Entre más lo pensaba, más me asustaba, traté de calmarme y volvía a mirar a los niños. Pero el corazón me latía a mil, esto… y si analizaba bien lo que proponía con su nuevo acuerdo… ¡Mierda! Miré a Corban quien ya lo hacía, luego a Blanca y a los niños una vez más. El pecho subía y bajaba, terminé mi recorrido visual en mis amigos. Alejandro me escrutó y Carlos llegó a mi lado.—Estás pálido.—Lee esto.Las manos seguían temblándome. Vi que Brisa tenía ganas de preguntarme algo, dado a mi reacción.—¡Eh! Ave María, hermano. —Se le salió el paisa al abogado—. Mierda ahora… ¿Qué piensas hacer? —Alejo se acercó.—Están dando mucho visaje, ¿qué pasa?Carlos le pasó la carta. Respiré profundo, ya era el heredero, luego podía devolverlo, pero… él tenía razón, al darme todo no se meterán con la mujer de mi vida y mis niños. «¿Mis niños?» —¿Qué estás pensando David?— El silbido de Alejandro me hizo mirarlo.» ¡Nojoda! Ahora eres multimillonario.Si a uno se le salió el paisa a este le brotó
Aún no tenía muy claro lo hecho por Deacon, pero sí estaba segura de que no lo hizo con mala intención. Varias veces me preguntó si tomaría la presidencia de los hoteles hasta la edad adulta de nuestros hijos. Y puede haber estudiado la carrera de hotelería, pero no quería estar siempre señalada por su familia. Desde que me casé con él fui asediada y no quería eso.Además, yo amo estar en casa, cuidando a mi familia y trabajando de manera alejada. Los planes turísticos para parejas fueron un éxito y eso lo seguía manejando a distancia. Pero el tener reuniones, citas, mirar presupuestos, publicidad y estar en una pelea de titanes en el gremio no gustaba mucho.—Blanca, Deacon no te dejó desamparada, todo lo contrario. —miré a Corban, sentí la mirada de David—. Es cierto que todo se lo dejó a David, pero nada podrá ser vendido a menos que tú lo apruebes. Tu esposo te dejó por fuera de las garras y los tentáculos de la organización en la que anda metido Athan. Si eras poseedora de todo,
Nos quedamos en silencio mirándonos, la vi con ganas de hablar, pero se arrepentía, recordé la canción que cantamos anoche y la conversación con mis amigos y sí, aún era muy pronto, si había esperado lo mucho, podía esperar un poco más.—¿Si hablamos dirás algo comprometedor?—Tal vez.—¿Y esa es la razón por la cual no me tratas igual que a Fernanda, Maju, Patricia y Virginia?—Blanca, mi sentimiento hacia ti es diferente, —fui consciente de su cambio de color, se cruzó de brazos y bajó la mirada—. Por ahora retiraré la intención de hablar y no lo tomes a mal, pero no es el momento correcto. Sin embargo, quiero decirte, que puedes contar conmigo para lo que necesites.—Quiero tener tu amistad de vuelta, —le sonreí y mi corazón casi se sale por mi boca, parecía un adolescente—. La amistad es fundamental…—La tienes de manera incondicional.Al terminar esas palabras, Blanca rompió en llanto y sin pensarlo rodeé la mesa que nos separaba y la abracé, permitiéndome reconfortarla con mis b
Nos levantamos muy temprano, era sábado y hoy tenía un día cruzado, debía organizar todo. Egan tenía partido a las nueve de la mañana y Adara tenía ballet. Se cruzaron las horas y para colmo en lugares diferentes. No demoraban en llegar mis padres para que me ayude con alguno de los dos. Podía estar en la presentación de la niña, luego llegar al partido y verme los últimos minutos del juego del niño. Sí, iba a hacer eso. Mi padre se irá con Egan.—¡Ya llegó, ya llegó! ¡Yo sabía que no me iba a fallar!Como una ráfaga pasó corriendo el niño en dirección a la puerta, las dos nos asomamos y no pude evitar que mi corazón se acelerara cuando vi a David; siempre tan… —«No pienses así, acabas de perder a tu marido ¡Blanca, por favor!» — Sonriente, con un jean, camiseta de polo a rayas, con su buena figura… —«¡Qué no pienses de esa manera, pervertida!»Pero es que se veía tan varonil subiendo las escaleras de la terraza y la escena de mi hijo lanzarse a sus brazos... «¡Virgen del Carmen! Dame
