Oriel Moreau
La veo retirarse de la oficina y sonrío un poco más.
Esperanza es una mujer interesante, no creí que la volvería a ver después de que me tiró el té encima en aquella cafetería, vaya suerte tengo de encontrar aquí como mi secretaria.
Danielle entra y me mira acercándose, se sienta frente a mí, me quito los lentes de sol para mirarlo mejor.
— Por poco descubre que no estoy ciego — suspiro, el castaño mira hacia la puerta para luego mirarme.
— Sigo sin entender por qué haces creer a todo el mundo que aun estás ciego, hace 2 años que te operaste, Oriel — miro hacia el ventanal.
— Tengo cosas que descubrir, Danielle, sobre todo tengo que seguir fingiendo para descubrir quien ha estado poniendo en crisis la empresa que mi abuelo dejó, sobre todo, saber quién asesinó a Gabrielle — lo veo mirar hacia otro lado — Tu hermano fue un buen hombre que estuvo a mi lado todos estos años, incluso él sabía quién era mi esposa — miro los lentes.
— Entiendo… empiezo a comprender a donde quieres llegar con esa farsa… en cuanto a tu ex esposa… — lo miro, parece dudoso.
— No quiero saber cómo se veía mi ex esposa, si me dejó por mi ceguera y por pobre, o por otra razón, ya no me importa — me pongo los lentes y me cruzo de brazos recostándome en la silla — Ahora hay una hermosa dama en la cual estoy interesado, y es esa Esperanza — Danielle niega levantándose.
— A las 3 es la reunión con los inversionistas, trata de no será obvio con tu mirada, porque creo que Esperancita parece dudar un poco — se va y miro hacia la puerta.
(…)
Los noruegos hablaban y hablaban, a mi lado se encuentra Esperanza con una sonrisa fingida explicando el asunto que había dejado Malcolm, había muchos proyectos y reuniones que terminaron en mis manos después de que Malcolm dejara el puesto de Ceo y me lo regresara a mí.
Claro, esto mis padres no lo saben, pero no hace mucho descubrí algunos papeles a mi nombre, tal vez, después de la muerte de mi abuelo, haya dejado un testamento de cual yo no estaba enterado por el simple hecho de estar ciego.
— Bien, al parecer lo que quieren es hacer una colaboración de nuestra marca con la suya — asienten y me quedo callado.
— Si, señor Moreau, lo siento — se disculpa y trato de no rodar los ojos. Miro el documento recordando todo lo que me comentó Danielle ayer sobre este acuerdo, vaya que Malcolm no supo elegir buenos inversionistas.
— Siento que hayan tenido que viajar de muy lejos, pero tengo que rechazar este proyecto, su empresa no tiene lo que estamos buscando — me levanto, la castaña se levanta igual sin decir nada, quiero creer que se dio cuenta de que este proyecto no iba para ningún lado.
Los noruegos se levantaron mirándose intentando detenernos.
— Fue un gusto vernos, señores — habla ella, desde que la escuché hablar, mi mente ha estado divagando entre mis recuerdos, intentando encontrar a la persona a la que se me hace parecida su voz.
Me guía fuera del restaurante como toda una experta, lo que me hace curioso.
— ¿Cómo sabes ayudar a un ciego? — pregunto viendo que llegamos al carro, se detiene, por su rostro parece estar nerviosa.
— Tenía un conocido que era ciego… — responde sin dar más detalle, lo que me da más curiosidad — Estamos cerca del carro — dice abriendo la puerta del copiloto, me hace entrar y luego cierra para respirar con calma, es hermosa, pero haces unos gestos graciosos.
(…)
Observo un poco a la castaña que revisa documento por documento, mientras que yo nada más me limitaba a escuchar conversaciones que se realizaron unos meses antes a pedido de Malcolm que no sabía que yo había recuperado la visión. Detengo la reproducción de un audio y suspiro.
