Vimos un poco más de cada personaje. ¿Ya pueden clasificar o diferencias sus personalidades y temperamentos?
—Osita, no llores, me haces sentir el peor mate que existe en este planeta.—Te extraño —murmuro, limpiando mis lágrimas.—Yo también, te extraño demasiado, pero te prometo que todo esto valdrá la pena. Ya estamos a mitad del camino, estos tres días que faltan pasarán rápido — tal vez para él estos días han pasado rápido. Ambos trabajan duro, pero yo estoy aquí y no hago nada aparte de estudiar y cuidar de mi caballo.Él mira detrás de él. Sé que está hablando a través de su enlace mental con alguien, tal vez uno de sus deltas. Ahora se encuentra en su manada y Arman está en el "paso", como ellos le llaman.—Osita, me necesitan, te llamo apenas termine. Te quiero y no me gusta que estés llorando, no estamos muertos, así que no botes tus lágrimas en vano. ¿Me prometes que harás eso por mí? —yo niego y él gruñe—. Eres una desobediente. Cuando nos encontremos te mostraré lo que se les hace a las cachorras caprichosas como tú. —Yo sonrío, pero él solo me mira serio. Está de más decir que o
Una fuerte brisa hace que todo a nuestro alrededor suene, pero no veo señales de lo que me está siguiendo. La luz baja ya que más nubes tapan el sol. Cuando el viento se calma, puedo escuchar cómo algo cae al suelo a unos diez metros de mí, pero está tapado por los gruesos troncos de los árboles. Mi loba gruñe, preparada para atacar, y trato de mantenerme en la posición intimidante en la que estoy.—¿Qué quieres de mí? —pregunto apenas diviso la figura de un hombre más alto que yo.Él sigue caminando hasta quedar a unos tres metros de mí. Es blanco, tiene ojos marrones oscuros y es pelón. Además, tiene algunas cicatrices en el pecho. Aunque no quiera, retrocedo un par de pasos por instinto; es un beta.—Te dije... —no puedo seguir ya que él se arrodilla de golpe y agacha su cabeza.—Luna, perdone mi insolencia y lamento si la asusté.—¿Qué hacías siguiéndome?—No puedo dar esa información, pero el Alfa Alexander ya debe estar llegando.—¿Te ordenó que me siguieras?«Él cree que me esca
«Hoy deberíamos haber vuelto.»Sacudo mi cabeza; me duele, y si pienso en eso de nuevo, tendré jaqueca. Estar lejos de ella no nos ha debilitado, pero sí afecta nuestra concentración y nuestro sueño, sin contar los sentimientos.—Debemos llegar antes de que cumplamos un mes —frunzo el ceño.—¿Desde cuándo eres tan detallista, Ivaylo? —mi lobo guarda silencio—. No te avergüences, somos uno. ¿Recuerdas?—Se lo dices a alguien, y en el próximo ataque que hagan no te voy a dejar transformar —termina su amenaza gruñendo mientras muestra sus dientes, y yo me río.De repente, siento algo frío en mi cabeza. Cuando me miro, toda mi ropa está empapada; volteo la cabeza hacia atrás y encuentro a Anakin con un balde vacío.—Dicen que la locura se quita con agua fría; aquí no me vas a dejar solo. Ni loco te voy a llevar a que la veas hasta que terminemos —sale de la cabaña y, para colmo, me deja el balde en el suelo.Me deja el valde en el suelo, acaso no ve que por fin deje todo ordenado después d
| Antosha |«Sí quiero, Alfas»Sus palabras aún resuenan en mi mente. Ese pequeño destello miel en sus ojos fue bello, pero lo que realmente me está volviendo loco es ese rico aroma que se intensifica cada vez más. Su pequeño corazón late como un tambor. Mi vista cae en sus labios gruesos, ella traga y yo la beso. No es tímida conmigo; creo que ella no tendría ese concepto que se adquiere de la sociedad. Cuando me separo, bajo hacia su abdomen. Ella lleva un short y una camisa de tirantes finos. Cuando coloco mis dedos en su cadera, se tensa.—Tesorito, nunca te haría daño. Si no quieres, solo dilo. —Sus ojitos se enfocan en mi rostro, luego en mis manos, hasta que ella se relaja.—¿Voy a tener cachorros? —se ve preocupada. Mi lobo suelta un pequeño chillido, le duele que no quiera tener cachorros con nosotros.—No, tesoro, esta es otra forma de intimar. Voy a utilizar mi boca aquí —doy un suave toque en su pubis—. No habrá nada de penetración, lo prometo.—¿Duele?—Para nada, confía e
