiciado que apenas conozco? —Cuestiono y escucho un gruñido. — ¿Por qué me humille ante él? ¿Por qué me golpeó? ¿Por qué deje mi casa? —hablo con seriedad y con amargura, miro por la ventana hacia la carretera para no quebrarme ante él— ¿De qué me serviría llorar? —Lo miro amargamente — Si lo hago parecería María Magdalena, no me gusta el teatro y quejarme de la vida. Simplemente no es mi estilo. Sólo tengo que asumir las consecuencias —dirijo una vez más mi mirada a la ventana del auto, me giro y lo miro fijamente. —Soy una Somerlanders, enfrento lo que venga. —Digo con mucha seguridad, aunque por dentro estoy aterrada... sus ojos son tan penetrantes —Y llorar es un lujo que solo se da para las personas q
—Estoy cansada. —susurro levantándome de la cama y tomo asiento en un tocador para peinarme el cabello.Veo a Brayiam a través del espejo sentado aún en la cama. Mirándome fijamente. Como si fuera un radar. Realmente me intimida. — ¿Dónde voy a dormir? ¿Y dónde vas a dormir tú? —pregunto cortante mirándome en el espejo y dejando mi cabello perfecto, porque me obsesiona verme bien. —Aquí responde, en mí mismo tono. —Me sorprendo y lo miro nerviosa por el espejo.—Michel, yo te voy a dar tiempo —habla no muy convencido de sus palabras. Me levanto del espejo dispuesta a enfrentarlo, y de la nada entra un hombre sin tocar, lo miro mal por su atrevimiento y falta de prudencia y respeto. Al ver que Brayiam no dice nada lo miro. Y el muy descarado me mira y me graba con la mirada.— ¡Plancha, deja de mirar a mi mujer! —Habla amenazante.Se levanta de la cama y se pone delante de él. El hombre mira temeroso cuando ve la mirada asesina que le lanza Brayiam. —Disculpe señor. —Grosbfiab
—Me quiero ir —le digo, me giro para marcharme y lo miro, el ríe amargamente. — ¿De qué te ríes? —pregunto molesta.—De ti. —dice con descaro, lo miró sería —Hay muñeca —suspira con burla. Como si yo fuera un maldito payaso. —Me quiero ir a mi casa —digo segura y me giro. Abro la puerta y camino, pero no recorro ni siquiera un metro cuando me toma del brazo de manera fuerte. Veo acercarse un auto con hombres armados.— ¿Señor necesita ayuda? —Le preguntan a él, a mí ni siquiera me miran, como si yo no existiera. El niega.— ¡Entra a la casa! —Me ordena gritando.Me sobresalto ante sus gritos. Nunca había visto a una persona que un momento este calmada y luego grite de esa manera. —Yo no recibo ordenes tuyas, no soy tu títere —digo calmada y sin perder la compostura. Señalo a los hombres y me giro, me toma nuevamente del brazo con brusquedad, trato de soltarme pero me carga como un bulto. Me lleva en su hombro con la cabeza abajo y yo le doy puñetazos en la espalda. — ¡Suéltam
Michel Somerlanders Observo por el balcón y miro hacia abajo, son como cinco metros ¿Será que me mato? ¿¡Porque porque tiene que ser tan alto !? Miro hacia bajo una vez más y escucho pasos, rápidamente entro en la habitación, abre la puerta y corro a acostarme en la cama para que no sospechen nada. Veo a Marcia, la nana de Brayiam, entra en la habitación y respiro un poco aliviada.—Señora —me habla y trato de disimular mi disgusto por llamarme así —le traigo algo de comer —dice maternalmente mostrándome una bandeja y me doy cuenta que no puedo enojarme con ella, no es mala.—Gracias por la intención, pero no tengo hambre —hablo cortante aunque sé que ella no lo merece, pero mi orgullo es más grande y no puedo aceptar la ayuda y la caridad de nadie, cuanto desearía no tener tanta hambre, pero no voy a comer, tengo dignidad. Cuando salga de aquí lo haré con la cabeza en alto y luego comeré, comeré mucho.—Señorita no ha probado bocado se va a enfermar —en su voz se siente la preocupac
—Michel, cálmate —dice mientras toma mis manos —ves lo que me haces hacer por tus modales —se justifica.—Lo mataste —susurro y lo miro —eres un asesino —lo miro nerviosa.—No lo soy. —Lo hice por ti —me mira fijamente —así que ya sabes, ni se te ocurra hacer otra estupidez para que nadie más pague por ellas —me amenaza.Llegamos, me ayuda a bajar del auto. No podre borrar esas imagines de mi cabeza, estoy en shock, Marcia se acerca a nosotros.—Señor ¿Que tiene la señora? —pregunta, yo miro a todos lados.—Dale algo para los nervios, para que se calme, tuvo una primera impresión muy fuerte —respira hondo y yo lo miro de manera acusadora. —Fui a la biblioteca —me detuve un momento junto al teléfono ¡Dios, es un loco!—Vamos señora —dice Marcia y me toma de la mano, me lleva a la cocina, me mira preocupada - ¿Qué tiene señora? Míreme —me pregunta preocupada.—Asesinó a un hombre —susurro con miedo y aún no lo creo —le disparó a ese pobre hombre —tiemblo del miedo. —Lo hizo delante de m
—Soy yo —dice Brayiam, me pongo como un tomate, me giro, estoy temblando, se me acerca y me agarra por los brazos. —Estas temblando y muy helada —siento un corrientazo, una sensación nueva.—Lo sé —le digo, está caliente, cuanto quisiera que me abrazara. —Es… que me... duche con agua fría. —Tiemblo, busco un pijama de color negro.—Te vas a resfriar —me giro, esta tan cerca que no me gusta, me incomoda.—Me bañe con agua fría, el calentador no sirve, busqué una toalla pero no encontré una más grande —tiemblo y me mira con una mirada que no había visto antes.—Ven —me pide la mano, lo miro, lo abraza y cierro los ojos. —No quiero que te enfermes. —Huele muy bien. —No quiero ocasionar más problemas —digo con frío y me frota los brazos, se siente tan bien. Me abraza fuerte y apoya su cabeza encima de la mía.—Tranquila, mandaré a arreglar el calentador. —Asiento con la cabeza. —Ven vístete —me separo de él, veo como me mira. Aún tengo frío pero no como antes. Lo miro alarmante. —Me voy