— Ya debe ser tarde — siento que me mira — Puede regresar — continuo, parece levantarse con rapidez, como sí no le gustara estar en el mismo espacio que yo encerrada.
— Buenas noches… — esta por irse, pero detiene su paso para voltearse a mirarme — ¿Está bien que me vaya y no lo acompañe? — sonrío un poco.
— Soy ciego, no invalido, señorita Esperanza — la veo sonreír, suspira mirándome de una manera que no puedo lograr descifrar para nada.
— Bien, me iré — asiento y se va cerrando la puerta, espero un buen rato hasta que por fin pude quitarme los lentes de sol.
De pronto las luces se apagan después de dos horas en la que me encontraba mirando algunos documentos, por la ventana cubierta por una cortina, puedo ver la silueta de un hombre pasar, me levanto en silencio tomando las gafas, entro al armario y escucho como la puerta se abre.
Espero con paciencia hasta que abro la puerta dándole en la cara, noto un arma con silenciador y era más que claro que alguien me quiere muerto por alguna razón. Veo que se mueve, toma el arma y dispara, pero soy más rápida y la esquivo.
Sigue disparando hasta que logro salir de ahí dejando mi bastón después de lanzarle una patada en el estómago que lo priva del aire, entro en el ascensor esperando que luego las cámaras de seguridad sirvan de algo, aun que este arriesgando mi plan de permanecer ciego.
Al llegar al lobby me encuentro con Danielle que se acerca y me mira, me aflojo la corbata un poco buscando un poco de aire.
— ¿Por qué te ves agitado? — frunce el ceño sin entender.
— Alguien ha mandado a matarme — mira a su alrededor y me ayuda a salir del edificio comenzando a llamar a la policía mientras me siento en el escalón a la entrada de la empresa.
— No le vi la cara, pero tenía un arma — me mira caminando de un lado a otro después de llamar, se detiene y me mira — Si alguien te ofrece dinero a cambio de dejarme, hazlo, acéptalo y vete del país — frunce el ceño.
— ¿Estás loco? Por poco no te matan, Oriel — niego poniéndome los lentes, escucho que llega la policía y se acercan unos oficiales mientras otros entran.
— ¿Lograron ver al ladrón? — Danielle al escuchar aquello lo miro de mala manera haciendo que el oficial me mirara apenado por la pregunta.
(…)
Me quito la corbata entrando al cuarto, calmándome un poco por lo ocurrido hace unas horas, por suerte, la castaña no se había quedado conmigo hasta tarde o también hubiera salido herida. Sé que no debería de dudar de mi familia, pero siempre los más cercanos son los menos leales.
Al sacarme el saco escucho el teléfono, lo saco del bolsillo y veo que es Danielle.
— ¿Sucede algo? — pregunto caminando hacia la cama, me siento esperando que el castaño responda.
— Lo siento, debo viajar, así que no podre seguir siendo su asistente, señor — cuelga y suspiro mirando el teléfono, de verdad que alguien está detrás de mí.
Sabia que esto iba a suceder, pero estaba bien, era mejor arriesgarme solo a arriesgar a más personas. Pero tendré que buscar a alguien que no se deje comprar, aun no es momento para yo mostrarme al mundo como el verdadero heredero.
