capitulo 4

James agarra a Tom del brazo y lo detiene de golpe.

—Oye, imbécil, suéltalo —le digo furiosa, pero veo cómo los ojos de James pasan de mi cara a mis pechos, y en ese instante me doy cuenta de que no tengo camisa.

—Mejor tápate. Y tú, imbécil, ¡largo de aquí! —Tom recoge sus cosas y le hago una cara de disculpas. Me pongo la camisa bajo la atenta mirada de James.

—¿Podrías dejar de mirarme mientras me visto? —digo algo molesta.

—No quiero que vuelvas a meter a ese tipo en tu cuarto.

—¿Perdón? Solo llevas conmigo unas jodidas horas y ya te crees con derecho a decirme qué hacer. —Este tipo me tiene cansada. Maldito el día en que a mi padre le dio por contratarlo.

—Tu padre me dio la autorización de intervenir a mi modo, así que no quiero que vuelvas a meter a ningún tipo en esta habitación.

La rabia me gana, así que levanto la mano para darle un puñetazo, pero él es más rápido que yo y rápidamente me agarra de los brazos y me coloca contra la pared. Mi respiración se acelera al sentir su cuerpo grande y tonificado pegado al mío, y sin poder evitarlo, me muerdo el labio inferior. Él abre la boca y traga duro cuando fija sus ojos en mis labios, pero algo lo hace reaccionar y me suelta.

—Haz lo que te digo —James sale y me deja con la respiración agitada y con esa sensación de querer más de él.

—¿Pero qué ha sido todo esto? —Entro al baño y me pongo una pijama cómoda. Mañana tengo clases a las 7 a.m., así que tengo que levantarme temprano.

Suena el horrible despertador a las 5:30 a.m. Con una terrible pereza, me dirijo al baño y luego salgo para ponerme mi ropa y peinarme.

—Hola, mamá —saludo a mi madre, que como de costumbre está tomando su té de las mañanas.

—Hola, hija, siéntate —me siento a su lado y veo cómo Liam entra con una taza de café.

—Buenos días, Liam —le sonrío formal.

—Buenos días, señorita Rose.

—Ya te dije que dejes el "señorita", solo "Rose".

—Está bien, Rose. —Mi madre interrumpe.

—¿Ya desayunaste, Liam?

—No, señora, pero enseguida lo hago.

—Ven, desayuna con nosotras. —Liam parece dudar, pero al final se sienta y comienza a comer con nosotras. Liam es un chico muy simpático y, además, guapo. Ojalá mi padre me hubiera asignado a Liam.

—Buenos días, señora Lia —entra James con su perfecto traje y al ver a Liam sentado con nosotras, frunce el ceño.

—Ven, James, siéntate a desayunar —mi madre, formal, le extiende una taza de café.

—Señora, no creo que sea lo correcto.

—Vamos, James, siéntate. Es una orden —mi mamá intenta sonar seria, pero es obvio que no le sale. Entonces James se sienta justo enfrente de mí y siento cómo posa su mirada en mí.

—¿Y díganme, durmieron bien? —mi madre mira a ambos caballeros, y ambos responden con un "sí".

—La cama es muy cómoda, señora Lia, mejor que la mía —dice Liam.

—Me alegra. Yo estoy muy agradecida con ustedes por cuidarnos a mi hija Rose y a mí.

—Para eso estamos, señora, para servirle —cuando James dice eso, me levanto y lo miro.

—En 5 minutos salimos.

—Como ordene, señorita Rose —ruedo mis ojos, ya que odio que me digan "señorita".

—Adiós, mamá, te amo. Adiós, Liam —le dedico una sonrisa pícara a Liam y él me la devuelve.

Cuando estoy en el coche, veo que James no para de mirarme.

—¿Me quieres decir algo, James? —digo en tono inocente.

—Sé lo que haces.

—¿Ah, sí? ¿Qué hago?

—Le estabas coqueteando a Liam. —Me río por su comentario, pero en ese momento llegamos y él me ayuda a bajar. Yo rápidamente lo acorralo contra el coche y le digo, muy cerca de su rostro:

—¿Y si así fuera, qué? - Él se tensa y, de un rápido movimiento, me acorrala a mí.

—No juegues, Rose.

—Ah, ahora sí soy Rose.

—Él trabaja para tu padre, así que no puede tener ningún tipo de relación contigo.

—Sabes que ya me aburrí de ti. —Le doy un pequeño empujón y salgo caminando, moviendo mis caderas exageradamente porque sé que me está mirando.

