NarradorCaminando por el extenso lobby de H&G, Abril fue alcanzada por Melissa, su asistente; mientras se dirigía hacia su elevador personal, y recibiendo el folder con la agenda detallada del día, esta frunció sus labios al ver el nombre de Lucrecia escrito en ella.—Suspende todos los demás pendientes, tengo muchos asuntos de que hablar con esta mujer, así que te pediré que no nos molesten hasta que yo se los pida.Comunicándole que esta ya se hallaba en su oficina, Abril ingresó en el elevador, y viendo como las puertas de este se cerraban, Granfort empuño su mano. Al fin, después de un par de días, encararía a Lucrecia, una de las cómplices de Atlas, el responsable de su sufrimiento ahora, quien huyó como un cobarde tras su fechoría.Abriendo sus puertas en el piso superior del edificio, Abril salió del artefacto, e ingresando a su oficina, encontró a la diseñadora sentada como si nada hubiese sucedido en uno de los sofás del lugar.—¡Abril, querida! Qué gusto verte.Acercándose a
Narrador Con su rostro totalmente tenso por la respuesta de Abril, Erick retrocedió un par de pasos tratando de procesar lo sucedido, y empuñando su mano unos segundos después, cuando la impotencia invadió su cuerpo entero, este preguntó.—¿Atlas se atrevió a hacer tal cosa? ¿Fue tan cobarde como para lastimarte de esa forma?Regresando sobre sus pies a la espera de una respuesta que tardó un par de segundos, Granfort acunó el rostro de su hija en sus manos quien se permitió que sus lágrimas salieran, y asintiendo ella, la imagen del Atlas Hackett perfecto, se cayó.Y es que él adulaba demasiado a Atlas, Erick verdaderamente pensaba que este chico era el hombre ideal para su hija, ya que parecía ser alguien respetuoso, trabajador, y completamente enamorado; a quien incluso le había insinuado que se la daría en matrimonio para que concibiera un hijo descendiente de ambas familias, pero al saber esta verdad, la cruda realidad lo golpeo directo en el rostro. Granfort al ver a su hija a
NarradorLlegando a la mansión que ahora llamaba hogar, Dante liberó parte de su aire al hallarlo ahogado completamente en penumbras, e ingresando a este, él no consiguió a Abril por ninguna parte de la estancia; por lo que empezando a caminar escaleras arriba se dirigió a su habitación, en donde la encontró como lo predijo.Permaneciendo en silencio unos segundos, Hackett se recargó en el umbral de la puerta mientras se cruzaba de brazos, observándola hecha un ovillo sobre la cama, y dejando sus lágrimas salir, ella escuchó como él iniciaba su caminata en su dirección para acostarse a sus espaldas, y decir.—¿Hasta cuándo estarás de esa forma? Sé que no es sencillo Abril, pero lo superaremos como mi partida, ya lo verás.Abril apretó sus labios tratando de detener las lágrimas que aún salían de sus ojos, y girándose sobre su cuerpo, ella procedió a abrazarlo escondiendo su rostro en su pecho.—Estaré bien Dante, es solo que no puedo evitar que me afecte por momentos. Solo dame un poc
Narrador Con la sangre hirviendo en el interior de su cuerpo producto de la ira al saber que su hermano se hallaba a escasos metros de él. Dante salió de la oficina de Abril, quien se quedó allí un poco nerviosa por lo alterado que se marchó su esposo, y dirigiéndose a la suya, se quedó un poco rígido al hallar a Atlas sentado como si nada en su lugar—Dante ¡Qué gusto verte! ¿Desde cuándo no hablamos?Colocándose de pie una vez que Atlas notó a su hermano en la puerta de la oficina, este fingió pensar, he intentando controlar sus instintos salvajes debido a las enormes ganas de golpearlo que lo estaban invadiendo, Dante respondió.—Una semana Atlas.La mandíbula de Dante se hallaba tensa al finalizar la frase, que salió casi como un siseo, y empuñando su mano a medida que este avanzaba hasta él, se quedó de pie muy cerca.—No pienses que esta es una visita de cortesía Dante, o algo parecido, porque no lo es; solo estoy aquí por mi dinero, el que me has robado.Enarcando una ceja una
