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Capítulo 2: Un día no tan normal.

Sentado en la parte trasera de su camioneta, Dante mantenía fija su mirada en su mano derecha, la sensación de hormigueo que había sentido al tocar a aquella humana, aún prevalecía en su piel, y si bien la había sujetado por encima del cárdigan que llevaba, recordar esa dulce sensación, lo hizo estremecer.

–“¿Será posible…?”– se preguntó

–“El vínculo con los humanos es diferente, con ellos no importa la edad, si fuera nuestra, lo sabríamos” –gruñó su lobo, quien, de hecho, parecía igual de confundido que él.

–¿Cómo sabes eso? –preguntó Dante en voz baja, sin embargo, como respuesta, su lobo sólo gruñó

–¿Me vas a decir que sucede? –preguntó Lysander desde el asiento del conductor

–¿Ya te respondió el alfa? –preguntó Dante echando su cabeza hacia atrás

–Aún no –

–Sigue intentando …–gruñó Dante

–¿Puedo comprar algo para desayunar? –preguntó Lysander

–Acabas de desayunar –

–¿Almorzar?

–Bien…–dijo Dante cerrando los ojos –Sólo déjame pensar… –

–¿En la niña bonita? –preguntó Lysander cambiando de carril

–¿Disculpa? –preguntó Dante irguiéndose bruscamente

–Luces descolocado desde que ella se fue ¿Qué sucede? ¿Es tu compañera? –

–No –dijo Dante de mala gana

–¿Entonces? –peguntó Lysander deteniéndose frente a un pequeño local de comida rápida

–No lo sé Lysander –dijo Dante tras meditarlo –¿Te olía a humana? –

Lysander tragó, su alfa decía que la chica no era su compañera, pero sus reacciones le decían otra cosa, por lo que obviamente, su pregunta no le pareció más que una sucia trampa, sin embargo, optó por decir la verdad, como siempre.

–No, ella olía a algo más –dijo Lysander mirándolo por el espejo retrovisor, sin embargo, cuando su alfa alzó una ceja, él sólo pudo girarse bruscamente –¡Tú me preguntaste! –se defendió

–¿La oliste? –preguntó Dante con una peligrosa calma en su voz

–Primero olí a la mujer frente a ella, cuando detecté su olor a gamma, quise saber a quién tenía detrás de ella, quería saber a qué manada pertenecía, pero, su olor me confundió, Dante ¿Por qué una gamma de alto rango protegería a una humana? –

–No lo sé…–susurró Dante antes de cerrar los ojos nuevamente

–¿Quieres algo? –preguntó tras soltar un suspiro aliviado

–Café, solo –gruñó Dante –Y sigue intentando, necesito hablar con el alfa –

–A la orden –dijo Lysander bajando de un salto de la camioneta

–Anna Rizzo…–susurró antes de abrir sus ojos y llevar su mano derecha a su rostro, no pudo evitar sonreír cuando el recuerdo de tan desastroso encuentro inundó su memoria.

Anna pedaleaba alegremente en su bicicleta, tenía una mirada soñadora, la cual, estaba clavada en los edificios frente al instituto, él la vio en la distancia pero decidió no darle importancia, ya que él estaba teniendo sus propios problemas, los cuales estaban comenzando a frustrarlo, sin embargo, se olvidó de todo en cuanto un dulce tarareo llegó a sus oídos,  por lo que, cautivado, levantó su mirada para buscar el origen, para mala suerte de ambos, la dueña de tan dulce sonido no vio la puerta frente a ella y él no fue lo suficientemente rápido para cerrarla.

El primero en caer en pánico, fue su lobo, quien lo obligó a bajar de la camioneta más rápido de lo que jamás lo había hecho, sin pensarlo mucho, la sujetó del brazo y fue ahí cuando sintió ese maldito escalofrío recorrer su brazo entero, el segundo, fue cuando esos bonitos ojos grises se clavaron en él.

Agradeció a la Diosa que la jovencita comenzara a balbucear, pues a él, el lobo le había comido la lengua, no tenía ni idea de que decir, se había perdido en sus ojos, en el inusual color morado oscuro de su cabello, el cual, llevaba atado en una coleta.

