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Así que ella misma se metió en esto...

Al pensar en las duras palabras que dijo al final, se arrepintió tanto que se sintió como si le hubieran dado un golpe en el estómago, agachándose en el suelo y cubriéndose la cara, ¿a quién podría recurrir en este momento? ¿A quién podría pedir ayuda?

El viento de la noche se volvía cada vez más frío, la noche de invierno se hacía más profunda.

El viento levantó algunas hojas caídas del suelo.

Alina tuvo que darse la vuelta y regresar, pensando en si podría intentarlo de nuevo, tal vez esta vez la puerta se abriría, mientras regresaba al pasillo con cuidado y con las manos ligeras, pensó en la maceta de flores casi congelada en la esquina, no pudo evitar sorberse la nariz, ¿qué más podía hacer? Ni siquiera podía protegerse

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