El dolor en el cuerpo no era tanto, imaginó que no serían más que un par de magulladuras y moretones, pero la mano era otro cuento, la rama le atravesaba La palma por completo, de lado a lado. Trató de mover los dedos, pero no pudo, tal vez la rama había hecho algún daño irreparable en sus tendones, pero ni siquiera el dolor que sentía en la palma podía ser igualado con el terrible dolor que sentía en el alma. Cuando Aurora llegó corriendo, lanzó un grito de terror cuando la observó, luego tomó la mano de Helene y sacó un pequeño pañuelo, la vendo con ella para que la rama no se moviera mucho.― No lo conseguí ― le dijo Helene en medio del llanto ― no conseguí salvar a Itsac esta vez, no lo conseguí, voy a perderlo, Aurora voy a perderlo ― el llanto se le atragantaba en la garganta. Arantza llegó con ellas, tomó una bola de nieve y la puso sobre la palma de Helene para tratar de disminuir el dolor.― Desapareció, no sé hacia dónde corrió, pero desapareció ― era el fin, pensó Helene,
Helene pilotó el avión saliendo del pueblo, la maleta de Dimitri no era más que una pequeña mochila con cuatro o cinco trapos dentro. Cuando entró al avión Helene lo vio inseguro, claustrofóbico, pero se sentó junto a una ventana en silencio. Ella encendió el motor, comprobó que todo estuviera bien y emprendió la marcha hacia Italia. Tenían un viaje muy largo que recorrer hasta llegar a Colombia, así que cuando la altura era adecuada, dejó el piloto automático y a Arantza sentada en el asiento de copiloto que jugaba con su teléfono celular, luego salió a la parte de atrás y se sentó frente a la silla de Dimitri. Aurora estaba recostada en la cama estrecha que tenía el avión.― Lamento todo lo que sucedió ― le dijo ella ― no quería haberte forzado si no querías, pero estoy desesperada ― él asintió, luego se encogió de hombros.― No importa, las palabras de la mexicana llegaron hondo en mí. Tiene razón, Sara estuviera avergonzada de ver que me escondí y que no volví a ayudar jamás a na
Fue el viaje más largo que Helene había vivido en su vida. Cuando modelaba tenía que viajar constantemente de un país a otro, de un continente a otro, y aunque los viajes eran muy largos, no sentía que el tiempo corriera tan lento como en esa ocasión. Caminaba de la cabina a la pequeña cama, luego El pequeño bar, bebía algo de agua, regresaba a la cabina, jugaba con su celular, luego regresaba con Dimitri pero el hombre era realmente de muy pocas palabras, así que regresaba de nuevo a la cabina y Arantza la hostigada de tanto hablar, así que todo se convirtió en una rutina de eterna. Descansó un poco cuando llegaron a Italia, se bajó estiró las piernas y se sintió terriblemente mal por no ser capaz de aterrizar nuevamente, de hecho, ni siquiera lo intentó. Cuando se vio a la pista soltó el control y Aurora aterrizó por ella. No era un aterrizaje perfecto, incluso le atemorizaba un poco, Pero al menos no se estrellaban como si lo hiciera Helene. Después subió nuevamente hacia América
Portia llegó esa misma tarde, Helene estaba tomando una pequeña siesta para poder resistir la noche y cuando despertó su hermana estaba sentada a los pies de la cama. Se abrazaron con fuerza en silencio, cada una entendiendo en la otra todo lo que significaba, esa noche no tenían que decirse nada, ellas se leían prácticamente la mente.― Oliver está muy preocupado ― le dijo Portia ― le pedí que no viniera, pero que su hermana aparezca como prófuga por asesinato lo tiene un poco tenso ― helene se recordó llamar a su hermano cuando todo pasara ― Carlo irá, traté de convencerlo Pero dijo que debía hacerlo porque ahora tú eras su familia Y por consiguiente Isaac también lo era, cuando vea mi cuñado le daré un golpe en la cabeza para que deje de ser la damisela secuestrada ― Helene se rio, pero no era más que por ocultar el nerviosismo que le llenaba el cuerpo. Ambas mujeres bajaron a la sala principal, Toro caminaba despacio pero estaba de pie preparando los computadores y las pantallas
