Narrador—Agradezco regalarnos tan maravillosa velada, espero que disfruten lo que queda de nocheDespidiéndose de ellos el último invitado, Abril y Dante pensaron que la fiesta había finalizado, hasta que, observando en dirección a una de las mesas del salón, notaron a Atlas, acompañado de la menor de las Bennett, mientras seguía tomando.Disculpándose con su esposa, dejándola con su asistente Melissa, Dante fue quien se acercó hasta él, y aclarando su garganta, desajustó la corbata de su traje, preparándose para una de las estupideces de su hermano.—Pensé que se marcharían temprano, una vez que Abril, y yo llegaríamos.Atlas, sonrió de lado una vez que reconoció la voz de su hermano sin siquiera mirarlo, y agitando el vaso de licor con líquido ambarino en su interior, procedió a decir.— ¿Por qué tendría que hacerlo? Por si lo olvidas, también tengo derecho a estar aquí.Sin siquiera verlo, Atlas llevó el vaso de licor a sus labios para vertir lo que quedaba, y estampando este sobr
NarradorEntrando a la estancia del nuevo hogar de Abril, y Dante, la abogada, tras confesar lo que hizo durante su borrachera, notó al anterior mencionado tendido en el sofá dormido, por lo que elevando su mano al no saber que se hallaba allí procedió a señalarlo—Nos mudaremos a esta casa, viviremos juntosIbbie frunció sus labios al escuchar a su amiga, quien sonriendo de manera triste, le pidió disculpas por no contarle que había regresado con Dante—Cometí un error al no decirte, y de verdad lo lamento, pero es que sé que lo odias, y te pondrías así una vez que supieras la verdad, además todo pasó tan rápido que ni lo noté IbbieY en cierta parte todo fue tan rápido, que debido a sus trabajos ya casi ni hablaban, por lo que todo esto complicó la comunicación entre las amigas—No se trata de que si lo odio o no, Abril, se trata de que te lastimó, y eres mi amiga, aun así si estás decidida a estar a su lado, contarás con mi apoyoEl corazón de Abril se agitó de alegría al ver que s
NarradorCaminando de un lado al otro en el interior de su habitación, Maya aún se preguntaba dónde se había metido Cristian. La noche anterior, por más que lo llamó, este no respondió, y no es que la mujer fuese estúpida, o algo parecido, porque en realidad no lo era, solamente que aun en su mente retorcida, le parecía poco creíble que él hubiese sido tan ingenuo como para meterse de nuevo con IbbieImpaciente, y con los latidos de su corazón desenfrenados, la mujer optó por su último recurso, y elevando su teléfono, llamo a la única persona que podía presionar a su prometido para permanecer a su lado.Su madre —¿Yenifer? Sin preámbulos, una vez que la llamada fue contestada, esta preguntó por su adorada suegra, quien sabiendo que se trataba de ella, procedió a adularla como era costumbre.—Querida Maya, ¿cómo estás? Me imagino que fenomenal, porque Cristian aún no llega a casa.Por más que la superficial mujer supiera que su hijo no amaba a Maya, mantenía las esperanzas de que en
Narrador—Buenos díasDescendiendo por las escaleras de su nuevo hogar en busca de Dante, Abril sonrió ampliamente al hallarlo en la cocina, intentando preparar un desayuno, que terminó de manera desastrosa por su nula experiencia.Sonriendo un poco avergonzado al ser descubierto, Hackett caminó para saludar a su esposa, y uniendo sus labios en un beso intenso, su día inició lleno de emociones por su nueva vida.A pesar de que todo parecía estar en su contra, Dante, y Abril estaban haciendo su mayor esfuerzo por recuperar su matrimonio, y esto se estaba viendo reflejado en su nueva convivencia, alejados de todos en su nuevo hogar.Una vez que se prepararon, la pareja prefirió desayunar afuera, y llegando a la empresa, una vez que sus estómagos estuvieron satisfechos de alimentos, se quedaron sorprendidos al hallar a Nerio Hackett en la recepción del lugar.—¿Tendrías unos segundos para hablar con este viejo?Refiriéndose a su nieto, el hombre mayor preguntó, e imaginándose el motivo d
