No volvió a mirarme, solo dio media vuelta y salió del salón. Salí de la pista, pero me fui al balcón. ¿Qué mierda pasó? Las manos aún me temblaban. No podía ir tras ella, me aferré a la baranda como un imán, no era conveniente en este punto de vulnerabilidad entre los dos el pedirle una explicación.—Así que eres tú. —Sanna llegó al balcón.—No te entiendo. —Me ofreció una copa de champán—. Estoy conduciendo.—Solo es una. No te preocupes por la señora Katsaros, este es uno de sus hoteles, alguien del servicio de transporte la llevará a su casa.—Gracias. —Me sentía más tranquilo. La novia seguía mirándome.—Sí que sabe escoger caballeros. —Fue su comentario.—Señorita, Senna.—Ya estoy casada, desde ahora señora Senna, conservaremos nuestros apellidos, pero ahora señora.—Me queda claro. —intenté sonreír.—Si no saliste corriendo tras ella es porque la respetas, sí aún no te has casado es porque aún la sigues amando.—¿De qué hablas? —Ella no puede saber nada.—Blanca y yo ingresamo
Me quedé estática en la habitación, había quedado así sin poder analizar, en realidad, a lo que se refirió David con eso de que Deacon se encontraba en una clínica y necesitaba un familiar. Si fuera otra persona diría; era una broma; pero era David Guzmán, un hombre de palabra, serio… además desde que nos reencontramos en lo del secuestro de Maju jamás había llamado a mi celular.También dijo: Deacon no sabe, entre más pasaba el tiempo, más preguntas me asaltaban. Sonó la notificación de haber recibido un mensaje al celular. Miré y era del número que hace un momento me había llamado, guardé el remitente como David y abrí. Volvió a sonar, el primer mensaje era la foto de una tarjeta de presentación de un hospital oncológico, me senté al borde de la cama. —Las manos me temblaron. No, no podía ser.Mi mente recordó el día cuando salió de la consulta antes de venir a vivir a Colombia. En esa ocasión lo obligué a que fuera a la cita porque lo notaba fatigado, —como se encontraba ahora de n
Por un segundo nos quedamos callados.—Eso es lo que crees, tú no batallaste por tres años para poder ser aceptado como novio, ¡te esperó! Por todo ese tiempo te envidié, para mí no era común ver a una mujer, amar sin interés, estaba rodeado de vividoras, —el corazón se me revolvió—. Te seré muy franco David, con el tiempo logré enamorar a Blanca, ella logró amarme, pero no creo que igual a ti.» Siento que ocultó su pasado, lo hizo el mismo día en que se entregó a mí por primera vez, he supuesto infinitas cosas por miedo, no le he preguntado para no incomodarla y porque no quiero escuchar que aún te sigue amando. Yo lo supongo, el día de tu accidente supe que sigue amándote.» Solo hemos tocado tu existencia de manera superficial. Fue sincera conmigo al inicio de nuestra relación y jamás volvimos a hablar de ti.—¿Por qué me cuentas eso en este momento?—Siento que yo tomé la virtud que ella por años te había guardado.Todo dentro de mí colapsó… siempre escuchar eso me impactaba, por
Había pensado mientras llegaba a verlo en cómo podía abordar mi situación. No sé si fue obra divina que no encontrara vuelo hasta la noche. Me quedé todo el tiempo en el aeropuerto, sentada en la sala de espera y cambiando de nalga de un lado al otro cuando se me dormía. De la incredibilidad pasé a ira, luego a la decepción al sentir que no confió en mí, ¡soy su esposa!Con el paso de las horas y mientras lloraba por el miedo que tengo y al mismo tiempo aferrándome a la esperanza de poder hacer algo, el cual parece haber sido detectado a tiempo. Comprendí que no venía al caso enojarme con él, si le agrego un problema conmigo no es bueno para su recuperación, eso agravaría más su enfermedad, he escuchado lo de la actitud positiva, la cual ayudaba mucho para las células.Por eso muérdete la lengua Blanca Varela y no le harás sentir a Deacon tus ganas de apachurrarlo a punta de cocotazos, si de algo debe de servir el dinero en sus cuentas bancarias, que lo gaste en su salud, y yo debía e
