Los guardias de George podían ver, claramente, los músculos bien proporcionados en el cuerpo de Harvey, hasta el punto en que podían considerarse perfectos.

Al mismo tiempo, había cientos de cicatrices marcadas en un patrón entrecruzado, a lo largo de su cuerpo. Aunque eran heridas superficiales, se podían apreciar fácilmente.

Sin embargo, cuanto más claras las cicatrices, más antiguas eran. Algunas parecían haber sido hechas hace muchos años.

Aquellas cicatrices estaban ahí por una razón; parecían ser el resultado de algún tipo de entrenamiento físico, que la gente corriente nunca podría comprender.

Sin importar que fueran mercenarios, para ellos sería glorioso tener al menos diez de esas cicatrices. La cantidad que tenía Harvey, era realmente impresionante.

En ese momento, George Zabel vio que sus propios guardias, muy bien pagados, temblaron de miedo. Reflexionó con el ceño fruncido y luego preguntó: "¿Qué están esperando? ¿Tienen miedo?".

"¿Un yerno residente los ha asustado