El destino tejía sus hilos de manera inexorable, y aunque la mismísima Diosa Luna intentó modificarlo, los padres de ellos y la abuela de ella fueron actores involuntarios en este juego cósmico. Algunos eran partícipes sin conocer su papel, pero la predicción ya estaba grabada en las estrellas. Solo se vislumbraban dos posibles destinos para su futuro, y solo una lobita de pelaje café podía prevenir que sus compañeros desataran una guerra descomunal, llevando a su raza a la extinción y deshaciendo los esfuerzos de la Diosa.Sin embargo, la incógnita prevalecía: ¿quién era ella?La respuesta era sencilla: una Roger, astuta, desterrada o con cualquier calificativo que pudiera asignarse a los estratos más bajos de la sociedad licántropa. En ese mundo, la pregunta adicional podría ser: ¿quiénes eran ellos? Los cuatro Alfas Puros, capaces de aniquilar una raza entera sin que nadie pudiera interponerse. Cuatro machos con manadas poderosas y mentes brillantes, capaces de manipular a su antoj
Me levanto del suelo helado, sintiéndome agotada y sin ganas de irme. Esta cueva es el mejor refugio que he encontrado en varios meses, pero es demasiado peligroso quedarse en un mismo lugar tanto tiempo. A pesar de que ya aprendí a ocultar mi olor, no me puedo confiar. Ningún lugar es completamente seguro, y ya rebasé el límite de días que yo misma coloqué. La última vez que lo hice, gané una nueva y larga cicatriz en la pierna. No quiero volver a tener un enfrentamiento como ese solo por no querer irme de un lugar cómodo. Soy una roger, no tengo hogar, nada me pertenece, y acepté mi destino hace mucho tiempo.Miro mis patas delanteras. La derecha carece de dos garras, ya que aún no se han regenerado por mi mala alimentación. Mi cuerpo apenas tiene fuerza para hacer lo básico. Comienzo a caminar perezosamente para salir de la cueva. Aun es de noche. Levanto mi cabeza cuando ya estoy en el exterior para mirar la hermosa Luna llena. Me sé todos los nombres de las fases de la Luna; fue
Observo a mi alrededor con cautela, sin mostrar que ya me di cuenta de que alguien o algo me acecha. Finjo que sigo cazando a los diminutos peces. Con el tiempo, aprendí a no huir sin saber de qué estoy huyendo o dónde está. A veces, en lugar de alejarme de la amenaza, me terminaba entregando a ella por no esperar.Si es un licántropo, debe tener mi edad o más. Ocultar tu olor es algo que se aprende con los años. A pesar de la ligera brisa, no puedo percibir ni una pizca de un aroma ajeno al bosque. Camino fuera del agua para evitar ser atacada ahí; tendrían ventaja si me resbalara. Al terminar de salir, escucho cómo mueven una piedra a unos cuantos metros a mi derecha. Muestro mis colmillos. Está muy cerca como para huir; tal vez si me mantengo en una posición amenazante, quien sea que esté por ahí se retracte.Mi pelaje se eriza cuando logro captar unas orejas grises a través de unos arbustos muy verdosos. Lentamente sale de ellos una loba. Por el tono de su pelaje y las cicatrices,
Suspiro, masajeando mi frente con la yema de mis dedos. Falta una semana para que se acabe este mes y toca hacer el maldito papeleo. Yo soy, por así decirlo, el contador de la manada. Ya llevo dos títulos universitarios relacionados con el manejo de finanzas y administración de empresas. Además, estoy pensando seriamente en volver a la universidad y obtener otro más.Me siento inquieto. Siempre he sentido esa sensación de que algo me falta, y sé por qué, pero solo debo esperar. No voy a meter la pata después de más de 50 años de abstinencia. Me hice una promesa a mí mismo hace varias décadas y no pienso fallar ahora.Guardo el informe que empecé hace media hora. Aún no está terminado, pero de todas formas necesito un descanso. Tengo dos días metido en la casa sin salir. Ya casi termino todo y debo ayudar a esos revoltosos con los trabajos físicos también.Salgo de mi oficina para llegar a la cocina y sacar un buen pedazo de carne. Normalmente la cocinaría, pero estoy cansado y no dese