—Dile a mis padres que estoy aquí —le hablo enojada a un hombre que es la mano derecha de mi padre. En el fondo estoy asustada.
Miro a Brayiam, me mira alarmante a la expectativa, frío y serio.
— ¡Mi!-— escucho y es mi hermano, corro y lo abrazo fuerte — ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo?—me pregunta y mira a Brayiam y yo niego con la cabeza. —Los mato si te tocaron— dice seguro y firme.
—No. se portó como un caballero—digo mirando a Brayiam quien me mira fijamente— lo siento— susurro y mis ojos se cristalizan. El asiente. — ¿Mi padre?— pregunto temerosa-—Tengo que pedirle perdón —le digo temblando y me mira serio.
—Aquí estoy —lo escucho a mis espaldas. Cierro los ojos y respiro profundo. Me giro a verlo. Me acerco lentamente— No Michel —pone una mano para que me aleje de él. Me mira con desprecio, odio y repulsión.
—Papá yo...— susurro, mis palabras no salen. Está enojado, lo veo en su mirada. Me mira fijamente a los ojos y alza su mano y me golpea, me abofetea y me voltea la cara.
Mi labio sangra, siento un ardor terrible en la mejilla.
— ¿¡Papá que haces!?—grita mi hermano, se pone delante de mí y mi padre lo mira de la misma manera que me mira a mí.
—Bratt no te metas ¿sí? Merezco esto...— digo temblando y me quitó de su lado y me pongo delante de mi padre, lo miró esperando que se apiade de mi —papito —susurro y me mira con asco y odio y me vuelve a golpear pero ahora más fuerte y siento el sabor de la sangre en mi boca.
— ¡No te quiero escuchar! —Me grita con firmeza y yo lo miró -—eras mi todo. —Dice con decepción, veo sus ojos y se ven llorosos —me traicionaste —dice con dolor y sus lágrimas salen, me golpea la cara y cierro los ojos del dolor.
—Papá perdóname —susurro, me arrodilló y lo veo desde abajo y no me mira —te lo juro que no sabía. —Le ruego y mis lágrimas caen por mis mejillas.
Brayiam me mira y parece que lo disfruta. Bratt permanece en silencio.
—Nos dejaste ¡A la familia!—recalca la palabra —por esa m****a. —Veo odio en sus palabras, mis lágrimas caen y las de él también.
—Papito lo hice por amor—me mira con asco —no sabía que era de la DEA jamás me hubiese metido con el si lo hubiese sabido...créeme. —lo agarro por la cintura fuerte. Me mira —perdóname —le susurro.
—Sabes lo que nos ha costado tu romance, tus estupideces. —veo en su mirada decepción — ¡Que decepción! —niego y no soporto escuchar eso, toda mi vida lo que hice fue evitar esas palabras.
—Papá —me levanta de los brazos fuertemente — ¿Qué quieres que haga para que me perdones? —Le digo y me mira fijamente —hago lo que me pidas. —Mi familia es lo que yo más amo, papá hago lo que me pidas. —Lo agarro y se sacude de mi —papi con tal de volver a ser tu muñeca, tu orgullo, hago lo que me pidas tú, mi familia es lo más importante —digo con lágrimas en los ojos.
— ¡Hija! —volteo, mi madre corre y me abraza y yo a ella muy fuerte —estábamos preocupados por ti —me habla con amor, mira mis lágrimas, mi labio que sangra y mi mejilla roja.
—Mami perdóname —ella me abraza fuerte y me siento tan débil.
—Mi muñeca, no hay nada que perdonar, eres inocente y lo hiciste por amor — dice llorando —vamos, ven para...—mi padre la interrumpe.
—Ella no va a ningún lado —lo miró asustada — ¿Quieres que te perdone? —Asiento — ¿Quieres remediar el daño que hiciste? —lo miró y asiento nuevamente con la cabeza.
—Mira Edward, mi hija no es un juguete ni tuyo ni de nadie, dice mi madre —mira a Brayiam, lo mira mal —ella se queda aquí conmigo —dice firmemente.
—No te metas mujer —miró a mi padre, mi madre nunca antes se ha rebelado ante él— ¿Qué pasa?
—Papá no lo hagas —veo a mi hermano enojado y suplicando— ¿Por qué lo haces?
—Va a estar bien —dice Brayiam Grosbfiab ¿Por qué dice eso él?
—Si quieres que te perdone te vas de aquí —lo miró sorprendida y sin entender.
