Capítulo 39

Camila disfrutaba del momento con su hermana, compartiendo risas y pequeñas cucharadas de su postre improvisado. Sin embargo, el sonido de la puerta principal cerrándose de golpe las interrumpió. Ambas voltearon hacia el pasillo, pero Camila intentó mantener la calma.

De repente, Alejandro apareció en el umbral de la cocina, tambaleándose ligeramente y con el rostro serio. Su voz, cargada de enojo y el aroma inconfundible del alcohol, resonó en el espacio.

—¿No te dije que no me esperaras despierta? —gritó, su mirada fija en Camila.

La pequeña Rica se asustó de inmediato, soltando la cuchara y corriendo a abrazar la pierna de su hermana con fuerza. Camila, protectora, se inclinó para envolver a Rica en un abrazo, tratando de calmarla.

—Por favor, baje la voz, señor Alejandro. Está asustando a mi hermana —dijo Camila con firmeza, aunque su corazón latía con fuerza.

Alejandro la miró, frunciendo el ceño, y luego desvió la mirada hacia la niña que se escondía detrás de ella. Respiró prof
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