Se perdió en la sencillez de su ropa, unos jeans claros, ligeramente ajustados, una blusa blanca de cuello alto y un cárdigan de algodón de color gris, por un momento, sintió que podía quedarse viéndola el resto del día, sin embargo, cuando una mujer comenzó a sacudirla con brusquedad, Damon, su lobo, rugió en su mente ante tal acto, rugido que el mismo emitió cuando el olor de la mujer se coló en su nariz.

“¿Por qué reaccionaste así?” –le preguntó a su lobo

“Me molestó que la sujetara así…”

Con frustración, Dante pellizcó el puente de su nariz, su olor le dejaba muy en claro que no era su compañera, pero su tacto y la atracción que sentía por ella le estaban diciendo otra cosa.

–Tengo que verla otra vez…–

–¿A quién? –preguntó Lysander abriendo su puerta para entregarle un vaso con café

–¿Tiene canela? –preguntó Dante arqueando una ceja

–Es una cocina económica Dante, sólo pruébalo –dijo Lysander enderezándose para darle un sorbo a su propio vaso –Sé que te gustará –

–No me gustan las cosas dulces y lo sabes –

–Sólo pruébalo –insistió Lysander alegremente

Dante suspiró y dio un trago, para su sorpresa, lo disfrutó, era dulce, pero no demasiado.

–Entonces ¿A quién tienes que volver a ver? –preguntó Lysander

–A la chica humana –dijo Dante sin tapujos

–Entonces ¿Es tu compañera? –preguntó el beta con evidente ilusión

–No lo sé, Damon está confundido, igual yo…–

–¿Por qué? ¿Qué sucede? –

Tras un largo suspiro Dante comenzó a contarle lo sucedido, sobre todo, la extraña atracción que sentía por la jovencita y el hecho, de que apenas habían pasado unos minutos y él ya se sentía ansioso por verla otra vez.

–¿Qué tal si es hija de renegados? Su olor se asemeja al de los humanos –

–Cierto, pero ella olía a algo más, ella olía a… Moras–

–A mar –dijo Lysander al mismo tiempo que Dante –Eh… Creo que sí deberías volver a verla, sólo para estar seguros –

–Bien, llama a Cara, dile que nosotros iremos por Egan y Elizabeth –dijo Dante sacando su teléfono –Algo habrá surgido, alfa Alastor no me ha devuelto la llamada, así que usaremos eso como excusa, pasaremos el día en la ciudad –

–¿Irás al hospital? –preguntó Lysander

–No, cancélalo –

–Pero…–

–Me siento bien Lys, por primera vez en meses no me duele, así que has lo que te pedí, si se trata de mi compañera, debo asegurarme de ello…–

–Entiendo, llamaré a Cara y …–

–¡Joven Gioli! –lo llamó una mujer –¡Su pedido! –

–¿Seguro no quieres algo? Aquí la comida es deliciosa –dijo Lysander limpiándose la baba discretamente

–Bien, pídeme algo –dijo Dante dedicándole una pequeña sonrisa

–Hecho –dijo Lysander antes de cerrar su puerta y correr al encuentro de la mujer

–Sí fuera hija de renegados, una gamma no la estaría cuidando… –susurró –Una gamma –repitió antes de tomar su teléfono para hacerle una llamada a su padre, sin embargo, gruñó frustrado cuando este tampoco respondió a su llamado –¿Para qué rayos existen los teléfonos celulares? –preguntó con frustración antes de lanzar su teléfono al asiento.

Mientras tanto, en el estacionamiento del instituto Montanari una mujer iba de un lado a otro soltando improperios, pues la persona con la que quería comunicarse no respondía a su llamada.

–Maldita sea –gruñó Marcia –Nadie me escucha en esa manada, le dije al alfa que…–

–“¿Qué sucede Mar?” –gruñó una voz masculina del otro lado de la línea

–Vaya ¿Qué sucede Neil? –preguntó Marcia con un tono burlón al escuchar que su amigo y beta, parecía de mal humor –¿Qué te hicieron tan temprano? –

Frustrado, Neilan resopló antes de responder –“Nuestro estúpido niño alfa me dejó plantado en los entrenamientos matutinos ¿Sabes qué excusa patética usó?” –cuando Marcia no dijo nada, él continuó –“¡Dijo que quería ir al baño! ¡Al baño!” –gruñó Neilan –“Fue a verla ¿verdad?” –