— ¿¡Qué!? —Grito enojada —papá no me puedes hacer esto ¿No hay una forma de que no me vaya? — Niega —me mira frío y calculador. —Acabo de llegar —digo —y niega.
—No te lo voy a perdonar Edward Somerlanders, si haces esa estupidez. —Mi madre lo empuja —vamos muñeca no escuches a este idiota —dice molesta.
—Michel tú decides —dice mi padre firme, miro a mi madre y niego — ¿Quieres mi perdón? reivindícate conmigo —este no es mi padre, me mira de una manera muy extraña.
— ¿Qué quieres que haga? —interrogo, me mira serio y mira a Grosbfiab y yo respiro.
—Te vas con el alemán, con Grosbfiab —lo miro sorprendida —él te quiere a ti. Esa fue la condición que tuvo para no hacerte daño y ayudarte y ayudarnos a solucionar todo este lío en el que nos metiste. —Yo trago en seco y no puedo comprender —Si quieres que te perdone hazlo —me dice muy seguro.
—No es tu enemigo —susurró y lo miró.
—Te salvó, nos está ayudando y sólo te pide a ti. Tuve que aliarme con él por ti.-—Dice firme como si yo no fuera la gran cosa.
—Me estas cambiando como a un objeto. —lo miro con tristeza. —Me intercambias, ¿Qué amor? —digo mirándolo a los ojos sarcástica.
—Muñeca no lo escuches ¿sí? —Mi hermano me mira y toma mi mano —vámonos.
— ¡No te metas ¡Bratt! —Grita mi padre —se me puede olvidar que eres mi hijo también —yo lo miro y pienso ¿En qué momento cambio tanto mi padre?
—No ¡Bratt!, es mi culpa, todo lo que se hace tiene consecuencias —digo firme — si eso quieres. Si te importa más tu gran imperio de narcotráfico que yo… —hago una pausa y lo miro seria —si no te importo, si me mandas con un loco desquiciado, con un matón con tal de tener más dinero del que tienes, está bien. —Mis lágrimas caen, lo miró firmemente y el baja la mirada —mami te amo —veo como empuja a mi padre y se va corriendo y mi hermano se ve enojado.
— ¡Mi! no lo hagas —yo lo miro y le sonrío —muñeca, mi amor no lo hagas —me acerco y le doy un beso y un abrazo muy fuerte.
—De verdad lo siento. —Lo abrazo fuerte —estaré bien. Cuida a mamá. —Susurro en su oído —Te amo —me abraza fuerte —te amo no lo olvides. —Beso su mejilla
Camino y me pongo en frente de mi padre, lo miró a los ojos fríamente y me limpio las lágrimas.
—Todo lo que uno hace tiene consecuencias me lo enseñaste, que no se te olvide nunca porque a mí no se me va a olvidar... —digo firme —hoy estoy pagando un error... lamento haberte ocasionado problemas. —Me mira y yo miro mi casa, voy a dejarlo todo una vez más sin querer hacerlo. Camino hacia donde Grosbfiab —nos podemos ir —digo sería.
—Un momento muñeca —me dice y es tan intimidante, me sonríe de lado, lo miró sería y se acerca a mi padre.
—Fue un placer hacer negocios con usted —le sonríe y mi padre sólo lo mira a él, no a mí, tenía la esperanza que cambiará de opinión pero no fue así.
—Estamos a mano —dice mi padre mientras lo mira a los ojos —si le haces daño… —se miran y salen de la habitación para hablar a solas.
Mi casa, mi hermano, dejo una vez más a mi familia, y a mi padre le vale m****a.
Uno de los hombres de seguridad de Grosbfiab me abre la puerta del auto, entro y entra él también. Miró por la ventana.
—Debes estar feliz conmigo. Vas a estar bien —me dice y lo miró sería, veo que me mira y ve mi mejilla que me está matando de dolor. Pero eso no me va a matar, sino más bien la decepción.
—No me digas que quieres una igual —digo molesta, ya me harte de su mirada, me mira y se ríe.
— ¿Qué humor? Cambia esa cara muñeca -—dice roncamente y hace que me tense. Lo miro de reojo y se ve feliz ¿Qué le pasa? Trata de acariciar mi mejilla y me alejo. Me toma fuerte del brazo —deja de ser malcriada. ¡Me sacan de quicio tus modales! —dice serio. Y se acerca más y yo me alejo —más te vale que te vayas acostumbrando porque vamos a estar mucho más que cerca. —me quedó quieta y me acaricia la mejilla.
