Yvonne Xavier sacudió un poco la cabeza.

"Señorita Asuka, ¿verdad? Aún no has explicado todo”.

“Por ejemplo, ¿quién te envió aquí?”.

“¿Fue Hector Thompson? ¿O Sakura Miyamoto?”.

Asuka mostró una cálida sonrisa.

“Usted está haciendo muchas preguntas. Pero ya que también eres mujer, te diré algo que quizás te interese”.

“Realmente eres una mujer hermosa, Señorita Xavier. Debes tener la confianza suficiente para pensar que los hombres ni siquiera tendrían el corazón para hacerte daño”.

Las pupilas de Yvonne se contrajeron un poco.

“Pero una mujer seguramente haría todo lo posible para lidiar contigo”.

“No nos culpes, Señorita Xavier. ¡Cúlpate a ti misma por ser tan desafortunada, llamando la atención del Joven Amo Thompson de esa manera!”.

La mano derecha de Asuka estaba apoyada sobre la empuñadura de su espada larga mientras hablaba.

Al mismo tiempo, cuatro isleños más con batas de baño y espadas largas de la Nación Insular aparecieron en el patio trasero, cortando todas las r