Alister frunció el ceño ante la negativa de Samira.—No te lo estoy preguntando. A partir de hoy, dormiremos juntos.—¿Me estás dando una orden, entonces? —cuestionó ella—. ¿Soy acaso una de tus sirvientas o formo parte del personal de servicio? —reprochó con indignación.—No, no eres mi sirvienta, pero ya te he dado suficiente espacio y tiempo sola. Ya no quiero seguir así. Quiero que estés a mi lado y debes estar cerca de mí para que pueda protegerte —arguyó—. Y, por cierto, tienes prohibido volver a entablar conversación con el jardinero.—¿Qué? —parpadeó repetidamente debido a la perplejidad que le causó lo que acababa de escuchar—. Tú no puedes prohibirme eso.—Claro que puedo hacerlo, y ya lo hice. Ahora, vamos a la cama.—Alister, no dormiré contigo, especialmente después de lo que hiciste —declaró, a lo que el Alfa se mostró visiblemente disgustado por la situación.—¿Por qué estás tan molesta? ¿Querías seguir recibiendo flores de su parte? ¿Acaso te gusta él? —interrogó.—¡No
A la mañana siguiente, Alister se dirigió a su empresa. Estaba bastante inquieto y distraído, recordando el suceso de la noche anterior. A pesar de que buscó romper la amistad entre Samira y Angelo para estar tranquilo, no podía estarlo para nada. Samira quedó bastante triste después de haber tirado sus flores y ese no era el resultado que quería. Finalmente, decidió convocar a Yimar a su oficina. —Quiero que llames a la mejor florería de la ciudad y ordenes las flores y rosas más hermosas del lugar. Que los arreglen en ramos y sean enviados a la casa, específicamente al cuarto de Samira. No importa lo que cueste, quiero que se haga esta misma mañana —detalló. El Beta lo miró extrañado. —¿Es una ocasión especial, presidente? ¿Acaso es su cumpleaños? Alister le dedicó una mirada de disgusto. —Yimar, ya te he dicho que no cuestiones mis órdenes. Solo haz lo que te pido. El Beta asintió, sintiéndose un poco avergonzado. —Tiene razón. Lo siento. Llamaré a la florería de
Evangeline hizo un puchero. —Presidente, por favor, no sea tan duro conmigo. Es decir, si ellos se aman, necesitan apoyo para que puedan ser felices y no tratar de separarlos. —¿Estás insinuando que yo estoy arruinándoles su felicidad? ¿Soy yo el que intenta separarlos? —cuestionó en tono grave—. Hablas como si fuese el villano entre los dos.—No, no, para nada —respondió Evangeline rápidamente—. Sé que usted jamás se fijaría en una humana, porque la futura Luna tiene que ser una mujer que esté a su altura. Una humana no podrá cargar con la responsabilidad de la manada. Por otro lado, sé que usted está preocupado por el Clan, y tal vez le agobia pensar que la humana podría tener algo con uno de los miembros. Pero si no es con Angelo, será con cualquier otro. —Estás hablando como si apoyaras a Samira —dijo Alister con una voz más sombría. No tenía idea de donde sacaba tanta paciencia pero definitivamente esa conversación lo tenía con los nervios al tope. —No apoyo a Samira. Usted s
Las palabras de Angelo entristecieron a Samira. La idea de tener que distanciarse de él, su único amigo en esa casa, la devastó. —No quisiera que rompiéramos nuestra amistad —dijo con voz quebrada—. Tu amistad y tu confianza significan mucho para mí. Me sentiría muy sola si te alejaras.Angelo le dedicó una mirada compasiva. —Señorita, usted siempre podrá contar conmigo. Siempre estaré dispuesto a ayudarla y a apoyarla cuando lo necesite. Sin embargo, si no hay ninguna necesidad urgente, será mejor que no hablemos para evitar malos entendidos. Nunca antes había tenido problemas con el Alfa y no quiero generar más conflictos.Con un gesto de cortesía, Angelo se excusó y se alejó, dejando a Samira sola en el jardín. Ella permaneció allí, inmóvil, sintiendo que había perdido a un amigo valioso. Se dirigió de vuelta a la casa, tratando de olvidar lo ocurrido, aunque su mente seguía dándole vueltas.Al caer la noche, Samira se dirigió a la cocina, donde vio a Angelo preparando una taza d