— ¿No vas a llorar...ni a quejarte? —pregunta con algo de burla. Alza una ceja retándome con la mirada.Solo me mira fijamente. Sin apartar la mirada de mí y eso me incomoda. Decido ignorar su mirada, solo miro por la ventana. — ¿Por… Porque mi padre me mandó con un loco desquiciado que apenas conozco? —Cuestiono y escucho un gruñido. — ¿Por qué me humille ante él? ¿Por qué me golpeó? ¿Por qué deje mi casa? —hablo con seriedad y con amargura, miro por la ventana hacia la carretera para no quebrarme ante él— ¿De qué me serviría llorar? —Lo miro amargamente — Si lo hago parecería María Magdalena, no me gusta el teatro y quejarme de la vida. Simplemente no es mi estilo. Sólo tengo que asumir las consecuencias —dirijo una vez más mi mirada a la ventana del auto, me giro y lo miro fijamente. —Soy una Somerlanders, enfrento lo que venga. —Digo con mucha seguridad, aunque por dentro estoy aterrada... sus ojos son tan penetrantes —Y llorar es un lujo que solo se da para las personas q
—Estoy cansada. —susurro levantándome de la cama y tomo asiento en un tocador para peinarme el cabello.Veo a Brayiam a través del espejo sentado aún en la cama. Mirándome fijamente. Como si fuera un radar. Realmente me intimida. — ¿Dónde voy a dormir? ¿Y dónde vas a dormir tú? —pregunto cortante mirándome en el espejo y dejando mi cabello perfecto, porque me obsesiona verme bien. —Aquí responde, en mí mismo tono. —Me sorprendo y lo miro nerviosa por el espejo.—Michel, yo te voy a dar tiempo —habla no muy convencido de sus palabras. Me levanto del espejo dispuesta a enfrentarlo, y de la nada entra un hombre sin tocar, lo miro mal por su atrevimiento y falta de prudencia y respeto. Al ver que Brayiam no dice nada lo miro. Y el muy descarado me mira y me graba con la mirada.— ¡Plancha, deja de mirar a mi mujer! —Habla amenazante.Se levanta de la cama y se pone delante de él. El hombre mira temeroso cuando ve la mirada asesina que le lanza Brayiam. —Disculpe señor. —Grosbfiab
—Me quiero ir —le digo, me giro para marcharme y lo miro, el ríe amargamente. — ¿De qué te ríes? —pregunto molesta.—De ti. —dice con descaro, lo miró sería —Hay muñeca —suspira con burla. Como si yo fuera un maldito payaso. —Me quiero ir a mi casa —digo segura y me giro. Abro la puerta y camino, pero no recorro ni siquiera un metro cuando me toma del brazo de manera fuerte. Veo acercarse un auto con hombres armados.— ¿Señor necesita ayuda? —Le preguntan a él, a mí ni siquiera me miran, como si yo no existiera. El niega.— ¡Entra a la casa! —Me ordena gritando.Me sobresalto ante sus gritos. Nunca había visto a una persona que un momento este calmada y luego grite de esa manera. —Yo no recibo ordenes tuyas, no soy tu títere —digo calmada y sin perder la compostura. Señalo a los hombres y me giro, me toma nuevamente del brazo con brusquedad, trato de soltarme pero me carga como un bulto. Me lleva en su hombro con la cabeza abajo y yo le doy puñetazos en la espalda. — ¡Suéltam
Michel Somerlanders Observo por el balcón y miro hacia abajo, son como cinco metros ¿Será que me mato? ¿¡Porque porque tiene que ser tan alto !? Miro hacia bajo una vez más y escucho pasos, rápidamente entro en la habitación, abre la puerta y corro a acostarme en la cama para que no sospechen nada. Veo a Marcia, la nana de Brayiam, entra en la habitación y respiro un poco aliviada.—Señora —me habla y trato de disimular mi disgusto por llamarme así —le traigo algo de comer —dice maternalmente mostrándome una bandeja y me doy cuenta que no puedo enojarme con ella, no es mala.—Gracias por la intención, pero no tengo hambre —hablo cortante aunque sé que ella no lo merece, pero mi orgullo es más grande y no puedo aceptar la ayuda y la caridad de nadie, cuanto desearía no tener tanta hambre, pero no voy a comer, tengo dignidad. Cuando salga de aquí lo haré con la cabeza en alto y luego comeré, comeré mucho.—Señorita no ha probado bocado se va a enfermar —en su voz se siente la preocupac
