Al amanecer Ángela, la hermana mayor de Fernando, ingresaba a la habitación de Katty, ella aún estaba dormida.—Katherine despierta, tú y yo tenemos que conversar.Katty recién trataba de abrir los ojos, se desperezaba primero antes de observar bien a su hermana, cuando la vio pudo darse cuenta de que Ángela estaba seria, con las manos en la cintura, se puso nerviosa.—¿Qué pasa Ángela? —inquirió con temor—¡Te volviste loca niña! — exclamó, contrariada—No entiendo nada —contestó Katty. Ángela resopló, se sentó en la cama de su hermana.—Katty te escuché con el novio de Isabela en el baño del salón ayer.La pobre chica no sabía en donde esconder su cabeza, el color rojo se tomó su rostro, la cara le quemaba de la vergüenza.—¡Por Dios!, ¿Cómo pudiste?, Isabela es tu mejor amiga, él es su novio, eso no es correcto.Katty empezó a llorar, se ahogaba en su llanto, no podía hablar.—Ángela... Yo no sé cómo paso... pero en verdad yo lo amo.La mayor abrazó a su hermana menor. —Katty, me
—Fernando me alegro de que esa muchacha no esté embarazada, pero por favor cuídate —aconsejo su padre—Gracias papá por creer y confiar en mí —dijo Nando—. Con respecto a ti mamá, no te preocupes que de todos modos yo no voy a volver con Isabella, puedes estar tranquila.El joven salió de su casa sin decir más. Kate percibió un nudo en la garganta, se sintió culpable de que Isabela y su hijo no estuvieran juntos.—Yo no los quería separar Fernando —comentó a su esposo llorando.—Tranquila mi amor, ya se le va a pasar —recomendó—, por favor trata de hablar con él. Kate asintió y se abrazó al cuerpo de su marido. *****Enzo tampoco había dormido bien toda la noche, no dejaba de pensar en Katty, él la amaba, pero no podía permitir que su padre le hiciera daño a ella. —Debo volver a Italia, hay asuntos que requieren mi presencia —expuso Emiliano. —¿Deseas que te acompañe papá?—No es necesario, lo que te necesito es que fijes la fecha de tu boda con Isabela.Enzo resopló, no podía se
Un mes después. Días después en una fría noche, Fernando y sus amigos estaban listos para una de sus tantas competencias, con sus motocicletas. Las carreras eran clandestinas, se reunían varios jóvenes en una vieja pista que se usaba para ese tipo de eventos, a las afueras de la ciudad. —¿Cómo están chicos, listos para competir? Fernando estrechó las manos de sus amigos. —Nando, te están retando a una competencia, uno a uno, dos mil dólares por competidor —indico su amigo Edward. Fernando se quedó pensando. «¿Quién se atreve a retarme?» se preguntaba él. —¿Quién es el idiota? —inquirió Nando. —Es un nuevo competidor, parece que no es de estos rumbos. Fernando pensó con calma, nadie lo había ganado en estos años. —Con cuánto van a apostar ustedes. —Entre los cuatro ponemos quinientos cada uno —indicaron ellos. —Acepto entonces —dijo Fernando. —Solo que el competidor nuevo exige algunas reglas. Carrera limpia, sin sacar a nadie de la pista, ni trampas, supo indicar a los
Días después, Fernando tenía todo listo para cobrar su apuesta. Buscó a Isabella en su casa. —Solo vine a avisarte que tengo todo listo para cobrar mi premio. Hoy siete de noche suite King, Hotel Hilton, aquí tienes las llaves. No faltes —extendió su mano y se las entregó. «¡Maldito idiota!» dijo en su mente Isabela, observó a Fernando altiva.—Ahí estaré, soy una mujer de palabra —expuso y se retiró a su alcoba. “¿Qué tendrá en mente este loco?” se cuestionó. Se encerró en su habitación. Eran casi las cinco de la tarde.—¿Y si no vas Isabela? —se preguntaba.—No, no puedes hacer eso —se contestaba ella mismo—Va a pensar que le tienes miedo —inhaló una gran bocana de aire.—Si él quiere jugar, entonces vamos a seguirle la corriente. Se puso de pie, entro al baño a alistarse para la noche.Fernando también estaba preparándose para su encuentro con Isa, ambos estaban decididos a causar impacto uno al otro.Isabela escogió un vestido corto verde, con un gran escote en la parte de
