Hoy es un día hermoso. Me levanto y me doy una ducha rápida para bajar a desayunar con mi familia.
—Hola, buenos días —ambos me dan un beso en la mejilla, invitándome a sentarme con ellos.
—¿Cómo estás, princesa?
—Bien, papá, amanecí con mucha energía —digo emocionada, mientras ambos me sonríen.
—Querida, ¿qué tal si ahora me acompañas a comprar unas cosas? —dice mi madre terminando su café.
—Claro —mi padre se retira para ir a trabajar y yo me dispongo a hacer algunos trabajos pendientes de la universidad.
Bueno, les contaré algo de mí. Tengo 19 años y estudio Administración de Empresas, ya que mi padre maneja una cadena de hoteles y quiere que, más adelante, tome yo el control de todo.
Si me preguntan por mi físico, soy bajita, mido 1.62, tengo cabello castaño y mis ojos son color miel. No me puedo quejar de mi cuerpo, puesto que mi madre hace que lo mantenga en forma, así que mi cuerpo, como dice ella, es perfecto.
—Hola, amiga —Mila me saluda por la cámara de la videollamada.
—Mila, ¿cómo estás?
—Algo aburrida, ¿salimos hoy?
—Claro, pasa por mí a las 9 pm, ¿te parece?
—Sí, amiga, bye, te quiero.
—Yo a ti, Mila. Mila es mi mejor amiga desde que tenemos 10 años. Nos conocimos en el instituto y desde ese momento no nos hemos separado, a pesar de que ella estudia diseño de modas siempre estamos juntas.
—Hija, ¿lista para irnos? —pregunta mi madre algo apurada.
—Sí, mamá - Tomo mi bolso, encaminándome a la puerta para salir. Al llegar al centro comercial, mamá, como siempre, empieza a comprar ropa como loca.
—Mamá, ¿no te parece que ya tienes mucha ropa? —mi mamá para en seco y me mira mal.
—Hija, para mí nunca es suficiente, además nos lo podemos permitir —sí, claro, todo lo que gastas es con el dinero de mi padre.
—Sí, mamá, pero me parece que ese dinero lo deberíamos aprovechar para ayudar a otros que sí lo necesitan.
—¡¿Por qué no te callas, Rose?! —grita mi madre, ya molesta—. Si vas a estar con esa actitud, mejor vete —ella sigue mirando sus cosas y yo, de la rabia, salgo dejándola sola.
Al llegar a casa me encuentro a mi nana Estela.
—Niña Rose, pensaba que estabas con la señora Noelia.
—Estaba —digo algo molesta.
—¿Pasó algo, mi niña? —pregunta, sentándose a mi lado.
—Mi mamá pasa, parece que no me quisiera —ella me abraza y yo permito que lo haga.
—No digas eso, Rose, entiende que tu madre es algo complicada —no creo que esa sea la palabra indicada para definir a mi madre.
—Yo solo quiero que por una vez en su vida se porte como una madre.
—Tranquila, mi niña, sabes que me tienes a mí —le sonrío, mientras le doy un gran abrazo.
—Lo sé, soy muy afortunada por tenerte a mi lado, nana.
Al llegar la noche, me coloco un vestido y me maquillo un poco. A las 9 pm llega mi amiga puntual, con un vestido bastante sexy.
—Vaya, amiga, vas con todo —digo riendo.
—Hoy vamos de cacería y no me contradigas —me río por su comentario y asiento.
—Ok, vamos.
El lugar está lleno de gente, así que mi amiga pidió un sitio VIP para las dos, ya que tenemos privilegios por ser hijas de grandes empresarios.
—¿Qué desean tomar, señoritas? —el mesero nos sonríe. Tengo que admitir que es bastante guapo, pero veo que mi amiga ya le echó el ojo.
—Trae dos margaritas —eso sí sonó coqueto. Mila le sonríe y este parece copiarle, porque le sonríe también.
Después de varios tragos, me encuentro bailando en la pista de baile sola. No soy de las chicas a las que le importe bailar sola, yo solo me dejo llevar por la música.
Cuando ya estoy cansada, decido ir por algo a la barra. Me meto como puedo y le digo al mesero:
—Dame una cerveza.
—Oye, ¿no ves que yo estaba primero?
Cuando me volteo, veo a un hombre bastante sexy. Su cuerpo está bien formado y ni hablar de su rostro, es perfecto.
—¿Ya terminó de repasarme? —miro los ojos de aquel extraño, parecen como dos faroles, una combinación de azul con algo de blanco.
—Disculpe, señor, pero yo no lo vi haciendo fila.
—Pues yo estaba primero, niñata —¿perdón? ¿Me dijo niñata? ... Ah, no, eso sí que no.
—Mira, imbécil, a mí no me llames así —le digo señalando su pecho.
—Es la verdad, más bien quítate —en esas llega el mesero con la cerveza, entonces mi bombilla se enciende.
Hay querido, no sabes con quién te metiste. Tomo la botella en mis manos y aprovecho que está distraído para tirarle la cerveza justo en su perfecta cara.
—Ahí tienes, por idiota.
Salgo del lugar con una sonrisa triunfante, sin importar los gritos e insultos de aquel hombre extraño.
JamesMe levanto con un fuerte dolor de cabeza; la fiesta de ayer fue tremenda. A pesar de la niñita que se atrevió a tirarme el trago en la cara, juro que en ese momento quise estrangularla, pero me controlé por dos razones: primero, no le pego a las damas, y segundo, la niñata no estaba nada mal, al contrario, era muy hermosa.Antes que nada, me presento. Soy James Adam, tengo 29 años y soy excombatiente de las fuerzas especiales del ejército. Sin embargo, debido a un accidente que no quiero recordar, salí del ejército y ahora me dedico a ser el guardaespaldas de las familias más adineradas de Londres.Mi teléfono suena, así que lo tomo para contestar la llamada.—Hola, Liam.Liam es mi mejor amigo y también compañero en el trabajo. Nos conocimos hace algunos años cuando inicié en el trabajo como guardaespaldas, hasta que ambos decidimos crear una empresa de seguridad.—James, tenemos trabajo. Te quiero en media hora en el hotel Hilton.—Ok.Cuelgo la llamada y me levanto para darme
RoseNo lo puedo creer, justo delante de mí tengo al idiota al que le tiré la cerveza. Este me mira sorprendido y con un toque de enfado.- ¿Se conocen? - pregunta mi padre.- No, solo nos vimos una vez - le digo, mientras observo cómo este se tensa.- Bueno, querida, déjame presentarte a los nuevos guardias de seguridad - ambos hombres se paran y se arreglan sus trajes.- Este es Liam, será el guardaespaldas de tu madre - sí que era lindo, extiende su mano y rápidamente yo se la recibo.- Un placer, señorita Hilton - tiene una hermosa sonrisa y ni hablar de sus ojos.- Dime Rose.- Y este es James - James extiende su mano y yo se la recibo - él cuidará de ti, Rose. Cuando mi padre dice eso, aprieto sin querer la mano de James, haciendo que este suelte un gruñido.- Lo siento - digo bajito.- Bueno, un gusto conocerlos. Papá, tengo que ir a la universidad, así que adiós.- Hija, James va contigo. ¡Joder, lo que faltaba!- Ok, en 20 minutos salimos - esta vez lo miro a él y este asiente
James agarra a Tom del brazo y lo detiene de golpe.—Oye, imbécil, suéltalo —le digo furiosa, pero veo cómo los ojos de James pasan de mi cara a mis pechos, y en ese instante me doy cuenta de que no tengo camisa.—Mejor tápate. Y tú, imbécil, ¡largo de aquí! —Tom recoge sus cosas y le hago una cara de disculpas. Me pongo la camisa bajo la atenta mirada de James.—¿Podrías dejar de mirarme mientras me visto? —digo algo molesta.—No quiero que vuelvas a meter a ese tipo en tu cuarto.—¿Perdón? Solo llevas conmigo unas jodidas horas y ya te crees con derecho a decirme qué hacer. —Este tipo me tiene cansada. Maldito el día en que a mi padre le dio por contratarlo.—Tu padre me dio la autorización de intervenir a mi modo, así que no quiero que vuelvas a meter a ningún tipo en esta habitación.La rabia me gana, así que levanto la mano para darle un puñetazo, pero él es más rápido que yo y rápidamente me agarra de los brazos y me coloca contra la pared. Mi respiración se acelera al sentir su
Estoy preparando mi maleta para salir mañana de viaje. Al parecer, me voy a Los Ángeles a la casa de recreo que mi padre compró. Dijo que desde allí podría presentar mis exámenes y ver las clases que me pierda en la universidad, pero la verdad es que eso no me importa. Lo que me importa es que me alejarán de las personas que quiero y tendré que compartir con James un mes entero, pero solos, y si la cosa no se soluciona, tendré que quedarme más tiempo.- Hola, Mila - ahora estoy hablando con Mila por videochat.- No puedo creer que te vas a ir y me vas a dejar - dice ella llorando.- Lo siento, Mila. Yo no me quiero ir, pero es necesario - trato de no llorar, pero me es imposible. Mila y yo nos conocemos desde que tenemos 10 años; yo la considero como una hermana, y ella a mí.- Prometo ir a visitarte con Tom.- Por favor, no me dejes morir con el loco cascarrabias - se ríe desganadamente, igual que yo.- ¿Si piensas hacer lo que te dije? - La idea me resulta tentadora. Tal vez, si lo s
