Cuando Carlo era niño, fue prácticamente entrenado por uno de los guardaespaldas de su padre. Él y su hermano mellizo se adiestraron en el espionaje, en las peleas cuerpo a cuerpo, en el uso de armas y demás habilidades que necesitarían para heredar el dejado Lacrow, pero una vez su hermano murió, Carlo entendió que todo ese mundo no era para él, que no le traería más que dolor y soledad, y mientras estaba ahí de pie en medio de la oscuridad, esperó que aquellas habilidades no le costaran la vida como a su hermano.Sobre el cielo volaba uno de los drones de Itsac, no entendía muy bien que era lo que hacía o cómo funciona, pero confío en el hombre. parecía que era muy bueno que la tecnología y ese tipo de cosas, así que decidió aventurarse de esa forma.En medio de la oscuridad, sólo se escuchaba el ronroneó del mar acariciando la playa, así que se acordó de los lentes de visión nocturna que le había dado Toro y se los puso.La maleza alrededor de la bodega era alta, lo suficientemente
Todo el cuerpo de Carlo se tensó de golpe, las luces brillaron sobre el alto techo y la alarma resonó por todo el lugar.— tienes que salir de ahí ¡ahora! — le gritó Itsac — los puntos de calor se mueven, van a entrar al menos seis hombres — Carlo respiró profundo, ya estaba ahí, no podía perder la oportunidad, así que salió corriendo con toda la habilidad que tenía, recordando el entrenamiento de su niñez, tomó la reja que había pateado y la puso sobre la entrada del ducto de ventilación, luego corrió hacia una de las cajas que había revisado. En ella había retazos de tela, de los que se utilizaban para hacer colchas o trapeadoras y comenzó a quitar las tuercas.— ¿Qué estás haciendo? Sal de ahí — lo regañó Itsac, pero Carlo no tenía tiempo para discutir con él. levantó la tapa y luego saltó dentro de la caja cerrando justo cuando la puerta de la bodega se abría.— Les juro que escuché que algo cayó — dijo uno de los hombres que entró — mientras bajé del tejado a aquí me doblé el tob
Habían pasado dos largas semanas des de aquello, esa misma noche Itsac preparó el video, lo editó todo lo que pudo y lo enviaron con una nota anónima a la policía. No estaban completamente seguros de que aquello funcionara, Amadeus tal vez tenía personas compradas dentro de la organización, así como lo tenía Brenda, pero Carlo tenía razón, dentro de la bodega y en el cargamento que llegaba no podían encontrar nada que incriminara a Amadeus, lo único que podían hacer era ir a la policía para que ellos mismos iniciaron una investigación.Dos días después de eso, el cargamento fue atrapado incautado y los hombres que lo transportaban capturados. la noticia recorrió todo el país, ¿quién sería el nuevo narco que se había atrevido a traer tal cargamento de drogas a la ciudad? era la pregunta que llenaba los periódicos, pero nadie lo sabía.— La policía sí inició una investigación, solo tenemos que esperar que los hombres que transportaron la droga cuenten todo lo que saben y así tal vez lle
Cuando la puerta del avión se abrió, Helene casi que saltó hacia afuera. Sus compañeros notaron que estaba un poco pálida, Pero los que le preguntaron se los quitó de encima con un simple: es por el embarazo. Pero dentro de ella se formó un nudo muy grande.Helene pensó que en el hotel en México había superado su trauma, había entendido que no había sido su culpa y logró confesarle a Itsac lo que sentía, pero ese ese trauma seguía por completo, el de aterrizar.Eran dos cuestiones completamente diferentes, aterrizar o estrellarse… ella se había estrellado, había decidido voluntariamente ir en picada al bosque, no entendía por qué su cerebro confundía ambas acciones y cada vez que estaba a punto de aterrizar, sea en el simulador o ahora como lo comprobó, en la vida real, el miedo la invadía y se sentía incapaz de hacerlo. El siguiente compañero subió al avión y después de que checaran que todo estaba correctamente en orden, el avión aceleró por la pista, despegó y un par de minutos de
