“¡Fuera del camino! ¡El coche podría explotar de nuevo!”.

“¡Aléjense del coche! ¡No queden atrapados en la explosión!”.

Harvey tardó solo diez segundos en salir de la multitud. Se paró frente a todos mientras gritaba varias advertencias.

“¡Que alguien me preste un par de guantes!”.

Una persona de la multitud tiró al suelo un par de guantes de goma. Harvey no dudó y los agarró rápidamente. Se los puso en ambas manos y corrió hacia el Lamborghini.

La multitud lo miró y exhaló un suspiro colectivo de alivio.

En comparación con Daniel, que solo estaba presumiendo, podían ver que Harvey realmente estaba tratando de salvar a la Señora Thompson. Incluso en las situaciones más terribles, no entró en pánico y mantuvo la calma.

“En serio él no tiene miedo cuando se enfrenta al peligro. ¡Ese sí que es un verdadero profesional, un verdadero experto!”.

“¡Tenga cuidado, Señor Experto!”.

“¡Deja de tratar de adularlo! ¡Piensen en una manera de alejar sus coches! ¡La brigada de bomberos está