NarradorIngresando a la pequeña sala en donde el personal de seguridad de H&G mantenían retenido a Atlas, Dante llegó un poco más calmado pero igual de molesto que antes; y tomando asiento en una silla frente a él, el mayor de los hermanos escaneo el rostro golpeado del otro.—Hablé con Nerio, llegamos a un acuerdo…Habían pasado un par de minutos desde su pelea, pero a simple vista se notaba que estos se habían golpeado con todas sus fuerzas, ya que ambos tenían algunas marcas en su rostro que tardarían días en sanar, muestra del enfrentamiento.—Serás encerrado en un centro de salud mental, te someterás a tratamiento; una vez que veamos mejoría, saldrás de allí con la condición que sigas en control para poder recuperar tus bienes, y después te marcharás bien lejos.Todo esto Dante lo dijo sin parpadear, mirándolo directo a los ojos, lo cual no sirvió de mucho por que el otro ni se inmutó, ante lo que le esperaba allí dentro.—¿Tendría que rogar para que no lo hicieran? Ya ustedes h
Narrador—La señora Granfort ya está preparada.Esperando en la magnífica estancia de la opulenta mansión Granfort-Hackett, Dante se giró sobre sus talones una vez la estilista finalizó de preparar a su esposa, y asintiendo desvió su vista en dirección a las escaleras por donde venía descendiendo Abril.—Te ves más hermosa de lo que ya eres ¿Preparada para tu fiesta?Extendiendo su brazo en dirección de su esposa, Abril lo tomó enseguida, y empezando a caminar hasta la puerta trasera de la propiedad desde donde se divisaba una modesta celebración, ambos detuvieron su andar para decir.—No tenías por qué hacer algo así Dante, todo está hermoso, pero es un poco extravagante para míObservando hacia el jardín, una enorme carpa con su techo, iluminado en el interior con delicadas luces, simulando un cielo estrellado; se extendía en el centro de la propiedad. En la cual en su interior se notaba una exquisita decoración negra con toques dorados, que incluían desde piedras de cristal en form
NarradorCaminando entre los invitados sintiéndose un poco más valiente debido al alcohol en su cuerpo, Matheson llegó hasta la mesa en donde se hallaba Ibbie, esperando por Tobías quien andaba en busca de un par de canapés para ella, inocente de la presencia de su ex en la fiesta, y aclarando su garganta tras sus espaldas, este sólo dijo—Tiempo sin verte Ibbie Johnson… Veo que el otro lado del país te trató muy bien.Frunciendo sus labios al saber que se trataba de Cristian, Ibbie tardó un poco para colocarse de pie, e intentando ocultar su pequeña barriga, ella dijo una vez que controló sus nervios—Digamos que mejor que en la gran ciudad. No sabía que estarías aquí.Lamentándose mentalmente al creerle a Dante que este no asistiría a la fiesta, la mujer con su mirada empezó a buscar su salvador, y viéndolo a distancia que charlaba con otra chica, se mordió su labio inferior clamando al cielo por ayuda.—Eso veo ¿Cuánto tiempo tienes de embarazo? Creo que al fin Marshall logró su ob
NarradorIntentando abrir sus ojos tanto como la intensidad de las luces del lugar en el cual estaba siendo ingresada se lo permitían, Ibbie despertó un poco descolocada por lo sucedido. Lo último que recordaba era ver como Matheson, y Marshall se caían a golpes a puño limpio, y ahora, un par de minutos después, se hallaba siendo atendida en la sala de emergencias de un hospital cercano a la casa de su amiga.Tomando su presión, mientras que otra de las enfermeras introducía un yelco en su vena, Johnson se removió un poco por el ligero pinchazo, e intentando tomar asiento para saber que era lo que estaba sucediendo, la señora la detuvo antes de lograrlo.—Señora le recomiendo permanecer acostada, su presión no se halla del todo bien, por lo que el médico viene a valorarla.Ibbie de manera instintiva llevó su mano a la pequeña barriga, y tras masajearla un poco, se recostó sobre la fría camilla, esperando al médico, quien un par de segundos después se acercó a ella.—Paciente Ibbie Joh