Un mes después. Días después en una fría noche, Fernando y sus amigos estaban listos para una de sus tantas competencias, con sus motocicletas. Las carreras eran clandestinas, se reunían varios jóvenes en una vieja pista que se usaba para ese tipo de eventos, a las afueras de la ciudad. —¿Cómo están chicos, listos para competir? Fernando estrechó las manos de sus amigos. —Nando, te están retando a una competencia, uno a uno, dos mil dólares por competidor —indico su amigo Edward. Fernando se quedó pensando. «¿Quién se atreve a retarme?» se preguntaba él. —¿Quién es el idiota? —inquirió Nando. —Es un nuevo competidor, parece que no es de estos rumbos. Fernando pensó con calma, nadie lo había ganado en estos años. —Con cuánto van a apostar ustedes. —Entre los cuatro ponemos quinientos cada uno —indicaron ellos. —Acepto entonces —dijo Fernando. —Solo que el competidor nuevo exige algunas reglas. Carrera limpia, sin sacar a nadie de la pista, ni trampas, supo indicar a los
Días después, Fernando tenía todo listo para cobrar su apuesta. Buscó a Isabella en su casa. —Solo vine a avisarte que tengo todo listo para cobrar mi premio. Hoy siete de noche suite King, Hotel Hilton, aquí tienes las llaves. No faltes —extendió su mano y se las entregó. «¡Maldito idiota!» dijo en su mente Isabela, observó a Fernando altiva.—Ahí estaré, soy una mujer de palabra —expuso y se retiró a su alcoba. “¿Qué tendrá en mente este loco?” se cuestionó. Se encerró en su habitación. Eran casi las cinco de la tarde.—¿Y si no vas Isabela? —se preguntaba.—No, no puedes hacer eso —se contestaba ella mismo—Va a pensar que le tienes miedo —inhaló una gran bocana de aire.—Si él quiere jugar, entonces vamos a seguirle la corriente. Se puso de pie, entro al baño a alistarse para la noche.Fernando también estaba preparándose para su encuentro con Isa, ambos estaban decididos a causar impacto uno al otro.Isabela escogió un vestido corto verde, con un gran escote en la parte de
Días después. Isabella continuaba con sus terapias y cada vez se sentía mejor, decidió empezar a trabajar en la empresa de sus padres, y le confesó a Diana que tenía temor de no dar la talla. —Nadie nace sabiendo —consoló la señora Vidal observándola con ternura—, yo estaré a tu lado, no temas equivocarte de los errores se aprende. Isa inspiró profundo y le dedicó una sincera sonrisa a su madre. —Tienes razón —expuso. —¿Por dónde empiezo? —indagó. —Te voy a llevar al área de proveeduría, pienso que podrías empezar por ahí —indicó. —Me parece bien —respondió Isa y juntas salieron de la oficina de su madre. En otro de los despachos de corporación Vid- Mal, Rodrigo tenía una importante entrevista. —Me alegra contar con tus servicios —dijo el señor Vidal observando al joven que tenía frente a su escritorio—, te voy a enseñar el área operativa de la empresa, pienso que nos puede ayudar en programación. —Me fascina la idea —respondió Nando—, empecemos —propuso. Ambos caballeros se
Minutos después los García también llegaban. Diana salió a recibirles.—Qué gusto que hayan venido —saludo Diana, con un efusivo abrazo a sus amigos.—No podíamos faltar —expuso Kate. —Angelita cada día estás más hermosa —exclamó Diana. La muchacha sonrió. —Son tus reflejos Diana —contestó la chica. —¿Y Katty y Nando? —indagó Diana al verlos solo a los tres. Los padres de los muchachos guardaron silencio. Mientras entraban a la sala, Ángela con una mirada inquisidora conocía personalmente a Enzo y su familia.—Katty no pudo venir está enferma —respondió la chica. Enzo se llevó la mano al rostro, el semblante le cambió por completo. «¿Enferma? ¿Estarás bien Katty?» se preguntaba en su mente, desesperado.—Y Nando tuvo un compromiso —indicó Fernando disculpando a su hijo.—Fernando quiero presentarte a Enzo, Emiliano y Giovanna Ferretti El señor García, estrecho con cortesía la mano de los tres personajes.Emiliano al advertir la presencia de Kate, de inmediato se puso de pie.—
