Elizabeth no salió en los siguientes 5 días de la mansión, solo continuaba tomando el medicamento pese a que la herida ya había sanado. Paula la visitaba a menudo y difícilmente le sacaba palabras al inicio, pero Elizabeth terminó por darse por vencida así que las conversaciones se volvieron más amenas.Se enteró un poco de la vida de Estefan y entiende un poco su personalidad, le comento también sobre la muerte de sus padres siendo esto una de las tantas cosas de las que nunca se habló en el libro. Siente que ahora si logra conocer al Duque Wolf. Por boca de su esposo sería difícil enterarse.Elizabeth se limitó a hablar de la vida que llevaba esta chica antes de morir, si le contaba algo de su vida como Renata la tomaría como loca y era lo que menos quería que pasara.Estefan la acompañaba en las comidas, sin embargo, apenas terminaba salía de la mansión y ella aún no se atrevía a preguntarle el porqué de su apuro. Aunque le molestaba en un inicio su cercanía ahora sentirlo lejos ha
Aquel beso bastó para que Estefan sintiera deseos de devorarla y en esta ocasión Elizabeth quería exactamente lo mismo, estos días sin su esposo la llevaron a extrañarlo, pese a desearlo al sentir que se detenía el carruaje sabían que debían parar. Con pesadez, Estefan rompió el beso.—¿Regresamos? —dijo con su respiración acelerada. Elizabeth guardó silencio siendo que estaba en un dilema, quería sentir a su esposo pero a la vez conocer el ducado.—Podemos buscar un lugar… —se percibía la timidez en su voz, Estefan sonrió al sentir que su esposa lo deseaba tanto como él a ella.—Tendré que complacer a mi esposa —el beso se profundizó mientras el carruaje comenzó a andar, Elizabeth no sabía hacia dónde se dirigían pero en ese momento no le importaba, saborear los labios de su esposo era lo único que necesitaba.Las manos de Estefan recorrían cada parte del cuerpo de su esposa, haciendo imposible que rompieran el beso, solo lo hicieron al sentir que el carruaje se detuvo.—Llegamos —fu
Después de pasar el resto de la mañana y parte de la tarde en aquella cabaña se dispusieron a regresar. En el momento en el que se vestían, Estefan la miraba, mientras le arreglaba el vestido en la parte de los hombros, aunque estaba presente Elizabeth podía sentir que él tenía algo que le preocupaba.—¿Sucede algo? —pregunto intentando hacer contacto visual con él —no pareces estar bien —Estefan la miró y sonrió.—Todo está bien, es solo que tenemos que regresar. —¿Podemos quedarnos?—Hoy no, mi tía puede preocuparse. Recuerda que no le di aviso que nos quedaríamos.—Pero eso puedes solucionarlo fácilmente —Estefan unió sus labios a los de ella en un cálido beso.—¡Hoy no! Debemos regresar ahora.Estefan la agarró de la mano sacándola de la cabaña, estaba un tanto ansioso y Elizabeth podía sentirlo. Estando fuera ella noto que los guardias no estaban y todo estaba desértico, además que a lo lejos se podía escuchar a fieras luchando, fue fácil para Elizabeth deducir que se trataba de
Elizabeth continuaba corriendo con todas sus fuerzas, quería hacerle frente al lobo que la perseguía, pero entendió que no tendría oportunidad alguna y que su única salvación era ganar tiempo para que Estefan o Paul llegarán.“No puedo permitir que me atrape” —ni sabe cuánto tiempo pasó desde que le dio la espalda a aquel animal, sin embargo, debía continuar —”Estefan por favor, ven por mi” “Elizabeth” —pensó Estefan tras derrotar su contrincante e inmediatamente corrió en la dirección en la que la vio irse, sentía impotencia e ira hacia sus hombres, debieron cuidarlos mejor y no lo hicieron —”¿Donde estas?” — quería una respuesta de Elizabeth que no llegaría, pero igual podía sentir el desespero que ella sentía en ese momento, el olor de su esposa invadía sus fosas nasales guiandolo hacia ella. Sentía culpa, ya que una vez más ella estaba en peligro y él era el responsable. Esperaba volver a llegar a tiempo y que nada le pasará.Elizabeth continuaba corriendo, no había recorrido mu
