Narrador— ¿Entonces la doctora Bennett ha hecho un buen trabajo con mi esposo? ¡Esto tiene que ser un mal chiste!Soltando en un bufido, Abril cuestionó el diagnóstico del nuevo médico de su esposo, quien coincidía con su colega Erika Bennett, la cual según su criterio hizo un maravilloso trabajo con el trasplante de su corazón, y pasando su vista de un lado al otro, Hackett no sabía qué decir.Algo incómodo, el hombre procedió a aclarar su garganta, y extendiéndole un electrocardiograma, empezó a mostrarle a la pareja porque pensaba que la mujer había hecho un gran trabajo al salvarle la vida.—Como se refleja aquí, su ritmo cardiaco es normal, al igual que los otros estudios señalan que su estado es estable, la cuestión es que esta clase de episodios son completamente normales, debido al poco tiempo previo a la cirugía, más si no se toma el medicamento adecuadamente... Aun así, si no se encuentran de acuerdo con mi diagnóstico pueden buscar otra opinión médica, pero les aseguro que
NarradorArrastrando su valija en dirección al área de abordaje, Abril le dio una última mirada acompañada de una sonrisa a su esposo, y agitando su mano, pretendió despedirse de él.A Dante este viaje no lo convencía del todo, y es que el simple hecho de que su acompañante fuese Atlas, le preocupaba; por lo que apenas finalizara sus asuntos en el continente vecino, haría lo posible por alcanzarla en el evento.Viendo como ella ingresaba al avión comercial desde lejos, el sacó su teléfono, y hablando con el piloto que lo llevaría a su destino, le pidió apresurarse, ya que le urgía regresar.La cuestión con Lucrecia Humen, es que esta lanzaría esa misma tarde una nueva colección de ropa, bastante innovadora, que simbolizaría un antes, y un después en la industria, por lo que H&G tenía que hacer hasta lo imposible por tener la exclusiva de trabajar con ella.Viendo a través de la ventana su vuelo despegar, Granfort se lamentó por no poder estar con Dante, y escuchando como alguien aclar
NarradorViendo como el auto se detuvo a las afueras del hotel Pushman, Atlas desvió su vista en dirección de la chica aparentemente dormida, a quien tomándola entre sus manos, bajó del vehículo.Ingresando en el elegante lugar, este encontró un par de personas, los cuales lo observaron durante su paso al elevador, y sonriéndoles, este se excusó por el estado de Granfort.—El alcohol, ya saben... Tomó muchoEl desgraciado, caminó victorioso a su destino, y viendo como las puertas se cerraron, recorrió el rostro de Abril con su vista, admirando su belleza, la cual lo hizo perder la razón.—Por qué tenías que complicar todo, yo solo quiero amarte, y no me dejasLlegando al piso en donde se hallaban hospedados, él caminó a la habitación de ella, e ingresando con su llave, la colocó sobre la cama con tal delicadeza que parecía que era una muñeca de cristal.Esto de verdad él no lo había planificado, es más, ni en sus planes más retorcidos lo había imaginado, de hecho la intervención mágic
NarradorCon sus ojos cristalizado producto de la impotencia, Dante golpeo una vez más la puerta con sus puños cerrados, sintiendo que su corazón estallaría, y viendo como está se abrió de pronto, se quedó de pie en completo silencio, observando a Abril que salía del baño a quien se veía con sus ojos rojizos de tanto llorar, aún enredada en la sábana.—Abril ¿Dime que él no te lastimó?Abril de verdad lo quería decir, de verdad estaría gozosa de mencionar que él solo la desnudó, que no profanó su cuerpo, pero al recordar su piel marcada con sus labios, las huellas de sus manos al recorrerla, el asco y la indignación que sentía, se reflejaron en su rostro.—Abril... Habla de una buena vez.La voz de Dante salió entrecortada al presentir lo que había sucedido, y empuñando su mano, intentó acercarse a ella, pero no lo logró, ya que su corazón se destrozó al verla retrocediendo un par de pasos.—Responde Abril que me estás partiendo el alma con tu silencioÉl sabía que preguntar, la estab