Un mes después.Katty había perdido contacto con Enzo, lo extrañaba a cada hora, cada instante, pasaba las noches llorando por él. El joven Ferretti también pensaba en ella, no se podía concentrar en nada, la veía en todo lugar, recordaba los momentos que pasó a su lado, en las noches lloraba su ausencia.Nando había dejado su juego de conquistador, estaba dedicado a su trabajo, le quería demostrar a Isabela que había cambiado y que si era el hombre que ella se merecía. Katty trató de arreglar las cosas con Isabella, poco a poco iban retomando nuevamente su amistad. La joven García trataba lo menos posible de hablar de Enzo, Isabella no preguntaba por Fernando, pero Katty tenía que saber que era lo que realmente Isa sentía por Enzo, por ese motivo fue a casa de los Vidal. —Hola Isa, puedo pasar —preguntó Katty. —Claro —respondió Isa y cubrió con su mano un bostezo—, estoy algo aburrida, es sábado y Enzo tuvo que trabajar. Katty sintió su corazón agitarse al escuchar el nombre de é
Los muchachos salieron con dirección a Long Beach, en donde Enzo había alquilado una casa, la única disponible era una que contaba precisamente con cuatro habitaciones.En el trayecto Isabella iba en profundo silencio, encendió el reproductor del auto de Enzo, él tenía puesto el disco de Laura Pausini que Katty le regaló.—¿No tienes algo más fuerte? —inquirió Isa.—Si me pides rock, sabes bien que no es mi estilo —contestó Enzo. Isabella resopló molesta, viro su cara hacia la ventana, se cruzó de brazos, mientras sonaba «Entre tú y mil mares».Nando conducía con tranquilidad, su móvil sonó y aparcó a la orilla de la carretera para responder. Enzo por el retrovisor observó aquella escena. —Para el auto —solicitó Isa.Enzo así lo hizo y ambos descendieron del vehículo y se aproximaron al de Nando. —¿Sucede algo? —indagó el joven Ferretti. Nando resopló y lo miró a los ojos. —Hay un problema en la empresa, debo volver. —Pero es sábado —dijo Isa contrariada. Nando frunció los lab
Katty y Enzo, regresaron a la casa, con las fundas de compras. La chica sugirió ir a la playa y disfrutar del mar, ambos se pusieron sus respectivos trajes de baño y aunque ya conocían sus cuerpos a la perfección, no dejaban de sorprenderse al mirarse uno a otro, el deseo y la pasión que sentían eran algo muy difícil de controlar.Nadaron en la playa, disfrutaron el ocaso frente al mar. Enzo con sus fuertes brazos, rodeo a Katty de la cintura, ella correspondió la caricia, observaban abrazados ese espectáculo. Él giró a la joven y su azulada mirada se reflejó en los iris verdosos de ella. La joven temblaba, era cierto que había estado con Enzo, pero su cercanía la estremecía y era algo que no podía contener, a pesar de haber estado con él en varias ocasiones, era inevitable, él provocaba en ella un cúmulo de sensaciones y cuando creía que las conocía todas, él la sorprendía, como en ese momento que unió sus labios a los de ella y se fundieron en un profundo beso. Enzo rozó con sus d
Los primeros rayos de sol iluminaban la estancia. Katty y Enzo estaban dormidos, abrazados uno al otro. La chica abrió los ojos, para ella era como un sueño, despertar en los brazos del hombre al que tanto amaba.La joven con su mano acarició la cara de él, ella adoraba a ese hombre, era con quién tanto había soñado, le dio pequeños besos en el rostro, mientras seguía abrazada él.Enzo despertó al sentir los besos de Katty, suspiró y sonrió feliz, la abrazó muy fuerte, la besó con mucho amor. —Boungiorno amore mío —dijo él.El verde de su mirada parecía mezclarse con el azul de los ojos de él, se estremeció al escucharlo hablar en su idioma natal. —Buenos días mi amor ¿Dormiste bien? —pregunto Katty.—Nunca en mi vida había descansado así —confesó. Ella suspiró y volvió a darle besos en todo el rostro feliz. —Qué bueno —respondió ella mordiendo su labio inferior. —Muchas noches soñé con despertar a tu lado Katty —murmuró él acariciándole la mejilla. Ella sintió una gran felicida