capitulo 5

Estoy preparando mi maleta para salir mañana de viaje. Al parecer, me voy a Los Ángeles a la casa de recreo que mi padre compró. Dijo que desde allí podría presentar mis exámenes y ver las clases que me pierda en la universidad, pero la verdad es que eso no me importa. Lo que me importa es que me alejarán de las personas que quiero y tendré que compartir con James un mes entero, pero solos, y si la cosa no se soluciona, tendré que quedarme más tiempo.

- Hola, Mila - ahora estoy hablando con Mila por videochat.

- No puedo creer que te vas a ir y me vas a dejar - dice ella llorando.

- Lo siento, Mila. Yo no me quiero ir, pero es necesario - trato de no llorar, pero me es imposible. Mila y yo nos conocemos desde que tenemos 10 años; yo la considero como una hermana, y ella a mí.

- Prometo ir a visitarte con Tom.

- Por favor, no me dejes morir con el loco cascarrabias - se ríe desganadamente, igual que yo.

- ¿Si piensas hacer lo que te dije? - La idea me resulta tentadora. Tal vez, si lo seduzco y me vuelvo algo rebelde, lograré que él se vaya.

- Sabes, amiga, creo que sí lo voy a hacer. Vamos a seducir a mi querido James.

- ¡Esa es mi chica! - Mila y yo hablamos por dos horas más y, cuando dejamos de hablar, no pude evitar soltar varias lágrimas, pero entonces alguien entra y rápidamente las limpio.

- ¿Que no te enseñaron a tocar? - James aparece en mi campo de visión, pero al ver su cara percibo un toque de preocupación.

- ¿Estás bien? - se sienta a mi lado.

- ¿Quién te dio permiso de sentarte? - digo algo enojada.

- Rose, solo quiero ayudar, no te estoy atacando - él tenía razón, solo quería saber cómo estaba. Pero ¿quieren saber cómo estaba? Me sentía como una m****a, solo quería llorar y que me consolaran, así que mis ojos se empezaron a cristalizar. Sin que él se lo esperara, me lancé sobre él y me abracé a su cuerpo como si mi vida dependiera de él mientras varias lágrimas salían. Al principio él se tensa, pero después siento cómo sus brazos rodean mi cintura, haciendo pequeñas caricias.

- Todo esto me supera, James. Odio sentirme así de débil - James me separa un poco y hace que lo mire a los ojos.

- Rose, es normal que te sientas así; todo esto es mucho para una persona que llevaba una vida normal - acaricia mi mejilla y ahí está otra vez esa corriente eléctrica. No sé por qué, pero mi vista va a sus labios, y él hace lo mismo. Así que, poco a poco, nos vamos acercando, pero James, al notar lo que vamos a hacer, se para como un resorte.

- Descansa, Rose. Mañana salimos temprano - y sale sin siquiera decirme buenas noches. Jodido idiota.

Siento cómo alguien me mueve y me llaman de lejos.

- Rose, hija, levántate - abro mis ojos y veo a mamá. Ella me está sonriendo, pero tiene sus ojos apagados.

- Hola, mamá - le doy un beso y un abrazo.

- Levántate y báñate, hija. Salen en media hora - asiento y me meto a la ducha. Salgo, me echo crema de manos y luego me coloco algo sencillo. Bueno, no tan sencillo. La verdad es que soy amante de la moda, así que siempre quiero verme genial.

- Qué hermosa estás, mi niña - mi padre me saluda con un gran abrazo y veo a Liam y James parados en la puerta.

- Señores, buenos días - les regalo una sonrisa y, de inmediato, Liam me la devuelve, pero el témpano de James no.

- Buenos días, señorita Rose - es chistoso porque ambos lo dicen a la misma vez. Así que ambos se miran e intentan no reírse.

Estamos en el aeropuerto, a punto de abordar el jet privado de mi padre. Me despido de ellos con un gran abrazo, y cuando veo a Liam, también lo hago, pero le digo al oído:

- Cuida bien a mi madre porque si le pasa algo, te corto los huevos - le doy una mirada amenazante, pero él, como siempre, me lanza una sonrisa de “moja bragas”.

- Con mi vida, Rose - veo cómo James fulmina a Liam con la mirada y después a mí, así que decido mejor subir al jet y no prestarle atención. Este se sienta al frente mío y el avión despega. Miro por la ventana y doy un largo suspiro pensando en mi familia y amigos.

- ¿Qué tienes con Liam? - James y su bocota.

- Nada - le digo seca.

- Recuerda, Rose, él es un empleado y no es correcto que tengan ese tipo de relación. Además, él no es el hombre para ti - Ok, Rose, es el momento. Haz lo tuyo. Me quito el cinturón y, de un rápido movimiento, me coloco encima de él.

- ¿Qué... qué haces, Rose?

- Entonces, ¿quién es el hombre para mí? ¿Alguien como tú? - Este se coloca tenso y siento que traga duro.

- ¿Qué... qué dices? ¡Rose, bájate! - intenta bajarme, pero yo me pego a su cuello, haciendo que mi sexo quede justo sobre su miembro, que, por lo que noto, está cobrando vida.

- ¿Y si no quiero, James? - hablo lo más inocente posible.

- Rose, no estoy para tus juegos. Bájate ahora

 veo sus ojos y parece como si tuviera un conflicto interno, como si se debatiera entre tocarme o no. Así que le doy un pequeño empujoncito, haciendo un leve movimiento de cadera. Este toma mis caderas automáticamente.

- Quédate quieta, no hagas eso - vuelvo a hacer lo mismo.

- ¿Por qué no? - sonrío maliciosa y esta vez sí me muevo como debe ser, haciendo que ambos soltemos un gemido. Pero cuando él lo hace, se sorprende y rápidamente me quita de encima y sale disparado al baño. Sonrío por lo que acabo de hacer, pero la verdad es que quedé con ganas de más. Rose, solo acuérdate de que lo odias y que todo esto es solo para provocarlo, nada más.

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