—¡Amiga! —Mila está sentada al lado de Tom.

—¡Hey, loca! ¿Cómo estás? —Mila me da un abrazo.

—Bien. Tenemos que hablar ahora.

—Ok.

—Hola, preciosa —Tom me da un beso cerca de la boca.

—Hola. Siento lo de ayer. —Él sonríe y me acaricia la mejilla.

—No te preocupes, todo fue culpa del maldito de tu guardaespaldas.

—Es que se toma muy en serio su trabajo.

—Pues no me gusta. —Entra el maestro y comienza su aburrida clase. Después de 2 horas, Mila y yo salimos a comer algo y, como siempre, James sale detrás.

—Este, James, me gustaría tener privacidad con mi amiga —le digo algo molesta.

—Sabes que no me puedo alejar mucho.

—Solo vete, no estés tan cerca. Quiero conversar de cosas de chicas y no quiero que las escuches. —Él hace mala cara y se aleja un poco.

—Ahora sí, amiga, suéltalo —dice Mila.

—Lo odio, es un pesado.

—¿Ya qué hizo?

—Ayer me interrumpió cuando iba a tener sexo con Tom y lo sacó a patadas de la casa.

—¿En serio eso hizo?

—Sí. —Asiento.

—Pero pasó algo más. Cuando Tom se fue, este me acorraló contra la pared. No me besó ni nada por el estilo, pero cuando lo sentí tan cerca, juré sentir como si una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo, cosa que nunca me ha pasado con Tom. —Mi amiga se queda pensando un rato, pero después reacciona.

—¡Te gusta! ¡James te gusta, amiga!

—¿Qué? ¡Pero qué mierdas dices, Mila! ¡Yo lo odio!

—Por Dios, Rose, el hombre es todo un dios del Olimpo. ¿Cómo me vas a decir que no te gusta? - Bueno, sí, ella tiene razón, James es muy sexy, pero su carácter es una m****a.

—Sí, amiga, pero su forma de ser le quita lo bonito.

—Amiga, ¿y si lo seduces? Él se ve muy profesional en lo que hace, de seguro se cansará de que lo estés acosando y así renunciará.

—¿Es en serio, Mila? ¿Quieres que me le meta hasta por los ojos? ¿Y si pasa el efecto contrario? - Ella sonríe.

—Vuélvelo loco, sé rebelde como eres tú, pero también coqueta con él y con otros. —Cuando voy a responder, aparece James.

—Señorita, su padre la solicita en el hotel. —¡Y dale con el "señorita"!

—Ok, amiga, me voy.

—Dale, adiós, y recuerda lo que te dije.

—Lo pensaré.

Llegamos al hotel y nos recibe Marco, un chico que desde hace mucho tiempo está babeando por mí, pero nunca le he prestado atención. Él trabaja para mi padre como su mano derecha.

—Hola, Rose —me da un beso en la mejilla.

—Hola, Marco, ¿cómo estás?

—Bien, Rose, ¿y tú?

—Bien, Marco, con mucho estudio, pero ahí vamos —le doy una cálida sonrisa.

—Señorita, su padre la espera. —Marco mira a James de pies a cabeza, pero antes de que diga algo, me despido de él.

—Tengo que irme. Nos vemos luego.

—Hola, papá —me acerco a él y le doy un cálido beso.

—Hija, tengo algo que decirte —veo su cara y sé que es algo serio.

—¿Qué pasa, papá?

—Quiero que te vayas un mes de Londres.

—¡¿Qué?! ¡No! ¡Tengo mis estudios, no puedo dejarlo todo!

—Hija, entiende que es por tu seguridad.

—Papá, creo que estás exagerando - Él niega con la cabeza y saca de su escritorio un sobre.

—Ábrelo. —Lo tomo y, cuando lo abro, veo varias fotos mías en diferentes lugares.

—¿Quién sacó las fotos?

- Te están siguiendo, hija. Esas fotos me las enviaron las personas que me están amenazando. Te tienen en la mira, hija. Tengo miedo de que te pase algo. — Doy un suspiro tratando de entender todo. Veo en su rostro dolor y cansancio, por eso decido no discutir más.

- Está bien, papá. ¿A dónde voy?

- Vas, hija. James te acompaña - ¡¿Qué?!

- Papá, no cre...

- No se discute, hija. Vas con James y punto.

- ¿Por qué a mí?

- Está bien, papá.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo