Ya había pasado seis meses de la muerte de mi madurito, hoy era domingo y como siempre esperaba que mis hijos se lavaran los dientes para ir al cementerio. No había un domingo sin faltar, hace dos meses en el cumpleaños de Adara, el cual cayó domingo, vinimos con David. Me pareció tan admirable y al mismo tiempo fue algo extraño, pero me gustaba la extraña amistad que estaba surgiendo.Me gustaba cómo se quedaba mirándome. «Óyeme, es que es evidente que siente algo por ti, pero calmémonos… o si no, dame la licencia para ir a semejante hombre.» —reprendí a la quinceañera loca que ahora me atormentaba, esa voz me hacía reírme de mí misma—, pero… cada día hablábamos más y ya no solo para trabajo, los niños estaban en nuestra conversación de manera seguida.Ahora solía llamarme para darme los buenos días y nos decimos nuestros itinerarios, también me llamaba a darme las buenas noches, pasaba muy pendiente de mí a pesar de que nos encontrábamos a miles de kilómetros. Tenía vigilancia día y
Terminé de hacer mi rutina de ejercicios, miré la hora, ya Blanca debía de estar a punto de acostarse para dormir. En Colombia debía de ser las diez de la noche. Mientras yo me preparaba para ir a trabajar, el amor de mi vida se va a dormir. Le marqué, ya era una costumbre que me encantaba, así estemos lejos, solo quería saber lo mínimo de ella.—Buenas noches.No tenía idea de en qué plan estábamos, no hemos hablado de amor, pero entre silencios lo sabíamos, menos mal nos encontrábamos lejos, porque de lo contrario no habría aguantado tanto el no besarla.—Buenos días. —respondió—. ¿Ya terminaste tu rutina? Algo que también me gustaba era que sabía mi rutina, parecíamos una pareja de esposos que por temas laborales el hombre ha partido de la casa y dejó a su mujer e hijos para tener un mejor futuro.—Sí, ahora voy a nadar un poco.Hace dos meses, presentó con Mireya… corrijo, con María Isabel, una propuesta que tuvo muy buena acogida en los hoteles. Y por eso algunos gremios tendrem
David cumplió con enviar el jet y el miércoles ya íbamos viajando, de hecho, nos encontrábamos a mitad de trayectoria rumbo a Grecia. Mis padres se quedaron con mis hijos y con un grupo de guardaespaldas designados por Jaime, el mismo que viajaba con nosotros por petición de David, él y otro joven que se llama Ricardo.Su segundo no dejaba de mirar a Natalia, y la joven parecía ser muy tímida, porque se ponía nerviosa con ese guardaespaldas. Quien nos sacaba lágrimas de la risa era Ana Karina. Íbamos en plan de trabajo, pero por los comentarios de ella quien sabe que termine pasando.El jefe de seguridad de David estaba algo intimidado o correteado por ella, con quien ya se había acostado con dos de las chicas; como me dijo María Isabel, eran ella y su socia de su bajo mundo. La sana era la amiga de la universidad. «Van dos hombres y en Grecia hay un tercero…»No iba a dejarme llenar la cabeza de cucarachas, así que ¡quinceañera de pacotilla no vengas a joder!, además yo soy una adult
—¡No!, no, aún no. —estaba roja.Tomó mi vaso con agua y se lo bebió completo, luego tomó el de Jaime quien la miró y al verme a mí el cual estaba a nada de soltar la carcajada solo afirmó. Blanca trataba de calmar sus nervios. Los meseros venían con nuestro pedido, me acerqué a su oído.—Eres más conversadora por teléfono.—No me avergüences más.Sus preciosos ojos cafés brillaban y suplicaban, volví a sonreír. Deacon tenía razón, mi Brisa seguía siendo la misma mujer que conocí en la universidad, pero con más madurez, sin embargo, seguía siendo demasiado tímida para los temas de relaciones y aunque conmigo en el pasado me seguía por todas partes, hasta ahí llegaba, no avanzaba, era yo quien tenía que ir por ella.Terminamos de comer, la conversación se mantuvo en el ámbito laboral, pagué la cuenta y Jaime casi me mata porque le rechacé la mitad del dinero. Era un testarudo de primera. Sonó su teléfono y era la foto de su hija de doce años. Por lo que me había comentado no era nada f
