El sonido de una máquina haciendo "pi" me molesta, y para colmo, algo me está pinchando el brazo, lo que me fastidia aún más. Abro los ojos lentamente y me doy cuenta de que estoy en una habitación de hospital, pero no sé cómo llegué aquí. Cuando intento moverme, siento un fuerte dolor en el abdomen, así que suelto un quejido.—¡Rose! —James aparece en mi campo de visión con los ojos hinchados y unas ojeras muy notorias - Qué alegría que hayas despertado. ¿Cómo te sientes?—Me duele aquí abajo, pero no sé por qué —la cara de James se desfigura por completo.—¿No te acuerdas de nada? —Niego con la cabeza, pero en ese momento llega el médico y me revisa.—Bueno, todo está en orden. La herida de bala está sanando rápido, así que mañana podrás salir de aquí.¿Herida de bala? ¿Cuándo...? Esperen, no... El evento... Jack... Disparó... ¡El bebé! Me levanto como un resorte de la cama, sin importar el dolor, y miro a James asustada.—¡James, el bebé! ¡Dime que está bien! ¡Dímelo! —Veo cómo Jame
Despierto al sentir el cuerpo de James rodeando mi cintura. Me volteo lentamente y lo observo dormir plácidamente. Acaricio su mejilla y trato de memorizar su rostro para que siempre esté en mi mente.—Perdóname, mi amor —me levanto con cuidado, me doy una ducha rápida y salgo, colocándome unos pantalones y una blusa. Agarro la maleta con mis cosas y dejo la carta que le escribí a James sobre mi almohada. Miro a James por última vez y es inevitable soltar una lágrima.—Perdóname, James. Perdón, debo acabar con el maldito que me arrebató mi felicidad —salgo de la habitación y, como no hay nadie, corro al garaje y saco mi coche. Voy directo a un cajero y saco una buena cantidad de dinero, ya que tengo que deshacerme de estas tarjetas. Nadie puede conocer mis movimientos, y conociendo a James, sé que me buscará por cielo y tierra hasta encontrarme, pero no quiero que sea tan pronto.Llego a un hotel, dejo mis maletas y guardo el dinero en la caja fuerte.—Necesito salir para comprar un ce
Juego tras juego fui ganando, y cada vez los caballeros presentes en la mesa se sorprendían más, en especial Jack, que desde que llegué no ha parado de mirarme.—Bueno, caballeros, yo me retiro del juego. Fue un placer jugar con ustedes —tomo las fichas y salgo de allí contoneando mis caderas porque sé que Jack me está mirando. Voy a la barra y pido un trago, pero cuando lo voy a pagar, aparece Jack y paga la bebida.—Yo invito —me sonríe de una manera coqueta, y yo, con mucho esfuerzo, hago lo mismo.—Gracias, señor...—Jack, solo dime Jack.—Ok, Jack, muchas gracias por el trago.—Fue un placer invitar a una dama tan hermosa. Aunque, ¿sabes algo? Te me pareces a alguien que conozco.¡Mierda! Que no se dé cuenta. Intento ocultar mis nervios, así que me acerco a él y me siento con las piernas cruzadas.—No creo, soy nueva por aquí.—¿Cómo te llamas? —¡Piensa en un maldito nombre, Rose!—Ruth, un placer —le extiendo mi mano, y él la sostiene, dando un beso en ella, gesto que me da náuse
—Hola...No sabía qué hacer; estaba congelada justo en ese momento. Mi respiración comenzó a acelerarse de tal forma que mi corazón latía más rápido. Tenía a James justo en la línea, y por primera vez no sabía qué decir.—Rose... sé que eres tú, háblame, por favor. —Un dolor en mi pecho se instaló al escuchar cómo su voz comenzaba a debilitarse.—Rose, cariño, por favor, vuelve conmigo. Te lo suplico, te prometo que vamos a atrapar a Jack, pero juntos, mi amor. —Una lágrima salió de mi rostro, pero rápidamente la limpié.—Vuelve a mí, no sabes la falta que me haces, cariño. Yo... —su voz se quebró, y hizo una pausa.—Yo te necesito porque te amo con todo mi ser. —Ese fue el detonante; de mi boca salió un sollozo que rápidamente tapé con mis manos mientras varias lágrimas caían.—Rose, cariño...—Lo siento tanto, mi amor... pero no puedo volver, no sin antes acabar con Jack. —Antes de que dijera algo, colgué el teléfono. Sabía que lo iba a rastrear, así que salí del hotel y me quedé en