Oriel MoreauObservo a los oficiales terminar con la escena del crimen en la que se había convertido mi oficina, me siento en la silla de secretaria viendo que Esperanza no ha llegado, y era claro que no había llegado cuando eran apenas las 6:30 de la mañana, yo no había logrado dormir con la simple idea de que en cualquier momento terminaría 3 metros bajo tierra.Miro que nadie me pone atención y me pongo a curiosear el escritorio de mi secretaria, noto un retrato de ella con una niña de unos 5 años que no se parece mucho a la castaña, pero tienen algunas similitudes, la pequeña tiene una curiosa sonrisa que la he visto en algún lado.Escucho el elevador y miro la hora que daban las 6 y 50, justo a tiempo cuando un oficial la detuvo como sospechosa, pero ella muestra su carnet que demuestra fácilmente que trabaja aquí.— Si ven a una mujer con un café en mano, déjenla pasar, es mi secretaria — digo recostado en la silla, la escucho acercarse.— ¿Qué ha sucedido?, ¿Por qué esta la pol
Jade McCain.Lo miro tragando saliva, creí que no volvería a ver a su madre, pero apenas ella me miró, todos los colores pasaron por su rostro, por suerte, no dijo nada cuando se fue, solo espero no encontrármela de salida.— Bueno, me retiro, si ya no quiere algo más — asiente y me voy con mucha duda, no tanto por la madre de Oriel si no por él mismo, siento que sospecha algo.(…)Olivia sigue comiendo su cena mientras yo me quedo mirando el reloj en forma de flores en la pared, pensando en si dejar el trabajo o no, por suerte no me encontré con su madre, pero en cualquier momento me dirá algo para que me separe de su hijo del cual no tenemos nada porque él ya se olvidó de mí.O eso quiero creer, tiene buenos sentidos, ¿Cómo es que no ha logrado sospechar? No es que quiera que sospeche de mí, si no que me parece extraño.— Mamá… estás otra vez distraída — miro a mi pequeña y le sonrío nerviosa — ¿Ha pasado algo en tu trabajo? — niego y termino de comer para levantarme de la mesa — Te
Oriel Moreau. La veo irse y frunzo aun más mi ceño, esa frase la había escuchado en algún lado hace años atrás, y solo una persona sabia que yo sería capaz de fabricar un perfume con ese tipo de emoción, era nada más que mi ex esposa.¿Habrá alguna casualidad de que Esperanza sea Jade?Niego, eso es imposible, encima de que nunca la vi como era. Debo de estar volviéndome loco nada más, pero si me pongo a investigar sobre ella, tal vez pueda saber cómo era, aunque me haya dejado por mi ceguera.Me levanto de la silla y camino hasta abrir la puerta, me quedo quieto al ver que se encuentra sentada en su escritorio revisando algo, quiero quedarme un buen rato mirándola, pero no será posible si todos piensan que sigo ciego.— Esperanza… — la llamo y se voltea a mirarme, intento mirar a otro lado que no sea su cara, pero me es imposible — Investiga a Jade McCain — su rostro palidece lo que me hace dudar un poco sobre mi pregunta interna — Tomate tu tiempo, necesito saber todo — me volteo y
Jade McCain.Me estaciono en el subterráneo de mi edificio y me quedo ahí pensando en el trato que me había propuesto Oriel en la puerta de su casa, sí, aparte de ser su secretaria, ahora era su chofer, comenzaba a creer que cada persona que tenía en su disposición, desaparecía a los días de trabajar con él.Haciéndome creer que es un mal jefe, cuando ni siquiera es tan exigente como pensé, claro, si yo no me hubiera casado con él, ni lo hubiera conocido como es, creería que no era mal jefe. Pero quitando eso de lado, algo esta pasando que nada parece normal. Sin darme cuenta abro la puerta de mi apartamento y entro quitándome los tacones, veo a Chester saludarme, camino hacia la sala en donde me encuentro a Olivia dormida en el sofá, me siento en el piso sin dejar de mirarla.Que me tripliquen el sueldo, seria algo bueno para nosotras, hasta para Chester, pero Chester puede reconocer a Oriel y Olivia podría dudar en cualquier momento de Oriel, aunque este no se dé cuenta de cómo es
