Su embarazo ya tenía más de cuatro meses, y había notado un aumento significativo en su apetito durante este tiempo. Si no comía cinco o seis veces al día, se sentía terriblemente hambrienta. 

Aunque todavía podía cocinar para sí misma, sabía que una vez que su barriga creciera tanto que no pudiera ver sus pies, cocinar y hacer la colada serían problemas.

Necesitaría a alguien a su lado, ya que una mujer embarazada no puede hacer las cosas con facilidad. Si algo salía mal, no solo sería ella quien sufriría, sino también sus dos pequeños en su vientre. A regañadientes, borró de su mente el costo de contratar a una niñera por varios meses.

También tenía que considerar el aumento en los gastos de alimentación y vestimenta debido a su mayor apetito. Además, una vez que los bebés nacieran,