lNarradorDescendiendo del auto a las afueras de la mansión Hackett, Dante pretendía enfrentar a su hermano por lo que había hecho, molerlo a golpes por su gran falta, y luego enviarlo a la cárcel, pero llegando hasta donde se encontraba uno de los trabajadores de confianza, se encontró con la amarga noticia que este se había marchado con su equipaje a un supuesto viaje de negocio.Ingresando a la enorme estancia una vez que finalizó de hablar con él, halló está completamente vacía, y dirigiéndose al estudio de la propiedad, empezó a revisar en la caja fuerte de la familia el testamento que dejó su padre.Si Atlas pensaba que se podría salir con la suya tras lo que hizo, estaba completamente equivocado, ya que Dante hallaría la manera de acabarlo, y que mejor forma de hacerlo que quitándole el poco dinero que le quedó.Sacando algunos papeles irrelevantes, este halló un par de documentos de propiedad, y tomando de entre las cosas un sobre oscuro, Dante empezó a revisar el interior, en
Narrador Intentando adaptarse a su nueva vida lejos del lugar que llamaba hogar, ajena del mal que atribulaba a su amiga, Ibbie observaba las instalaciones del nuevo estudio jurídico, mientras algunos caballeros que se encargaban de la preparación, ingresaban con el mobiliario necesario para su decoración, cuando de pronto escuchó un par de pasos a sus espaldas. Lo cual la hizo girarse sobre sus pies.Hallando a su antiguo jefe, ahora su nuevo socio Tobías Marshall, esta se limitó a saludarlo regalándole una delicada sonrisa, y caminando hasta su lugar, él le extendió una bolsa de papel con un almuerzo en su interior.—¿Me acompañas a comer? Llevas horas aquí, ya creo que te mereces un descanso.Invitándola a salir de allí, este la guió por el extenso lugar hasta su enorme oficina recién culminada, y tomando asiento en uno de los sofás uno frente al otro, Tobías preguntó.—¿Cómo te sientes en este lugar Ibbie? Me imagino que debe ser difícil para ti estar aquí, tan lejos de la señora
NarradorCaminando por el extenso lobby de H&G, Abril fue alcanzada por Melissa, su asistente; mientras se dirigía hacia su elevador personal, y recibiendo el folder con la agenda detallada del día, esta frunció sus labios al ver el nombre de Lucrecia escrito en ella.—Suspende todos los demás pendientes, tengo muchos asuntos de que hablar con esta mujer, así que te pediré que no nos molesten hasta que yo se los pida.Comunicándole que esta ya se hallaba en su oficina, Abril ingresó en el elevador, y viendo como las puertas de este se cerraban, Granfort empuño su mano. Al fin, después de un par de días, encararía a Lucrecia, una de las cómplices de Atlas, el responsable de su sufrimiento ahora, quien huyó como un cobarde tras su fechoría.Abriendo sus puertas en el piso superior del edificio, Abril salió del artefacto, e ingresando a su oficina, encontró a la diseñadora sentada como si nada hubiese sucedido en uno de los sofás del lugar.—¡Abril, querida! Qué gusto verte.Acercándose a
Narrador Con su rostro totalmente tenso por la respuesta de Abril, Erick retrocedió un par de pasos tratando de procesar lo sucedido, y empuñando su mano unos segundos después, cuando la impotencia invadió su cuerpo entero, este preguntó.—¿Atlas se atrevió a hacer tal cosa? ¿Fue tan cobarde como para lastimarte de esa forma?Regresando sobre sus pies a la espera de una respuesta que tardó un par de segundos, Granfort acunó el rostro de su hija en sus manos quien se permitió que sus lágrimas salieran, y asintiendo ella, la imagen del Atlas Hackett perfecto, se cayó.Y es que él adulaba demasiado a Atlas, Erick verdaderamente pensaba que este chico era el hombre ideal para su hija, ya que parecía ser alguien respetuoso, trabajador, y completamente enamorado; a quien incluso le había insinuado que se la daría en matrimonio para que concibiera un hijo descendiente de ambas familias, pero al saber esta verdad, la cruda realidad lo golpeo directo en el rostro. Granfort al ver a su hija a