Días después. Isabella continuaba con sus terapias y cada vez se sentía mejor, decidió empezar a trabajar en la empresa de sus padres, y le confesó a Diana que tenía temor de no dar la talla. —Nadie nace sabiendo —consoló la señora Vidal observándola con ternura—, yo estaré a tu lado, no temas equivocarte de los errores se aprende. Isa inspiró profundo y le dedicó una sincera sonrisa a su madre. —Tienes razón —expuso. —¿Por dónde empiezo? —indagó. —Te voy a llevar al área de proveeduría, pienso que podrías empezar por ahí —indicó. —Me parece bien —respondió Isa y juntas salieron de la oficina de su madre. En otro de los despachos de corporación Vid- Mal, Rodrigo tenía una importante entrevista. —Me alegra contar con tus servicios —dijo el señor Vidal observando al joven que tenía frente a su escritorio—, te voy a enseñar el área operativa de la empresa, pienso que nos puede ayudar en programación. —Me fascina la idea —respondió Nando—, empecemos —propuso. Ambos caballeros se
Minutos después los García también llegaban. Diana salió a recibirles.—Qué gusto que hayan venido —saludo Diana, con un efusivo abrazo a sus amigos.—No podíamos faltar —expuso Kate. —Angelita cada día estás más hermosa —exclamó Diana. La muchacha sonrió. —Son tus reflejos Diana —contestó la chica. —¿Y Katty y Nando? —indagó Diana al verlos solo a los tres. Los padres de los muchachos guardaron silencio. Mientras entraban a la sala, Ángela con una mirada inquisidora conocía personalmente a Enzo y su familia.—Katty no pudo venir está enferma —respondió la chica. Enzo se llevó la mano al rostro, el semblante le cambió por completo. «¿Enferma? ¿Estarás bien Katty?» se preguntaba en su mente, desesperado.—Y Nando tuvo un compromiso —indicó Fernando disculpando a su hijo.—Fernando quiero presentarte a Enzo, Emiliano y Giovanna Ferretti El señor García, estrecho con cortesía la mano de los tres personajes.Emiliano al advertir la presencia de Kate, de inmediato se puso de pie.—
Un mes después.Katty había perdido contacto con Enzo, lo extrañaba a cada hora, cada instante, pasaba las noches llorando por él. El joven Ferretti también pensaba en ella, no se podía concentrar en nada, la veía en todo lugar, recordaba los momentos que pasó a su lado, en las noches lloraba su ausencia.Nando había dejado su juego de conquistador, estaba dedicado a su trabajo, le quería demostrar a Isabela que había cambiado y que si era el hombre que ella se merecía. Katty trató de arreglar las cosas con Isabella, poco a poco iban retomando nuevamente su amistad. La joven García trataba lo menos posible de hablar de Enzo, Isabella no preguntaba por Fernando, pero Katty tenía que saber que era lo que realmente Isa sentía por Enzo, por ese motivo fue a casa de los Vidal. —Hola Isa, puedo pasar —preguntó Katty. —Claro —respondió Isa y cubrió con su mano un bostezo—, estoy algo aburrida, es sábado y Enzo tuvo que trabajar. Katty sintió su corazón agitarse al escuchar el nombre de é
Los muchachos salieron con dirección a Long Beach, en donde Enzo había alquilado una casa, la única disponible era una que contaba precisamente con cuatro habitaciones.En el trayecto Isabella iba en profundo silencio, encendió el reproductor del auto de Enzo, él tenía puesto el disco de Laura Pausini que Katty le regaló.—¿No tienes algo más fuerte? —inquirió Isa.—Si me pides rock, sabes bien que no es mi estilo —contestó Enzo. Isabella resopló molesta, viro su cara hacia la ventana, se cruzó de brazos, mientras sonaba «Entre tú y mil mares».Nando conducía con tranquilidad, su móvil sonó y aparcó a la orilla de la carretera para responder. Enzo por el retrovisor observó aquella escena. —Para el auto —solicitó Isa.Enzo así lo hizo y ambos descendieron del vehículo y se aproximaron al de Nando. —¿Sucede algo? —indagó el joven Ferretti. Nando resopló y lo miró a los ojos. —Hay un problema en la empresa, debo volver. —Pero es sábado —dijo Isa contrariada. Nando frunció los lab