Ya había pasado seis meses de la muerte de mi madurito, hoy era domingo y como siempre esperaba que mis hijos se lavaran los dientes para ir al cementerio. No había un domingo sin faltar, hace dos meses en el cumpleaños de Adara, el cual cayó domingo, vinimos con David. Me pareció tan admirable y al mismo tiempo fue algo extraño, pero me gustaba la extraña amistad que estaba surgiendo.Me gustaba cómo se quedaba mirándome. «Óyeme, es que es evidente que siente algo por ti, pero calmémonos… o si no, dame la licencia para ir a semejante hombre.» —reprendí a la quinceañera loca que ahora me atormentaba, esa voz me hacía reírme de mí misma—, pero… cada día hablábamos más y ya no solo para trabajo, los niños estaban en nuestra conversación de manera seguida.Ahora solía llamarme para darme los buenos días y nos decimos nuestros itinerarios, también me llamaba a darme las buenas noches, pasaba muy pendiente de mí a pesar de que nos encontrábamos a miles de kilómetros. Tenía vigilancia día y
Terminé de hacer mi rutina de ejercicios, miré la hora, ya Blanca debía de estar a punto de acostarse para dormir. En Colombia debía de ser las diez de la noche. Mientras yo me preparaba para ir a trabajar, el amor de mi vida se va a dormir. Le marqué, ya era una costumbre que me encantaba, así estemos lejos, solo quería saber lo mínimo de ella.—Buenas noches.No tenía idea de en qué plan estábamos, no hemos hablado de amor, pero entre silencios lo sabíamos, menos mal nos encontrábamos lejos, porque de lo contrario no habría aguantado tanto el no besarla.—Buenos días. —respondió—. ¿Ya terminaste tu rutina? Algo que también me gustaba era que sabía mi rutina, parecíamos una pareja de esposos que por temas laborales el hombre ha partido de la casa y dejó a su mujer e hijos para tener un mejor futuro.—Sí, ahora voy a nadar un poco.Hace dos meses, presentó con Mireya… corrijo, con María Isabel, una propuesta que tuvo muy buena acogida en los hoteles. Y por eso algunos gremios tendrem
David cumplió con enviar el jet y el miércoles ya íbamos viajando, de hecho, nos encontrábamos a mitad de trayectoria rumbo a Grecia. Mis padres se quedaron con mis hijos y con un grupo de guardaespaldas designados por Jaime, el mismo que viajaba con nosotros por petición de David, él y otro joven que se llama Ricardo.Su segundo no dejaba de mirar a Natalia, y la joven parecía ser muy tímida, porque se ponía nerviosa con ese guardaespaldas. Quien nos sacaba lágrimas de la risa era Ana Karina. Íbamos en plan de trabajo, pero por los comentarios de ella quien sabe que termine pasando.El jefe de seguridad de David estaba algo intimidado o correteado por ella, con quien ya se había acostado con dos de las chicas; como me dijo María Isabel, eran ella y su socia de su bajo mundo. La sana era la amiga de la universidad. «Van dos hombres y en Grecia hay un tercero…»No iba a dejarme llenar la cabeza de cucarachas, así que ¡quinceañera de pacotilla no vengas a joder!, además yo soy una adult
—¡No!, no, aún no. —estaba roja.Tomó mi vaso con agua y se lo bebió completo, luego tomó el de Jaime quien la miró y al verme a mí el cual estaba a nada de soltar la carcajada solo afirmó. Blanca trataba de calmar sus nervios. Los meseros venían con nuestro pedido, me acerqué a su oído.—Eres más conversadora por teléfono.—No me avergüences más.Sus preciosos ojos cafés brillaban y suplicaban, volví a sonreír. Deacon tenía razón, mi Brisa seguía siendo la misma mujer que conocí en la universidad, pero con más madurez, sin embargo, seguía siendo demasiado tímida para los temas de relaciones y aunque conmigo en el pasado me seguía por todas partes, hasta ahí llegaba, no avanzaba, era yo quien tenía que ir por ella.Terminamos de comer, la conversación se mantuvo en el ámbito laboral, pagué la cuenta y Jaime casi me mata porque le rechacé la mitad del dinero. Era un testarudo de primera. Sonó su teléfono y era la foto de su hija de doce años. Por lo que me había comentado no era nada f