–Sí, está con los Rizzo, pero no puedes culparlo Neil, estamos por recuperarla, esta vez lo haremos, después de nuestro último intento hace seis años, esta vez si la recuperaremos –

–“Todos estamos ansiosos Mar, pero hoy es día de reabastecimiento, se supone que él se encargaría de los entrenamientos y que yo estaría en el portón, pero ¡No! A mi querido alfa se le ocurrió dejar la manada con la patética excusa de que tenía que ir al baño y ahora, tengo que reorganizar todo yo sólo, porque, para rematar, no puedo contar con el delta por el maldito cambio de última hora que hizo el alfa a las patrullas de la zona oeste ¡Ah! Pero, por el amor a la Diosa, eso no es todo Mar…”–

Cuando las quejas de Neilan comenzaron a aumentar el volumen, Marcia alejó su teléfono un par de centímetros de su oído, pues el sonido de la voz del beta, comenzaba a lastimarla, pese a eso, ella no pudo evitar reír.

La verdad era que el beta era un hombre muy calmado y centrado, pero cuando se trataba del alfa, él perdía la calma fácilmente, ellos tenían una relación más del tipo de hermanos que de Alfa-Beta, sí bien su alfa era un hombre muy amable y alegre, no dejaba de ser un alfa y todos lo respetaban, nadie dentro o fuera del territorio se atrevía a enfrentarlo, mucho menos a corregirlo, esto lo hacían únicamente el beta Neilan y el alfa Basil.

–Neil…Neil…Oye Neil…–trataba de llamarlo Marcia, sin embargo, parecía que el beta tenía mucho porque desahogarse, pero ella no tenía tiempo para esas cosas –Maldición Neil, ¡Tengo algo importante que informar! –

–“¿Cómo demonios puede ser un Alfa tan infantil y…? ¿Qué sucede Mar?” –preguntó Neilan recuperando la compostura en cuestión de segundos

–Tuve un encuentro con Dante Benedetti y creo que tenemos problemas –

–“¿El joven alfa está en la ciudad? ¡Mierda! Olvidé cancelarle” –murmuró Neilan con fastidio –“Espera ¿Qué hace en el instituto?” –

–Por lo que entendí, les trajo unas tablets a sus hermanos, estuvo aquí con el joven beta –

–“¿Y cuál es el problema?” –preguntó Neilan confundido

Marcia inhaló profundamente antes de comenzar a contarle todo lo que había sucedido hace tan sólo unos minutos, desde el pequeño accidente, hasta el evidente interés del joven alfa hacia Anna. Como la Gamma de la manada, su deber era proteger a su Luna y a sus cachorros, así que las miradas que Dante le dirigía a Anna no le pasaron desapercibidas en absoluto.

Todo comenzó con el primer gruñido que Dante le había soltado, ella pensó que había sido por la falta de respeto que había cometido al haberlo ignorado, pero después de estar contándole los sucesos a Neilan, recordó cómo había estado estrujando a Anna con un poco más de fuerza de la debida. El segundo gruñido, vino cuando el joven beta, Lysander, hizo esa mala broma, diciendo que Anna tenía la cabeza muy dura.

–“¿Crees que esté interesado en Anna?” – preguntó Neilan tras unos segundos de silencio.

–Me da esa impresión, sí –admitió Marcia

–“Eso es extraño” –susurró Neilan –“Anna es solo una adolescente y encima se supone que su aroma es el de una humana ¿No es así, Mar?” –

–Sí, toma esas pociones desde que tiene doce años, ellos se las ingenian para ponerlas en su perfume y en su…–Marcia se interrumpió abruptamente y dirigió su mirada a los contenedores de comida que estaban desparramados en el suelo, los cuales, ella había dejado caer al ver el accidente

–“¿Y en su qué, Mar?” –preguntó Neilan angustiado

–En su bebida –gruñó Marcia –Mierda, Neil, creo que no tomó el refuerzo –dijo antes de comenzar a andar con paso acelerado rumbo al interior de la escuela –Debo dejarte, tengo que solucionar esto –

–“De acuerdo, pero, llámame si ocurre algo ¿Entendiste, Mar?” –

Marcia balbuceó un rápido “de acuerdo”, terminó la llamada y se guardó el teléfono en el bolsillo de su gabardina. Con paso acelerado, se dirigió hacia su oficina preguntándose porque el camino era tan largo.

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