La atmósfera en la habitación de Alister era pesada, pues el aire estaba cargado de preocupación. Samira, pálida y frágil, yacía sobre la cama dormida, mientras Jonás, el médico, realizaba una serie de pruebas para descartar cualquier posibilidad de envenenamiento. El Alfa, con una expresión severa y el ceño fruncido, observaba cada movimiento de Jonás. El médico se dirigió a su pequeño laboratorio para volver unos minutos después. —Alfa —pronunció—. Afortunadamente no se trata de ningún caso de envenenamiento ni intoxicación alimentaria. Le haré otros estudios para descartar otras posibles causas —expuso y dirigió la mirada hacia Samira. Jonás tenía sus sospechas de lo que podría estar ocurriendo, pero no quería mencionar nada antes de asegurarse.—Está bien, gracias —respondió Alister con una voz grave, tratando de ocultar su angustia.Mientras el médico salía de la habitación, Samira empezó a despertar. Sus ojos se abrieron lentamente y miró al Alfa con confusión. —Alister —menc
El silencio se volvió tangible. Evangeline sintió un golpe helado en su estómago y su cuerpo entero se estremeció. La rabia empezó a hervir dentro de ella, su respiración se aceleró y sus manos se cerraron en puños mientras temblaba. La incredulidad la invadía: ¿Cómo podía ser que una humana común y corriente fuera la compañera destinada del alfa? ¿Qué habían visto los dioses en ella?¿Por qué una humana sin ninguna cualidad especial era quien merecía estar al lado de alguien tan valioso como lo era el Alfa? Creyó que estaba ganando la batalla, pero en realidad, estaba lejos de salir victoriosa. Pensamientos furiosos y confusos nublaron su mente, pero Evangeline se forzó a mantener una fachada tranquila. No podía permitir que su agitación se hiciera evidente frente a todos. Por lo tanto, apretó los dientes, esforzándose por controlar sus emociones.Alister, ajeno al torbellino interno de Evangeline, continuó. —Ella es mi mate —repitió nuevamente—. Lo que significa que a partir de aho
El sol estaba en lo alto cuando Evangeline llegó a la empresa mucho antes de lo habitual. Generalmente, Yimar iba con Alister a BTC, aunque a veces iban por separado. Pensó que su padre no estaría allí todavía, pero, para su sorpresa, lo encontró allí. —¿Ya estás aquí tan temprano? —articuló la loba, llamando la atención de Yimar. El Beta se aproximó a ella con pasos resonantes y la tomó del brazo con severidad. —¡¿Se puede saber en qué estabas pensando ayer?! ¡Tu comportamiento fue inaceptable! —la regañó, a lo que Evangeline hizo una mueca de dolor. Antes de que ella pudiera replicar, Yimar la sujetó con más fuerza. —¡Tu berrinche estuvo completamente fuera de lugar! —continuó—. Te lo advierto, Evangeline. Esta será la última vez que presencio una actitud como esa. Nunca más, ¿me entiendes? ¡Nunca te volverás a dirigir al Alfa de esa manera! Las consecuencias de faltar el respeto al líder del Clan y a su compañera son extremadamente graves. He visto lo que pasa con aquellos que
Evangeline guardó silencio por un momento antes de hablar. —Sé que debería tratarte formalmente, ya que ocuparás la posición de Luna cuando te cases con el Alfa, pero, si me permites, solo por esta vez seguiré tratándote como siempre para que podamos conectar en la conversación.Samira asintió. —No tengo ningún problema con eso. Nunca me han interesado las formalidades, pero entiendo que para el Clan es muy importante.—Sí, lo es —reconoció la loba—. Pero te prometo que después de esto te trataré como quien eres y serás, la futura líder del Clan Valkyria.Samira asintió nuevamente. —Está bien, como prefieras —indicó. Evangeline se quedó pensativa por un instante, para luego continuar hablando. —Solo quiero decirte que tenías razón —agregó—. Tenías razón cuando dijiste que tengo sentimientos hacia el Alfa.Samira levantó ambas cejas, sorprendida por la repentina confesión. No dijo nada, permitiendo que Evangeline siguiera expresándose.—No veo al Alfa como un familiar ni como un t