La noche caía sobre la ciudad. Fernando estaba listo para asistir a su compromiso con Helen. No dejaba de pensar en Isabela, empezó a dudar sobre si casarse con aquella mujer, era lo correcto.—¿Estás listo hijo? —pregunto su madre, que lucía muy hermosa esa noche.—Si mamá estoy listo —contestó con tristeza.Los cinco salieron de la casa. Fernando se fue en su auto, mientras que sus hermanas y sus padres se fueron en el auto familiar.«Mi corazón insiste by Jean Carlos Canela», sonaba en el reproductor del auto de Fernando.—Quise quitarme el sabor de tus besos, con otra traté de arrancar tu recuerdo y fracasé, inútil fue —tarareaba Fernando pensando en Isabela—. Quise intentar ser infiel y olvidarte, de tanto sufrir, casi llego hasta odiarte —seguía con la canción, sin dejar de pensar en su amada.Estuvo tentado a dar vuelta su vehículo y correr a la casa de Isa, pero su padre le enseño a ser un hombre de palabra, no podía dar marcha atrás.Mientras tanto en la casa de Isabella, Enz
En el salón un gran revuelo se había armado con la repentina partida de Fernando. Helen estaba como loca, llorando y gritando a tal punto que se desmayó, su padre estaba furioso. Los invitados murmuraban entre ellos. El señor Burns, pidió a todos retirarse. Los padres de Fernando y sus hermanas se quedaron. Ángela que estaba estudiando medicina se hizo cargo de Helen, mientras tanto el padre de la muchacha tenía una acalorada conversación con los padres de Fernando.—Esto es algo imperdonable, señores. Lo que su hijo le acaba de hacer mi hija, no tiene nombre.Fernando intervino de inmediato, porque su esposa Katherine, no paraba de llorar abrazada a su hija Katty.—Señor Burns, estamos conscientes que mi hijo cometió una falta grave, pero su hija sabía bien que algo así podía suceder.El señor frunció el ceño, no entendía a que se refería el padre de Fernando.—No entiendo que quiere decir señor García.Helen recuperaba el conocimiento en ese momento. Fernando se acercó a la muchac
Nando caminó hasta su auto, abrió la puerta del copiloto.—¿Qué esperas para subir? — le dijo a Isabela en un tono bastante descortés. Ella se subió, él lanzó la puerta de su vehículo, rodeo el mismo para llegar a su lugar, encendió el auto y empezó a conducir sin decir una sola palabra.Encendió el reproductor del auto «Olvídame tú by Miguel Bosé», Isabella recordó que en su estancia en Europa esa canción le recordaba a él, se llevó la mano al rostro, para limpiar las lágrimas que empezaban a rodar por sus mejillas.«Olvídame tú que yo no puedo, dejar de quererte, por mucho que lo intente, no puedo... olvídame tú»Fernando frenó de golpe, estaciono el auto. Isabela lo miró con miedo, parecía fuera de sí.—¿Por qué te detienes? —inquirió Isabela nerviosa.—Tienes razón es demasiado tarde para nosotros, me juzgaste por algo que yo no hice, me dejaste y para colmo de males no cumpliste tu promesa, te vas a casar con otro. ¡Hazlo Isabela cásate con él!, lo que hubo entre nosotros acaba
Al amanecer Ángela, la hermana mayor de Fernando, ingresaba a la habitación de Katty, ella aún estaba dormida.—Katherine despierta, tú y yo tenemos que conversar.Katty recién trataba de abrir los ojos, se desperezaba primero antes de observar bien a su hermana, cuando la vio pudo darse cuenta de que Ángela estaba seria, con las manos en la cintura, se puso nerviosa.—¿Qué pasa Ángela? —inquirió con temor—¡Te volviste loca niña! — exclamó, contrariada—No entiendo nada —contestó Katty. Ángela resopló, se sentó en la cama de su hermana.—Katty te escuché con el novio de Isabela en el baño del salón ayer.La pobre chica no sabía en donde esconder su cabeza, el color rojo se tomó su rostro, la cara le quemaba de la vergüenza.—¡Por Dios!, ¿Cómo pudiste?, Isabela es tu mejor amiga, él es su novio, eso no es correcto.Katty empezó a llorar, se ahogaba en su llanto, no podía hablar.—Ángela... Yo no sé cómo paso... pero en verdad yo lo amo.La mayor abrazó a su hermana menor. —Katty, me
