Capítulo 132: En busca de CamilaAndrés salió de la mansión con una expresión seria en el rostro. Caminó con paso firme hasta su auto y, sin perder un segundo, encendió el motor y se dirigió al aeropuerto. Sabía que su primo Alejandro no tardaría en llegar, y aunque no compartían siempre la misma visión, en esta ocasión tenían un objetivo común: encontrar a Camila.El viaje hasta el aeropuerto fue silencioso. Andrés iba inmerso en sus pensamientos, repasando cada detalle de la situación. Sabía que Alejandro estaba al borde del colapso, y aunque lo disimulaba bien, su desesperación era evidente. Cuando finalmente llegó al aeropuerto privado, aparcó su auto y se dirigió hacia la pista de aterrizaje, donde un jet privado ya los esperaba. Miró su reloj. Alejandro no debía tardar.Pasaron unos minutos que parecieron eternos, hasta que un auto negro se detuvo frente a él. Alejandro bajó con la misma determinación en su mirada. Sus ojos estaban sombreados por la falta de sueño y la ansiedad,
Capítulo 133: Un nuevo comienzoHabía pasado un mes desde aquel fatídico día en que intentaron asesinar a Camila. Durante todo ese tiempo, Adrien se había esmerado en estar a su lado, en ganarse su confianza y demostrarle que podía ser el hombre que la cuidara y protegiera. Poco a poco, la cercanía entre ellos se volvió más fuerte, al punto de que Adrien estaba decidido a dar el siguiente paso: pedirle matrimonio.Camila se encontraba en su oficina, revisando algunos documentos cuando la voz de Adrien sonó a través del intercomunicador.—¿Puedes venir un momento, amor?La palabra "amor" hizo que Camila se quedara unos segundos en silencio. Desde que comenzaron su relación, Adrien la llamaba así con naturalidad, pero ella aún sentía un ligero conflicto interno. Suspiró, dejando los papeles a un lado, y respondió:—Sí, ya voy.Mientras se ponía de pie, su mente la llevó de regreso a aquella noche en el restaurante, cuando Adrien le pidió que fueran novios.FlashbackCamila y Adrien cena
Capítulo 134: Sombras del PasadoCamila caminaba por las calles iluminadas por las luces de la ciudad. La brisa nocturna acariciaba su rostro mientras su corazón latía con una mezcla de ansiedad y determinación. Había pasado un mes desde que su vida cambió drásticamente, desde que tomó la decisión de alejarse de Alejandro y empezar de nuevo. Sin embargo, a pesar de sus intentos por seguir adelante, su pasado la perseguía como una sombra implacable.Esa noche, Adrien la había llevado a un restaurante exclusivo, un lugar tranquilo y elegante con vistas panorámicas a la ciudad. Desde que se conoció con él, había sido un hombre paciente, cariñoso y comprensivo. Siempre estaba allí para ella, brindándole apoyo sin presionarla. Pero Camila sabía que su corazón aún no le pertenecía por completo.Se sentaron en una mesa junto a un ventanal. Adrien tomó su mano con suavidad y la miró con una intensidad que hizo que Camila sintiera un nudo en el estómago.—Camila, quiero hablar contigo sobre al
Capítulo 135: El reencuentro inesperadoEl avión aterrizó en Portugal tras un largo viaje. Alejandro bajó las escalerillas con el ceño fruncido, sintiendo la impaciencia retumbar en su pecho. Se giró hacia Andrés y preguntó con frialdad:—¿Por qué Camila vendría aquí?Andrés lo miró con una expresión tranquila, pero con un deje de satisfacción en los labios.—Porque yo se lo sugerí —contestó—. Era un buen lugar para empezar de nuevo.Alejandro sintió una punzada de molestia, pero antes de responder, Andrés agregó:—Tengo hambre, vayamos a comer.Alejandro suspiró pesadamente y asintió con un leve movimiento de cabeza. Ambos se dirigieron a un restaurante elegante en el centro de la ciudad. Un mesero los recibió y los condujo a una mesa junto a un amplio ventanal. Mientras miraban la carta, Alejandro tamborileó los dedos sobre la mesa, incapaz de ocultar su ansiedad.—Estás nervioso, ¿verdad? —comentó Andrés con una sonrisa ladina.—Sí, lo estoy —admitió Alejandro, apretando la mandíbu