Jade McCain.Andrews aparece en el balcón y nos mira a ambas para luego señalarnos mientras toma de una botella con su otra mano.— ¿Qué hacen aquí? La fiesta es adentro, no aquí afuera, mis niñas — miro a Blue y nos reímos, ella se levanta de la silla y nos adentramos los 3 al bar a seguir la noche, bebí de más para intentar olvidar un poco el mes tan loco que tuve, así es como cierro el mes, en un bar, tomando con mis dos mejores amigos de la universidad y con las inseguridades bajo llave.— Mamá… — siento unos toques en mi cara, abro los ojos mirando la cara de Olivia frente a mí, miro la hora del pequeño reloj que marcan las 3 de la tarde — Tu teléfono no ha dejado de sonar… — me voy sentando mientras me pasa el teléfono.Si que había tenido una noche loca, por suerte, no me metí con nadie y veo que tampoco he perdido mi cartera, las llaves, el teléfono ni el dinero.— ¿Hola? — pregunto llamando al número que dejó 10 llamadas perdidas en mi bandeja.— Señorita Esperanza — miro a O
Oriel Moreau. Miro a Esperanza dormir en el cuarto que pedí que arreglara para ella, no creí que fuera tan rápido la mudanza, tampoco creí que iba ser más rápido si hablaba con su hija, debí haber empezado por ahí, pero ahora están aquí y eso está bien.Observo la hora de mi teléfono y veo que dan las 4 de la madrugada, camino hacia el cuarto de la pequeña que apenas Esperanza me la presentó, la pequeña fue muy educada, realmente es una niña muy linda como su madre, solo que es más rubia, abro la puerta un poco y veo al perro levantar la cabeza desde la cama en donde duerme la pequeña Olivia.Puedo jurar que es una rara casualidad encontrarme con este perro llamado Chester, nombre que le había puesto a mi primer perro de compañía hace 8 años que había muerto en un accidente según mi madre cuando había regresado de viaje, justo el mismo día que Jade se había marchado para no volver.Regreso a mi cuarto en donde veo a mi perrita Cake, medio cierro la puerta y me acuesto en la cama, aho
Oriel Moreau.Un mes después. Agosto.Sentado en mi despacho termino de revisar toda la preparación para la semana que viene que es la presentación, me levanto y me siento en el pequeño sofá a servirme agua, tomo y cierro los ojos.— Señor… — siento que alguien me mueve, no sé cuanto tiempo me he quedado dormido, pero abro mis ojos y me siento mejor — Debe de estar muy cansado, debe descansar, ha sido un mes muy estresante, pero en menos de dos semanas, podremos… — se detiene de hablar cuando levanto mi mano en su dirección.— Sé que debo descansar, pero tenemos que tener todo listo para ese día, hay inversionistas y directivos que están esperando ver como fracaso, no dejare que esos viejos me vean caer, así que tengo que seguir trabajando, ya descansé un poco, Esperanza — suspira y se sienta a mi lado.— Los vas a lograr, confío en que así va a ser — sonríe mirando hacia el lugar — Bien, la cena ya está lista, ¿Comerás con nosotras o comerás aquí? — le sonrío un poco.— Comeré aquí,
Jade McCain.Termino por arreglarle la corbata a Oriel sin dejar de mirar el reloj, por suerte hoy Olivia se quedaría con Blue que me fue de mucha ayuda hasta cuando Oriel cayó en cama con un simple resfriado que me hizo preocupar demasiado, hasta la pequeña Olivia estaba preocupada por este hombre que no se daba un momento para descansar, sino que seguía y seguía.Aunque nos pareció raro que se hubiera enfermado a 10 días del lanzamiento, pero supusimos que todo se debió al estrés y la ansiedad acumulado de estos dos meses de mucho trabajo tanto en la empresa como en la casa.El reloj marcaba las 6 de la tarde, teníamos una hora para que comenzara todo, así que al menos estábamos listo para irnos, claro que a mí me faltaba el vestido.— Puedes esperar abajo, yo me voy a cambiar — digo poniéndome los aretes mientras caminaba al closet a sacar el vestido, veo que se va y camino a la puerta a cerrarla, aunque Oriel no pueda ver mi cuerpo.Al terminar de ponerme el vestido y los tacones,