Andrés se tomó un vaso de whisky de un solo trago, tratando de asimilar todo lo que Alejandro le había dicho.—¿Por qué mi abuelo lo permitió? —preguntó con la mirada perdida.Alejandro bebió un sorbo de su whisky antes de responder con calma:—Porque habló con Sandra.Andrés frunció el ceño y lo miró con atención.—¿Qué dices?—Que Sandra le confesó que estaba enamorada de ti.Andrés sintió un leve estremecimiento al escuchar esas palabras.—¿Sandra… le dijo eso?Alejandro asintió.—Por eso mi abuelo no intervino en esa boda. Pensó que, con el tiempo, te darías cuenta de que tienes a una gran mujer a tu lado.Andrés dejó el vaso sobre la mesa, su mente luchando por procesar aquella revelación.—No puede ser…—Incluso me dejó una carta para ti —añadió Alejandro.Andrés levantó la mirada de golpe.—¿Una carta? ¿Para mí?—Así es —confirmó Alejandro, observándolo fijamente—. Una carta de nuestro abuelo.El corazón de Andrés latió con fuerza. Por un momento, olvidó el resentimiento, olvid
Capítulo 126Alejandro guardó el número en su teléfono y se quedó mirando la pantalla, indeciso. No sabía qué hacer, si llamarla o ir hasta donde estaba, verla a los ojos y decirle lo que sentía por ella. Sus pensamientos eran un torbellino de emociones que lo mantenían en una lucha interna.Ricardo y Andrés lo miraban en silencio, esperando su reacción. Finalmente, Ricardo rompió el silencio.—Y bien, ¿qué piensas hacer? Ya tienes el número.Alejandro tomó su vaso de whisky y se lo bebió de un solo trago.—No sé qué hacer en verdad —admitió con sinceridad—. Creo que Andrés tiene razón, ella no me dirá dónde está.Andrés sonrió con cierta superioridad.—Ya te lo dije, la única manera es que viajemos juntos.Alejandro lo miró por un momento antes de asentir con la cabeza.—Está bien. Viajaremos. Solo hay que organizar los pendientes que tengo en la empresa. Tengo una reunión mañana.Ricardo interrumpió con seguridad.—Yo puedo estar al frente si quieres.Alejandro lo miró con gratitud
Capítulo 128 - El primer encuentroAlejandro entró a la sala de neonatología con el corazón latiéndole con fuerza. La enfermera, con una sonrisa comprensiva, se acercó con el pequeño envuelto en una manta azul y lo tomó entre sus brazos con delicadeza.—Tome asiento, señor Ferrer —le dijo con voz suave—. Voy a darle a su hijo.Alejandro tragó en seco. Su mirada se posó en el diminuto rostro del bebé, que dormía plácidamente. Sus manos temblaron un poco cuando la enfermera le indicó cómo sostenerlo.—¿Cómo lo cargo? —preguntó con cierta torpeza, sintiendo un nudo en la garganta.—Es simple, ponga una mano debajo de su cabeza y la otra sosteniendo su cuerpo. Con cuidado, pero con confianza —respondió la enfermera con ternura.Alejandro hizo lo que le indicaban y, por primera vez en su vida, sostuvo entre sus brazos a su hijo. Sintió su calidez, la suavidad de su piel, la fragilidad de su pequeño cuerpo. Algo dentro de él se quebró en ese instante y una lágrima solitaria resbaló por su m
Capítulo 129 - Verdades ReveladasCamila ardía en fiebre. Su cuerpo temblaba y su mente divagaba en un mar de delirios. Entre susurros febriles, llamaba a Alejandro, a su madre... nombres entrecortados que escapaban de sus labios sin que ella misma fuera consciente.Adrien no se movía de su lado. La había estado cuidando sin descanso, atento a cada movimiento, a cada gemido de dolor que escapaba de ella. Con preocupación, tomó su teléfono y llamó a su amigo.—¿Qué has averiguado de Valeria? —preguntó con urgencia.Hubo un silencio del otro lado de la línea, y luego su amigo respondió con voz tensa:—Adrien, no sé cómo decirte esto, pero... esa mujer murió hace tiempo.Adrien sintió que la sangre se le helaba. Sus ojos se posaron en Camila, aún dormida, su respiración irregular.—¿Qué estás diciendo? Eso es imposible...—No hay registros recientes de ella. Al parecer, alguien está usurpando una identidad falsa. Deberías llamar a la policía.—¿Estás loco? —espetó Adrien—. No haré eso. E