—Michel, cálmate —dice mientras toma mis manos —ves lo que me haces hacer por tus modales —se justifica.—Lo mataste —susurro y lo miro —eres un asesino —lo miro nerviosa.—No lo soy. —Lo hice por ti —me mira fijamente —así que ya sabes, ni se te ocurra hacer otra estupidez para que nadie más pague por ellas —me amenaza.Llegamos, me ayuda a bajar del auto. No podre borrar esas imagines de mi cabeza, estoy en shock, Marcia se acerca a nosotros.—Señor ¿Que tiene la señora? —pregunta, yo miro a todos lados.—Dale algo para los nervios, para que se calme, tuvo una primera impresión muy fuerte —respira hondo y yo lo miro de manera acusadora. —Fui a la biblioteca —me detuve un momento junto al teléfono ¡Dios, es un loco!—Vamos señora —dice Marcia y me toma de la mano, me lleva a la cocina, me mira preocupada - ¿Qué tiene señora? Míreme —me pregunta preocupada.—Asesinó a un hombre —susurro con miedo y aún no lo creo —le disparó a ese pobre hombre —tiemblo del miedo. —Lo hizo delante de m
—Soy yo —dice Brayiam, me pongo como un tomate, me giro, estoy temblando, se me acerca y me agarra por los brazos. —Estas temblando y muy helada —siento un corrientazo, una sensación nueva.—Lo sé —le digo, está caliente, cuanto quisiera que me abrazara. —Es… que me... duche con agua fría. —Tiemblo, busco un pijama de color negro.—Te vas a resfriar —me giro, esta tan cerca que no me gusta, me incomoda.—Me bañe con agua fría, el calentador no sirve, busqué una toalla pero no encontré una más grande —tiemblo y me mira con una mirada que no había visto antes.—Ven —me pide la mano, lo miro, lo abraza y cierro los ojos. —No quiero que te enfermes. —Huele muy bien. —No quiero ocasionar más problemas —digo con frío y me frota los brazos, se siente tan bien. Me abraza fuerte y apoya su cabeza encima de la mía.—Tranquila, mandaré a arreglar el calentador. —Asiento con la cabeza. —Ven vístete —me separo de él, veo como me mira. Aún tengo frío pero no como antes. Lo miro alarmante. —Me voy
—Brayiam, tu sabes que yo te amo. Ella no es mujer para ti, lo sabes —la miro a los ojos y agarro fuerte su brazo, se queja.—Según tú nadie es mujer para mí. Trato de calmarme para no hacerle daño — ¿Dime quién? ¿Tu? —dice.—Sí, yo. —Niego con la cabeza, está loca —Yo te amo, se cuáles son tus gustos, se todo de ti. —Cierro los ojos y respiro.—Yo no te amo y nunca lo voy a hacer, te veo como una amiga nada más. Entiende, lo de nosotros es solo sexo y nada más, eso es lo único que obtendrás de mí. —Digo firme. —Tú jamás serás una mujer para mí, métetelo en la cabeza, la quiero a ella y no voy a permitir que te metas con ella.—Solo te digo que ella no es mujer para ti —dice esto y se va.Me siento en el comedor, son las diez y apenas voy a desayunar, veo bajando las escaleras a Michel, se ve tan hermoso con ese vestido blanco, esos ojos verdes y ese cabello negro, largo, esas curvas que amo y que son tan tentadoras.La miro y es tan hermosa, sus ojos transmiten tanto.—Buenos días —d
Salgo corriendo y subo a la habitación furiosa, detrás de mí entra Brayiam y cierra la puerta. Lo miro molesta, me seco el vestido con una toalla, estoy empapada y la piel me arde. —Déjame ver —me dice pero lo ignoró dándole la espalda.— ¿¡Que!? —Grito frustrada, trato de abrirme el vestido pero no puedo, trato de calmarme. —Es el colmo, no me basto con el café hirviendo. —Estoy furiosa. —Peleo con la cremallera y no puedo bajarla. Brayiam se pone detrás de mí, baja la cremallera y abre el vestido, me lo quito y lo tiro de mala gana en el piso. Me pongo al frente de un espejo tengo la piel roja. —El me mira — ¿Estas feliz? —Pregunto enojada.—Voy a hablar con ella —me dice serio, le muestro mi pecho para que vea que tengo la piel roja y ardiendo, me mira pero de una manera que no esperaba, está mirándome con deseo, me aparto, esa no era mi intención.—Mira Brayiam déjame en paz y lárgate con esa niña mal educada —digo y busco una toalla.—Fue un accidente —dice. Me doy vuelta y lo