—Fernando me alegro de que esa muchacha no esté embarazada, pero por favor cuídate —aconsejo su padre—Gracias papá por creer y confiar en mí —dijo Nando—. Con respecto a ti mamá, no te preocupes que de todos modos yo no voy a volver con Isabella, puedes estar tranquila.El joven salió de su casa sin decir más. Kate percibió un nudo en la garganta, se sintió culpable de que Isabela y su hijo no estuvieran juntos.—Yo no los quería separar Fernando —comentó a su esposo llorando.—Tranquila mi amor, ya se le va a pasar —recomendó—, por favor trata de hablar con él. Kate asintió y se abrazó al cuerpo de su marido. *****Enzo tampoco había dormido bien toda la noche, no dejaba de pensar en Katty, él la amaba, pero no podía permitir que su padre le hiciera daño a ella. —Debo volver a Italia, hay asuntos que requieren mi presencia —expuso Emiliano. —¿Deseas que te acompañe papá?—No es necesario, lo que te necesito es que fijes la fecha de tu boda con Isabela.Enzo resopló, no podía se
Un mes después. Días después en una fría noche, Fernando y sus amigos estaban listos para una de sus tantas competencias, con sus motocicletas. Las carreras eran clandestinas, se reunían varios jóvenes en una vieja pista que se usaba para ese tipo de eventos, a las afueras de la ciudad. —¿Cómo están chicos, listos para competir? Fernando estrechó las manos de sus amigos. —Nando, te están retando a una competencia, uno a uno, dos mil dólares por competidor —indico su amigo Edward. Fernando se quedó pensando. «¿Quién se atreve a retarme?» se preguntaba él. —¿Quién es el idiota? —inquirió Nando. —Es un nuevo competidor, parece que no es de estos rumbos. Fernando pensó con calma, nadie lo había ganado en estos años. —Con cuánto van a apostar ustedes. —Entre los cuatro ponemos quinientos cada uno —indicaron ellos. —Acepto entonces —dijo Fernando. —Solo que el competidor nuevo exige algunas reglas. Carrera limpia, sin sacar a nadie de la pista, ni trampas, supo indicar a los
Días después, Fernando tenía todo listo para cobrar su apuesta. Buscó a Isabella en su casa. —Solo vine a avisarte que tengo todo listo para cobrar mi premio. Hoy siete de noche suite King, Hotel Hilton, aquí tienes las llaves. No faltes —extendió su mano y se las entregó. «¡Maldito idiota!» dijo en su mente Isabela, observó a Fernando altiva.—Ahí estaré, soy una mujer de palabra —expuso y se retiró a su alcoba. “¿Qué tendrá en mente este loco?” se cuestionó. Se encerró en su habitación. Eran casi las cinco de la tarde.—¿Y si no vas Isabela? —se preguntaba.—No, no puedes hacer eso —se contestaba ella mismo—Va a pensar que le tienes miedo —inhaló una gran bocana de aire.—Si él quiere jugar, entonces vamos a seguirle la corriente. Se puso de pie, entro al baño a alistarse para la noche.Fernando también estaba preparándose para su encuentro con Isa, ambos estaban decididos a causar impacto uno al otro.Isabela escogió un vestido corto verde, con un gran escote en la parte de
Días después. Isabella continuaba con sus terapias y cada vez se sentía mejor, decidió empezar a trabajar en la empresa de sus padres, y le confesó a Diana que tenía temor de no dar la talla. —Nadie nace sabiendo —consoló la señora Vidal observándola con ternura—, yo estaré a tu lado, no temas equivocarte de los errores se aprende. Isa inspiró profundo y le dedicó una sincera sonrisa a su madre. —Tienes razón —expuso. —¿Por dónde empiezo? —indagó. —Te voy a llevar al área de proveeduría, pienso que podrías empezar por ahí —indicó. —Me parece bien —respondió Isa y juntas salieron de la oficina de su madre. En otro de los despachos de corporación Vid- Mal, Rodrigo tenía una importante entrevista. —Me alegra contar con tus servicios —dijo el señor Vidal observando al joven que tenía frente a su escritorio—, te voy a enseñar el área operativa de la empresa, pienso que nos puede ayudar en programación. —Me fascina la idea —respondió Nando—, empecemos —propuso. Ambos caballeros se