Capítulo 130: Un gesto de cuidadoAdrien abrió la puerta y recibió la comida con una leve sonrisa. Agradeció al repartidor y cerró, dirigiéndose a la cocina. Con cuidado, buscó una bandeja y acomodó la comida en ella, asegurándose de que todo estuviera bien dispuesto antes de regresar a la habitación.Al entrar, vio a Camila incorporándose en la cama, con una expresión de agotamiento, pero también de gratitud. Sus ojos brillaban con un destello de sorpresa al ver la bandeja en las manos de Adrien.—Espero que te guste lo que encargué —dijo él con una sonrisa, acercándose a la cama.Camila miró la comida y sintió su estómago rugir. Se veía deliciosa. Sonrió levemente y levantó la vista hacia Adrien.—Se ve rico. Gracias. No sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí —murmuró con sinceridad.Adrien la observó con ternura y negó con la cabeza.—No tienes que agradecerme nada. Todo lo hago porque me gustas —confesó con suavidad—, y no quiero que me veas como si me estuviera aprovechando
Capítulo 131: Decisiones irrevocablesHabía pasado un mes desde que Margaret dio a luz. Alejandro se encontraba en el cuarto de su hijo, observándolo mientras dormía plácidamente. Su pequeño Alejandro respiraba con suavidad, ajeno a la tormenta de emociones que su padre enfrentaba.De pronto, Margaret entró en la habitación en silencio y lo abrazó por detrás, apoyando la cabeza en su espalda. Alejandro cerró los ojos y suspiró, sintiendo el peso de la situación sobre sus hombros. Lentamente, se soltó del abrazo y dio un paso adelante, alejándose de ella.—Ha pasado un mes —dijo Margaret con voz dulce—, y me gustaría que hablemos de nuestra boda.Alejandro la miró por un instante y luego salió del cuarto de su hijo sin decir palabra. Cerró la puerta con cuidado y caminó hacia su habitación. Margaret lo siguió de inmediato, con el ceño fruncido.—Y bien —insistió—, ¿qué te parece si empezamos a organizar todo?Alejandro se giró para enfrentarla. Su mirada era fría y decidida.—Lo siento
Capítulo 132: En busca de CamilaAndrés salió de la mansión con una expresión seria en el rostro. Caminó con paso firme hasta su auto y, sin perder un segundo, encendió el motor y se dirigió al aeropuerto. Sabía que su primo Alejandro no tardaría en llegar, y aunque no compartían siempre la misma visión, en esta ocasión tenían un objetivo común: encontrar a Camila.El viaje hasta el aeropuerto fue silencioso. Andrés iba inmerso en sus pensamientos, repasando cada detalle de la situación. Sabía que Alejandro estaba al borde del colapso, y aunque lo disimulaba bien, su desesperación era evidente. Cuando finalmente llegó al aeropuerto privado, aparcó su auto y se dirigió hacia la pista de aterrizaje, donde un jet privado ya los esperaba. Miró su reloj. Alejandro no debía tardar.Pasaron unos minutos que parecieron eternos, hasta que un auto negro se detuvo frente a él. Alejandro bajó con la misma determinación en su mirada. Sus ojos estaban sombreados por la falta de sueño y la ansiedad,
Capítulo 133: Un nuevo comienzoHabía pasado un mes desde aquel fatídico día en que intentaron asesinar a Camila. Durante todo ese tiempo, Adrien se había esmerado en estar a su lado, en ganarse su confianza y demostrarle que podía ser el hombre que la cuidara y protegiera. Poco a poco, la cercanía entre ellos se volvió más fuerte, al punto de que Adrien estaba decidido a dar el siguiente paso: pedirle matrimonio.Camila se encontraba en su oficina, revisando algunos documentos cuando la voz de Adrien sonó a través del intercomunicador.—¿Puedes venir un momento, amor?La palabra "amor" hizo que Camila se quedara unos segundos en silencio. Desde que comenzaron su relación, Adrien la llamaba así con naturalidad, pero ella aún sentía un ligero conflicto interno. Suspiró, dejando los papeles a un lado, y respondió:—Sí, ya voy.Mientras se ponía de pie, su mente la llevó de regreso a aquella noche en el restaurante, cuando Adrien le pidió que fueran novios.FlashbackCamila y Adrien cena