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Alina levantó la mano para abofetear al chico, si lo hacía, él no podría verla, su piel no se enrojecería hasta el punto de la muerte, su corazón no se rompería de la vergüenza. Parecía que solo así podría desahogar la rabia y la vergüenza que sentía en ese momento.

Pero obviamente no podía hacerlo, y el chico no le dio la oportunidad de hacerlo. En lugar de eso, la arrastró hacia adelante, juntándolos y ocultándolos mutuamente de la vista.

Mientras Alina estaba en una situación tan vergonzosa, el chico parecía mantener la calma en todo momento. Desde el momento en que se apoyó en el sofá con ella hasta que una de sus manos la sujetó para evitar que cayera al suelo, tuvo tiempo de sobra para cuidarla y asegurarse de que no rodara por el suelo.

Aunque la idea de caer al suelo sería una escena digna de hacer s

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