Al llegar a la mansión, una mirada fría dirigió Estefan a sus hombres en especial a Paul que estaba frente a el, está se suavizó al salir Elizabeth a quien tomó de la mano.—Vamos a descansar —pasó por un lado de ellos entrando, pero tenía algo más que comunicar — “Espero reconozcan su falla”.Paul al igual que el resto bajo su cabeza —“¡Sí, lo acepto!” —fue la respuesta de todos hacia él.Paula salió de la mansión para encontrarlos en el camino, Elizabeth fue quien recibió el abrazo de la afligida Paula. Estefan miraba sorprendido a su traidora tía quien parecía no estar preocupada por él sino por su esposa.—No me mires así, estaba segura que a ti nada te pasaría, me preocupaba era ella —dijo antes de separarse.—Claro… se nota que me amas.—Deja tu drama —Elizabeth sonrió al escuchar aquella discusión y al ver que tantas personas se preocupan ahora por ella. —¿Cómo estás? ¿Seguro es
Estefan llevó casi a la hora de almorzar como si nada hubiera pasado, su sorpresa fue encontrar a su esposa y su tía sentadas en el kiosco en el patio y al parecer sin ánimos de entrenar.—¿Qué hacen? —Elizabeth dirigió su mirada hacia él y sonrió —¿Vamos a entrenar?—Ya entrenamos —respondió Elizabeth sin levantarse.—¿Sí?—Solo fue un calentamiento —respondió Paula levantándose —yo estoy vieja, así que por hoy está bien —se dio la vuelta caminando hacia la mansión—Yo también estoy bien por hoy —Elizabeth se levantó con la intención de seguirla.—Claro que no, a mí tía la entiendo pero tú… —Estefan camino hacia quedar frente a ella —continuarás entrenando conmigo.—No… —miro hacia donde Paula caminaba —¡Traidora! —le gritó, está solo sonrió y siguió su camino —¿Podemos olvidarnos de eso por hoy?—¡No! En unos días te quedarás sola así que debes aprender por lo menos lo básico.—¿A dónde vas? —pregunto esperando una respuesta que no fuera dolorosa, pensó que iría con otra mujer, segú
Elizabeth al llegar al área de entrenamiento ya estaba mentalizada en que no dejaría de fortalecerse a pesar de la ausencia de Estefan.Paula al verla decidida solo la dejo continuar, todos los días anteriores se había esforzado al máximo y ahora que podía descansar no lo hacía.Esa mañana Elizabeth no decayo, sudaba como nunca pero su cuerpo no se sentía agotado. Tras largas horas salió, llevando con ella la espada corta que Estefan le dio en su momento. Se dirigió a su habitación para asearse y luego ir al comedor.Almorzó acompañada de Paula.—¡Tía! ¿Será que quieres salir conmigo? Creo que después de tanto entrenamiento me lo merezco —dijo y llevó unos bocados a su boca.—Por mí está bien, me imagino que quieres conocer por fin el ducado.—Si, la última vez me dejé llevar por Estefan y lo último que hicimos fue recorrer la ciudad —dijo recordando todo lo vivido aquel día aunque centrándose solo en lo bueno, el fogoso día en la cabaña.—Entonces así será, pero llevaremos suficiente
Quienes custodian la frontera se tomaron la atribución de escoltarlo hasta la ciudad imperial, la presencia de Estefan solo significaba problemas.En su camino se ha sentido molesto por la compañía, aún así sabía que no tenía opción, no lo dejarían continuar solo.El viaje continuó y Estefan estaba acercándose cada vez más a la capital imperial, donde pediría una audiencia con el emperador de esa nación.—¿Estás seguro de que lo permitirán? —le preguntó Paul mientras cabalgaban.—Espero que así sea.—¿Y si no…?—Lo resolveré.Aún sin descansar un día le tomó llegar a la ciudad imperial, fue tan agotador para sus hombres como para quienes lo seguían, pero a él no le importaba.Le dieron aviso al emperador y a pesar de ya estar en su habitación a punto de dormir se preparó para recibirlo. Es un hombre atractivo de 35 años, lleva pocos años en el poder y es la segunda vez en este tiempo que recibe la visita de Estefan, no le teme en realidad, pero evitar problemas es lo que quisiera.—¿