JamesSiento a mi pequeña llorar en mis brazos sin consuelo. Esta es la segunda vez que la veo así de frágil; la primera fue con la muerte de nuestro hijo, y esta sería la segunda.—Lo siento —acaricio su mejilla empapada y niego con la cabeza.—Te amo —y sin más la beso, pero es un beso cargado de amor y mucha pasión. Quiero decirle con este beso lo mucho que la amo y lo mucho que la extraño. Ella me corresponde colocando sus brazos alrededor de mi cuello, pegándose a mí como si su vida dependiera de ello.—Ven, te voy a llevar a casa; vas a enfermar —se separa de golpe y niega con la cabeza.—No puedo volver a casa, James.—Rose, todos te necesitamos, vuelve.—¡No puedo! Entiéndeme —acaricia mi mejilla - No puedo vivir pensando que ese maldito está vivo. Solo podré acabar con él estando dentro de su círculo —doy un suspiro frustrado, pero hoy no quiero discutir con ella, solo la quiero tener a mi lado.—Está bien, vamos a un hotel —ella asiente y sube al auto. Cuando llegamos al hote
RoseDespierto sintiendo un fuerte dolor en mi espalda. Estoy boca abajo e intento levantarme, pero al hacerlo, suelto un grito por el dolor que me causa.—Pequeña, quédate quieta —Jack aparece en mi campo de visión, con ojeras que revelan que no ha dormido bien - ¿Te duele? —Yo asiento.—Tranquila, ya te voy a traer algo para calmar el dolor. —No entendía su comportamiento; ayer me golpeó hasta dejarme inconsciente, y hoy se comporta conmigo como un ángel Toma estas pastillas —dice, ofreciéndome el medicamento. Las tomo y, con mucho cuidado, me levanto para ingerirlas - Descansa, tienes que reponerte.—No entiendo por qué me cuidas.—Porque por mi culpa estás así. No debí pegarte de esa forma, discúlpame.—Solo vete y déjame sola —cierro mis ojos y, cuando los abro, él ya no está aquí.Me despierto sobresaltada, dando un grito de dolor cuando escucho la puerta abrirse.—Hey, tranquila, soy yo, Luke. —Me relajo al reconocer su voz, al principio pensé que era Jack - ¿Cómo te sientes?—¿
Voy corriendo por todo el bosque sin importar los raspones y heridas que tengo en mi cuerpo. Lo único que quiero es llegar a una población y conseguir un teléfono para hablar con James. Después de dos horas de caminar, encuentro un pueblito, pero parece estar desolado.—¿Hay alguien que pueda ayudarme? —grito, esperando una respuesta, pero nadie responde - ¡Por favor, necesito ayuda! —Me siento en una silla y comienzo a llorar como una niña pequeña al pensar que estoy sola, sin nadie que pueda ayudarme.—Hola —me sobresalto al escuchar la voz de un joven.—Dios mío, pensaba que estaba sola. —Cuando intento pararme, el peso de estar dos horas corriendo me afecta, y me mareo.—Oye, tranquila —el joven me sostiene de la cintura, impidiendo que me caiga.—Ven, vamos a mi casa; hay que curar esas heridas y debes comer algo. —Yo asiento, algo dudosa por miedo a que sea alguien malo, pero no aparenta serlo. Llegamos a su casita humilde y él comienza a curar las heridas que tengo en el cuerpo
James…No puedo creer lo que ven mis ojos. Mi corazón late con mucha fuerza y siento cómo mi cuerpo deja de reaccionar al ver a James parado en la ventana. De un rápido movimiento, corre hacia mí y me levanta del suelo, haciendo que enrosque mis piernas en su cadera mientras comienza a besarme de manera desesperada. Cuando me separo un poco, puedo observar su rostro, que tiene varios golpes.—Dios mío, ¿el imbécil de Jack te hizo eso? —toco su rostro con cuidado, acariciando cada facción de su cara.—No pienses en eso ahora, tenemos que irnos —cuando él me baja, yo lo detengo - ¿Cómo entraste aquí? Es imposible, está lleno de guardias.—Entré por las caballerías, ahí no hay nadie. Vamos, Rose, no tenemos tiempo.—James, hay mucha gente rodeando el lugar. Nos van a matar si se enteran.—No puedo dejarte aquí —acaricia mi mejilla.—Tienes que ir y reunir un equipo grande para acabar con el miserable de Jack —me pego a su cuerpo y lo abrazo, tratando de sentir su calor una vez más por mie