Vi partir a David y lo que me dijo, no le iba a dar mente, no ahora. Ingresé a la habitación, el doctor ya no se encontraba. Deacon permanecía inclinado; ni acostado, ni sentado sobre esa cama. Nuestras miradas se entrelazaron… David dijo que no llorara, que fuera fuerte, pero una cosa era decirlo otra hacerlo, el labio me tembló y comencé a balbucear.—Amor…—Deaacooon…Y como si fuera una niña corrí a su lado, me subí a la cama para aferrarme a su cuerpo, sus brazos me envolvieron, comenzó a besar mi cabello, mi frente, y mis ojos hinchados.—Te amo Blanca.Yo no podía hablar, todo el cuerpo me dolía sin haber recibido un solo golpe, solo lo abrazaba tan fuerte como si con ese acto podría evitar que la muerte me lo arrebatara.» Lamento habértelo ocultado, —se le quebró la voz—, pero el mismo día en que me dijeron que tenía cáncer, un Torbellino latino apareció en mi vida, —me aferré más a su bata de enfermo—. Tú, todo lo que ha significado tu presencia en mi vida ha sido mi medicin
Desperté en la cama de Deacon, se supone que debía ser yo quien lo cuide y proteja, no al contrario. Recordé la razón del desmayo, y comencé a hiperventilar, un médico me inyectó algo.—Calma amor, ya adelanté el vuelo, César se encuentra moviendo todas sus influencias. Encontraremos a nuestra hija.No le digan a una madre eso y menos después de enterarse de que su esposo se estaba muriendo, el dolor en el pecho era abrumador, la zozobra de no saber si mi hija se encontraba bien, que no la hayan violado, manoseado… Eso que me pusieron me había atontado. No había hablado, me sentía lenta, no sé qué castigo andaba pagando, para vivir tales golpes uno tras otro.» Debemos viajar Blanca, tus padres están desesperados y tus amigas no han dejado de escribirte. ¿Puedo contar contigo? —quise hablar, pero no pude, los brazos de mi esposo me envolvieron—. Sé que esto es muy fuerte para ti Blanca, no has terminado de asimilar mi noticia cuando ahora nos aqueja lo de nuestra hija. Pero debemos sa
El trastorno que tenía con el sueño me iba a costar un par de días metido en la cama. Salía de día de un lugar y llegaba de día a mi destino. Salía de noche y llegaba de noche, y no era lo mismo dormir en una silla de avión por más que sea un jet sofisticado. Salí de noche de Grecia y llegué de noche a Bogotá, Jenaro me recogió.—Señor David, —le sonreí. Me quitó el morral y la guardó en la cajuela del carro—. Señor lo llevo a alguna parte primero o directo a la casa del señor César.—A mi apartamento Jenaro, debo cambiarme y buscar mi equipo.Tenía rato de no utilizar mi arma, de hecho, la última persona a quien maté fue al hijo de puta de Garriga. No he matado a muchos, porque mientras estuve buscándolo me encargué de la inteligencia más que en combatir en la selva, aunque estuve en dos enfrentamientos, solo disparaba a la loca, pero asumo que a alguien debí de darle de baja. Esa no era mi intención para estar en ese grupo. Pero por mi entrenamiento sé manejarlas, sé pelear, tengo e
Verla tan mal me partía el alma, además de admirarla a un más, seguía en pie, soportando todo lo que en este momento pasaba por su vida, al ingresar al carro de Cesar, Deacon ingresó conmigo.—¿Desde cuándo les pusiste vigilancia?César iba de copiloto y Jenaro al volante. Lo miré, otro que se ganaba mis respetos, el cáncer de hueso era uno de los más dolorosos y él se veía tranquilo.—Cuando me dijiste que te amenazaban con ellos. Deacon…—Si mi hermano tiene que ver con esto, me regresó contigo a Grecia y lo muelo a golpes, así se me terminen de partir los huesos y lo refundiré en la cárcel.—Solo necesito conseguir los celulares de los secuestradores para hacer el rastreo, si tu hermano se encuentra implicado, y yo lo doy por hecho. Enciérralo.Llegamos al barrio donde esperaba Jaime con su equipo, nos detuvimos a dos cuadras de la casa y la policía no llegó con sus sirenas. Era la una de la mañana. El plan era subir al rejado; Jaime y yo bajaríamos por una de las tejas, ingresaría