Al menos para Alina y Andrés, no lo fueron. Una vez que se rompe el espejo, es difícil volver a unirlo. Incluso para aquellos que se aman, una vez que hay barreras, es difícil volver a los dulces recuerdos del pasado. Aunque se esfuerce, siempre habrá una espina en el corazón, causando incomodidad, inquietud y noches de insomnio. Al menos, así se sentía Alina.

Por eso, ella evitaba a esa persona, no quería enfrentarse directamente a él. Rechazaba cualquier intento de acercamiento, e incluso después del primer cumpleaños del niño, volvió a la escuela para continuar sus estudios. Iba y venía entre la escuela y la casa, para no tener tiempo libre para pensar.

Incluso llegó a temer volver a los días de pobreza, donde tenían que pedir prestado y limitar su ropa y comida. En el jardín de la villa, plantó algunas plantas fáciles de cuidar