La operación comenzó con un movimiento lento, en las pantallas se lograba ver las cámaras térmicas. los drones se movían al tiempo que se movían los cuatro grupos que entrarían. Un grupo se encargaría de forzar la puerta principal, sería el grupo que haría el escándalo, el ruido, el que recibirían los disparos y la atención de toda la seguridad que había en el lugar. El otro grupo se encargaría de entrar por la puerta trasera para asegurar la salida. El tercer grupo atacaría por encima, subiendo por las escaleras de emergencia y neutralizando a las personas que protegían el lugar desde lo alto. El cuarto grupo, el grupo de Arantza, iría por Isaac. El hospital era grande, de seis pisos más dos pisos bajo tierra, y era ahí donde tenían a Isaac, así que era terriblemente peligroso entrar ahí, solo había una entrada y solamente había una salida para los pisos de abajo y Helene no sabía en que condiciones podían encontrar al piloto, si tenía una crisis de su ceguera en ese momento, qued
Helene contuvo el aliento y apretó los puños con tanta fuerza que las uñas se le clavaron en las palmas de las manos, la cámara de Aranza se movía desesperadamente hacia los lados y los que estaban en la bodega eran incapaces de entender qué es lo que sucedía.Había golpes, ruido y movimiento, luego un disparo, luego otro. Un grito de dolor y Aurora se inclinó sobre la pantalla. Cuando todo terminó, la cámara en el pecho de la mexicana apuntó a varios cadáveres en el suelo.― ¿Todo está bien? ― preguntó Toro.― Calló uno de los nuestros ― contestó Arantza, luego corrieron hacia la salida. El nombre alto que llevaba a Itsac lo había bajado y el piloto caminaba a su lado, pero tenía que llevarlo, era como si en medio de su ceguera y su oscuridad hubiese entendido que lo estaban rescatando, así que caminaba al lado del hombre que los sostenía para que no se tropezara con nada. Comenzaron a subir por las escaleras, Helene entonces miró a Dimitri.― ¿Estás listo? ― el hombre se tronó los
Helene bajó del auto a pesar de que Dimitri trató de sujetarla, corrió por la calle hacia el grupo de Franco que caminaba hacia ellos. Tres o cuatro hombres estaban en la retaguardia disparando en dirección de los demás miembros de la policía comprados por Amadeus, pero Helene no veía ni sentía nada más. Itsac caminaba despacio, prácticamente tenían que arrastrarlo, estaba ciego, ella lo sabía, sabía que la ceguera ya había llegado para no irse nunca, más los 100 metros que lo separaron fueron los más largos de su vida. Se prometió que nunca volvería a separarlos nada. Cuando llegó con él, lo abrazó con tanta fuerza que casi lo derriba, pero el hombre que lo llevaba del brazo los sujetó con fuerza. Por un segundo Itsac no reaccionó, se quedó ahí con las manos descolgadas, inerte. Luego, cuando acercó la nariz Al cuello de Helene ella lo sintió suspirar y luego las manos de él le rodearon la espalda y lo apretaron con fuerza, había reconocido su olor, la había reconocido y la apretó.
Itsac se posicionó entre Helene y la camioneta mientras Amadeus salía de ella. Helene vio como Franco trató de entrar pero ella estiró la mano para indicarle que se fuera y los dejaran solos. Franco no lo entendió, sabía que era riesgoso, pero no cuestionó la decisión de Helene. Amadeus salió de la camioneta a trompicones, tenía un moretón en el pómulo. Los disparos afuera siguieron, parecía que otra camioneta con los hombres de Amadeus había llegado. Él camino hacia ellos, Itsac se posicionó entre Helene y él protegiéndola, sacó un arma y les apuntó.― ¿Creen que esto se va a quedar así? ― les dijo Amadeus con rabia ― no, ustedes ahora son prófugos, ustedes ya perdieron, aunque crean que hayan ganado, aunque crean que todo estará bien, no es así, pero Aeromaya es mía ― pero Itsac levantó la cabeza.― No, no es tuya, porque yo hago un respiro, porque estoy bien, porque lograré demostrar que me metiste a ese maldito manicomio, manipulando a todo mundo con tu sucio dinero.― No, eso no