NarradorFinalizando de empacar sus pertenencias para el viaje que se avecinaba, Ibbie observó una última vez su habitación prácticamente vacía, y divisando sobre la cómoda, un pequeño oso de peluche color rosa que le fue obsequiado por Cristian, el cual atesoraba como único recuerdo de su amor, contuvo el aire en un intento de retener sus lágrimas.Ya había llorado mucho por él, de hecho, la noche anterior se preguntó una y otra vez si estaba haciendo lo correcto, y exhortándose ella misma a continuar, espantó los pensamientos estúpidos de permanecer en esa ciudad que le traía tantos recuerdos.Con un deje de amargura, la mujer caminó despacio hasta él, y alcanzándolo con sus frágiles manos, lo tomó con cierta nostalgia.Ella tenía que continuar, dejar ese pasado doloroso, y que mejor forma de hacerlo que sepultando a Matheson con todos sus recuerdos.Avanzando por el amplio lugar, la abogada optó por caminar hasta el cesto de la basura, y arrojándolo en el interior, sonrió de manera
Narrador Sintiendo que en esta ocasión a quien le estallaría el corazón sería a ella, Abril tomó la mano de Dante, quien la estrujó enseguida antes de ser recibido por los médicos de la clínica en la que fue ingresado.Su día parecía ir tan perfecto, de hecho se hallaban reunidos con un par de colegas cuando un dolor punzante opacó el buen semblante de Hackett, a quien con cierta resistencia Abril se negaba a dejar, y siendo detenida por el personal del hospital no tuvo otra salida que permitir que lo ingresaran sin su compañía —Dante ¡Demonios! No te puede suceder nada, no ahoraSintiéndose ahogada por el temor de perderlo, Granfort caminó a la sala de espera, y tomando asiento en uno de los bancos, esta tomó su cabeza antes de apoyar sus codos sobre sus rodillas intentando calmarse.Y es que todo iba tan bien, se hallaban recuperando el tiempo de pareja, que este acontecimiento solo sería una mancha negra en los maravillosos días de su casi luna de miel.Sintiendo como alguien se
Narrador Con su mirada fijada en el suelo, Matheson de gustaba un exquisito trago de whisky, mientras recordaba las últimas palabras de Ibbie, sentado a media estancia en la mansión de sus padres. Y es que la partida de la mujer que amaba, había cambiado algo en él, había ocasionado tal dolor que este se reprochaba una y otra vez su gran error. Observando el vaso, y el par de hielos que titilaban con el choque del cristal, Matheson elevó su mirada para notar la pronta llegada de su madre, y recargando su espalda en el amplio sofá, este la observó de arriba abajo algo resentido con ella. —Pensé que estarías en la empresa. ¿Qué te trajo a casa tan temprano? Sosteniendo un par de bolsas de una reconocida marca en sus manos, Yenifer las colocó sobre el delicado piano de cola que se hallaba a escasos metros de su hijo, mientras se mantenía en silencio esperando una respuesta de este. —Renuncié... No seguiré trabajando en ese lugar. Los labios de la señora Matheson se fruncieron por
Narrador Caminando con delicadeza por el extenso lobby del hotel cinco estrellas Pushman, intentando pasar desapercibida, Maya Bennett pretendía llegar a su destino sin ser interceptada por ninguna persona de su círculo social, y es que en esos momentos lo que más le urgía a la mujer era encontrarse con su amante, con quien tenía una conversación bastante importante pendiente Pidiendo indicación de la suite asignada en la recepción del lugar, la mujer tomó la llave con delicadeza, y abordando el elevador del costoso hotel, impactó su pie un par de veces contra el suelo, algo impaciente mientras este se dirigía a su destino. ¿Acaso él había descubierto su secreto? ¿Acaso Atlas Hackett sabía la verdad sobre su origen? Viendo como las puertas del artefacto eran abiertas, esta dio una mirada a ambos lados del extenso pasillo, y notando que estos se hallaba completamente despejado, procedió a continuar tambaleando sus caderas de un lado al otro. —Pensé que tendría que ir por ti a la