Nos quedamos impactados con la noticia que soltó María Isabel. David y yo no sabíamos qué hacer, ella estaba fuera de sí por causa de los nervios. Vi al presidente de las empresas Katsaros tomar su celular.—Keelan, puedes venir a la oficina lo más pronto posible.—¿Qué vas a hacer?—Ella no puede presentarse en ese salón. No sabemos sobre su vida, hasta ahora me entero de que tiene una hija, —en eso tenía razón, María Isabel era un manojo de nervios y solo se limpia las lágrimas. El chofer llegó—. Llévala a mi apartamento.¿A su apartamento? «Ten cuidado, por favor no te dejes quitar a mi papasito.» Si se quedan solos podría pasar de todo y no debo ponerme celosa, pero algo crece en mi estómago.» Vamos Brisa, tenemos una reunión.No me moví, quería darle un zapatazo, «y yo le pego con el otro», se detuvo en la puerta y me miró. ¿Por qué sentía tantos celos? Y el cómo ofreció su apartamento, ¿para consolarla después? Ella se estaba quedando en mi casa.» Blanca…Seguía callada, si ha
Miré a Jaime y este puso los ojos en blanco, ya cansado de decirle con el gesto que responde por el cuidado de Blanca con su vida. Le hice señas a Ángelo para dirigirnos a mi despacho, me siguió, de camino vi a Ana Karina ser abordada por un Damián interesado, Natalia se encontraba a un lado de Ricardo, pero poniendo una barrera entre ellos, como si el contacto de mucha gente la pusiera nerviosa, aunque los analizaba a cada uno y tomaba apuntes. En el momento de su trabajo las dos eran mujeres empoderadas y seguras de su carrera.—Vamos hablemos en la oficina.Una vez ingresamos, le indiqué que se sentara, se desabotonó el saco, se pasó las manos por el rostro.—Sé que es muy temprano, pero parece alterado. ¿Quieres agua, café, un té o te ofrezco un trago?—No suelo tomar, pero en esta ocasión necesito la botella completa.Alcé una de mis cejas. Antes de sentarme en la silla, fui al bar y le serví un trago bien cargado. Yo saqué una botella con agua. Debía de ser una situación complej
Habían pasado tres meses, ¡tres!, desde mi regreso de Grecia, no nos habíamos visto desde entonces, pero sí llamaba a diario al igual que yo. —Me sentía en un noviazgo no afirmado—. También recibía todos los días un detalle de su parte, o a través de mis hijos. Ellos confabulaban con él y me gustaba que mis hijos lo aceptaran.Hace ocho días, cuando estuvimos en un centro comercial y él lo sabía, porque desde el cumpleaños de Adara la señorita tenía celular; ese fue su regalo y la razón que me dijo en ese entonces con carita de perrito regañado, era para estar comunicándose con los niños por el tema de la amenaza, el celular tenía rastreo satelital y él podía controlar por medio de un programa.Me dijo en otras palabras que era la maravilla del mundo digital y bajo mi miedo por su secuestro acepté, eso sí, no podía usarlo en la casa, solo para cuando saliera de ella y contestara llamadas. Por eso ellos se hablan todo el tiempo. Con Egan sin autorización de su hermana lo llama para hac
El sonido del celular me sacó de mi erótico sueño con mi Brisa. —Me estaba volviendo loco de lo mucho que la deseaba y nada que me daba luz verde para ir por ella. Sabía que estábamos en una especie de relación a distancia, y era por ella que no avanzábamos—. Me senté una vez vi el número.—Jaime. ¿Qué sucede?—Acaba de pasar un percance en un restaurante y tranquilo que no fue contra tu mujer y nada tiene que ver con su excuñado. —Desde hace un par de meses se refiere a Blanca de esa manera y a mí me encantaba. Porque era mía—. A tu ex el marido la golpeó mientras atendía a las señoras.—¿De qué ex me hablas?—De la morena.—¿Socorro?—La misma. Intervine, al tipo lo tienen en la cárcel y se va a tardar varios años, porque cuando se lanzó sobre Socorro se llevó por delante a Fernanda, tiene la muñeca dislocada y ya te puedes imaginar quién puso los cargos contra ese tipo. La morena no levantó cargos, por miedo.—Todo fue solucionado y ¿cómo está mi Brisa?—Por eso te llamo, sabes que