— ¡Esta es una completa injusticia! — gritó Helene y pateó la puerta que cerró de golpe — una simple prueba psicológica que arrojó estrés postraumático no debe ser suficiente para que despidan a alguien de su propia empresa.— No me están despidiendo — comentó Itsac, sólo los demás miembros, que también son dueños de la empresa, no quieren que sea yo el que los lidere.— Creo que no deberíamos respetar esa decisión — Murmuró Toro.— Claro que no deberíamos respetar a esa decisión — replico Helene — sabemos exactamente a qué se debe, es el maldito de tu tío que quiere quedarse con la compañía para transportar drogas — Itsac no parecía tan furioso como debería y eso hizo enojar más a Helene — ¿Por qué no estás furioso? — le preguntó — deberías estarlo — Itsac la tomó por la mano para que se sentara a su lado luego la miró con ternura.— He pensado esto desde anoche, creo que tal vez es algo bueno que suceda.— ¿Bueno que Amadeus ponga sus garras sobre Aeromaya? — pregunto Toro extrañado
Helene se puso de pie y fue esta vez ella la que sacudió por los hombros a Alexandra.— ¿dime de qué es lo que estás hablando? — pero la mujer parecía un poco alterada, así que Itsac se puso de pie, apartó a la castaña de su esposa y la sentó con un poco de brusquedad en el mueble. luego se inclinó sobre ella.— explícate, ¿qué es lo que está pasando ahora?Alexandra respiró un par de veces, parecía que su corazón latía con fuerza, como si hubiese llegado corriendo a la casa tal, vez así hubiera sido.— lo supe por mi hermano, Él está pendiente del caso porque también cree que Amadeus miente, así que me estaba ayudando a investigar a uno de los jueces que le pasa información le contó que dieron orden de captura para Helene por el asesinato de Brenda Bertinelli — Helene sintió que una presión grande le subió a la cabeza, como cuando uno se pone de pie rápidamente y lo acomete un mareo. Tuvo que sentarse nuevamente en la silla.— pero eso es absurdo — dijo Aurora — ella solo se defendía
Helene apretó con fuerza la mano que le ofrecía Aurora mientras el taxi se deslizaba por la ciudad, su teléfono comenzó a sonar, era varios números desconocidos así que ella los ignoró y luego puso el aparato en modo avión. El corazón le latía con fuerza, aún ni siquiera había sido capaz de creer lo que estaba pasando, todo había sucedido de manera tan rápida, tan explosiva. Hubiera querido abrazar más a Itsac, darle un beso y decirle que lo amaba, que se despidiera de su bebé aunque él apenas pudiera escucharlo.— Todo va a estar bien —le repitió Aurora pero Helene negó.— Ya deja de decir, eso las cosas cada vez empeoran más y más. nada va a mejorar por sí solo a menos de que hagamos algo al respecto — así que puso prisa al taxista — por favor apresúrese — el del taxista las miró curioso por el retrovisor, Helene vio como Aurora miraba hacia un lado y a sentía con la cabeza, de seguro Franco estaba ahí dándole instrucciones de que debían hacer — ¿cómo lo hacen? — preguntó — ¿él est
Itsac se quedó observando la ventana por donde saló Helene, con los puños apretados y el cuerpo tenso, la observó larga y detenidamente, como si verla pudiera traer de vuelta a su esposa, pero ella no volvería, ella se iba por culpa de Amadeus. Un nudo extraño se formó en su pecho, no era nada que hubiera sentido antes, era una rabia, una rabia más profunda que simplemente ira, algo más allá, algo que le voló los sentidos y de no ser porque el timbre de la puerta resonó por toda la casa se hubiera quedado ahí parado, soñando con mil ideas de venganza.Alexandra lo sacudió un poco por el hombro.— Bueno yo traje la información, pero te juro que ya no sé qué hacer — Toro, que se había sentado en una la banca, se puso de pie para abrir, pero Itsac lo detuvo por el hombro.— No, yo abriré — caminó hacia la puerta con paso seguro y cuando la abrió, se encontró una decena de policías afuera — ¿puedo ayudarlos en algo? — el policía que se plantó frente a él era bajito y un poco gordo, pero