Después de que James se fuera al baño por como media hora, me quedé profundamente dormida hasta que sentí como alguien tocaba mi mejilla. Al abrir mis ojos, vi que era James.- Ya llegamos - dijo, como siempre con su mirada fría y poco expresiva.- Ok, gracias - respondí. Bajamos del avión y de inmediato sentí el calor de Los Ángeles.- ¡Qué calor hace!- No debiste venir con esa ropa - respondió James. Miré mi ropa y tenía razón.- Bueno, eso sí no te lo discuto. Mejor vamos rápido a la casa para cambiarme, o mejor dicho, meterme a la piscina - comenté.Nos subimos al carro y durante todo el trayecto ninguno de los dos habló. Al llegar a la casa, nos recibió una señora y una muchacha joven que no paraba de ver con descaro a James.- Señorita Rose, bienvenida. Mi nombre es Nora y esta es mi hija Luciana - dijo la señora. La chica me saludó de mala gana, mientras que a James le dio un sonoro beso en la mejilla.- ¿Puede enseñarme mi habitación, señora Nora? - pedí. Ella asintió y me lle
Han pasado una semana desde el accidente que tuve en la alberca. Afortunadamente, la herida sanó rápido y pude comenzar a caminar con tranquilidad. Todo este tiempo, James estuvo conmigo acompañándome. La verdad, no sabía si lo hacía por trabajo o porque en realidad le nacía ayudarme.Tomo una ducha y me coloco unos shorts y un crop top. Bajo a desayunar y, como de costumbre, está la perra de Luciana.- Buenos días, me gustaría desayunar.- Puedes hacerlo perfectamente - responde Luciana de forma tajante.- Pues quiero hacerlo sola.- Pues fíjate que no me quiero ir - doy un golpe a la mesa y me paro enojada, fulminándola con la mirada.- ¡Pero ¡quién m****a te crees para hablarme así! Me debes respeto - ella se ríe y niega con la cabeza.- No, eso jamás pasará. Tú solo eres un maldito estorbo.- Mira, estúpida, te recuerdo que estás en MI casa y, si no fuera porque le tengo aprecio a tu madre, ya te hubiera corrido de aquí.- ¿Crees que te tengo miedo? Eso jamás, y ¿sabes algo? Vete d
Me levanto temprano para ir a la universidad que me va a recibir mientras esté aquí en Los Ángeles. Me doy un baño y me coloco algo fresco, ya que hoy hace un calor del demonio.Bajo a desayunar y doy las gracias por no encontrarme con Luciana, pero me parece raro porque James no está. Tomo mi desayuno con tranquilidad, pero cuando termino, veo que se me hace tarde. Subo a su habitación, pero no hay nadie; es más, la cama está tendida como si no hubiera dormido en ella. Salgo de la habitación y comienzo a buscarlo por todas partes hasta que decido llamarlo. El teléfono empieza a sonar, pero me llevo una gran sorpresa al escuchar su celular en la habitación de Luciana. Rápidamente, sin preguntar, abro la puerta y lo que veo me deja en shock: la perra de Luciana está desnuda junto con James, dormidos en la cama.—¡James! —Este abre los ojos de golpe, pero parece desorientado. Primero me mira a mí y luego a Luciana, quien le sonríe, pero él se levanta de golpe.—¡¿Qué m****a pasó?! —Ella
James vuelve a besarme de una manera salvaje, como si estuviera ansioso. Yo intento separarme, pero algo dentro de mí no me lo permite. Así que, sin pensarlo, rodeo su cuello con mis brazos y lo pego más a mí. Él toma mis piernas y hace que rodee su cintura con ellas, y oh, por Dios, en esta postura puedo sentir su enorme erección. ¿Qué se sentirá tenerla adentro?- ¿Qué me estás haciendo, Rose? - pregunta James con la respiración agitada.- Lo mismo digo - respondo.Subimos a mi habitación y él me tumba en la cama, comenzando a dar besos por todo mi cuerpo, desde mi boca hasta mi abdomen, haciendo que de mi boca salgan varios gemidos. Pero, de repente, me acuerdo de lo sucedido con Luciana, así que lo paro de golpe.- ¡Déjame! – exclamo. Él me mira confundido y con la respiración agitada.- ¿Qué pasa? - pregunta, genuinamente confundido.- Pasa que te acostaste con la perra de Luciana - le digo, y él se tapa la cara con las manos como si estuviera frustrado.- Ya te dije que entre ell