Capítulo 136: La Decisión de CamilaEl rugido del motor se perdió en la distancia mientras Alejandro permanecía inmóvil, con los puños apretados y la sangre ardiendo en sus venas. Su pecho subía y bajaba con rapidez, tratando de controlar la ira que lo consumía. Sin pensarlo, golpeó con furia a uno de los hombres que lo habían retenido, derribándolo al suelo. Luego corrió desesperado tras el auto, pero fue en vano; el vehículo ya había desaparecido en la oscuridad de la noche.Andrés se acercó con cautela, sabiendo que Alejandro estaba al borde de perder el control.—¿Estás bien? —preguntó, aunque la respuesta era obvia.Alejandro lo fulminó con la mirada y, sin pensarlo, lo tomó por el cuello de la camisa, empujándolo con fuerza contra la pared más cercana.—¡Todo esto es tu culpa! —gruñó con rabia—. Si no la hubieras ayudado, ella seguiría conmigo. ¡Tú la alejaste de mí!Andrés forcejeó hasta lograr zafarse del agarre de Alejandro. Se frotó el cuello, respirando con dificultad.—Lo
La Determinación de AlejandroAlejandro sintió su teléfono vibrar en el bolsillo de su chaqueta. Con un movimiento rápido, lo sacó y desbloqueó la pantalla. Sus ojos se clavaron en el remitente: Camila. Un destello de esperanza cruzó su mente por un segundo, pero tan pronto como abrió el mensaje y leyó las palabras, sus manos se cerraron en un puño con tanta fuerza que sus nudillos palidecieron.Alejandro sintió su teléfono vibrar en el bolsillo de su chaqueta. Con un movimiento rápido, lo sacó y desbloqueó la pantalla. Sus ojos se clavaron en el remitente: Camila. Un destello de esperanza cruzó su mente por un segundo, pero tan pronto como abrió el mensaje y leyó las palabras, sus manos se cerraron en un puño con tanta fuerza que sus nudillos palidecieron."Me casaré con Adrien, así me dejarás en paz."El aire pareció escaparse de sus pulmones. Su mandíbula se tensó y su mirada se volvió más oscura que nunca. Andrés, que estaba sentado a su lado en el auto, notó el cambio en su expre
La oscuridad de MargaretMargaret estaba en su habitación, de pie junto a la ventana. Sus ojos se perdían en la lejanía, con el ceño fruncido y los labios presionados en una línea de frustración. Su corazón latía con fuerza, pero no de amor, sino de enojo y resentimiento. No quería saber nada de su hijo. Todo en su interior clamaba por venganza y justicia a su manera.Un suave golpeteo en la puerta la sacó de sus pensamientos. —Adelante —dijo con voz firme sin siquiera voltear.Isabela entró, cargando en sus brazos al pequeño Alejandro. Sus ojos reflejaban una mezcla de preocupación y ternura. —Quise traértelo —dijo en un tono amable—. Es importante que le des leche materna.Margaret se giró lentamente y su mirada se clavó en Isabela con frialdad. —No estoy de ánimo para darle nada, Isabela. Solo quiero recuperarme rápido y empezar mi vida de nuevo.Isabela frunció el ceño y ajustó al bebé en su brazo. —Margaret, este niño es tu hijo. Necesita de ti, de tu amor y cuidado. Al menos pié
Alejandro se despertó temprano, el cuerpo tenso y la mente inquieta. Se dirigió al baño sin pensarlo demasiado, dejando que el agua caliente de la ducha resbalara por su piel, tratando de despejar su mente del torbellino de pensamientos que lo atormentaban. Pero apenas cerró los ojos, un recuerdo lo golpeó con fuerza.FlashbackAlejandro cerró la puerta con un leve golpe y se quitó la corbata con un gesto impaciente. Su camisa estaba desabrochada en el cuello, y Camila no pudo evitar notar la mancha de lápiz labial apenas visible en la tela blanca. Su estómago se contrajo, pero en lugar de decir algo, desvió la mirada y caminó hacia la cama.—¿Qué sucede? —preguntó Alejandro con voz grave, notando su expresión.—Nada —respondió ella, con un tono seco.Él entrecerró los ojos y dio un paso hacia ella. No iba a dejarlo pasar. La sujetó suavemente por el brazo y la obligó a girarse para enfrentarlo.—¿Estás celosa de ver ese beso en mi camisa? —susurró contra su oído, su aliento cálido ro