Cuando la puerta del avión se abrió, Helene casi que saltó hacia afuera. Sus compañeros notaron que estaba un poco pálida, Pero los que le preguntaron se los quitó de encima con un simple: es por el embarazo. Pero dentro de ella se formó un nudo muy grande.Helene pensó que en el hotel en México había superado su trauma, había entendido que no había sido su culpa y logró confesarle a Itsac lo que sentía, pero ese ese trauma seguía por completo, el de aterrizar.Eran dos cuestiones completamente diferentes, aterrizar o estrellarse… ella se había estrellado, había decidido voluntariamente ir en picada al bosque, no entendía por qué su cerebro confundía ambas acciones y cada vez que estaba a punto de aterrizar, sea en el simulador o ahora como lo comprobó, en la vida real, el miedo la invadía y se sentía incapaz de hacerlo. El siguiente compañero subió al avión y después de que checaran que todo estaba correctamente en orden, el avión aceleró por la pista, despegó y un par de minutos de
— ¡Esta es una completa injusticia! — gritó Helene y pateó la puerta que cerró de golpe — una simple prueba psicológica que arrojó estrés postraumático no debe ser suficiente para que despidan a alguien de su propia empresa.— No me están despidiendo — comentó Itsac, sólo los demás miembros, que también son dueños de la empresa, no quieren que sea yo el que los lidere.— Creo que no deberíamos respetar esa decisión — Murmuró Toro.— Claro que no deberíamos respetar a esa decisión — replico Helene — sabemos exactamente a qué se debe, es el maldito de tu tío que quiere quedarse con la compañía para transportar drogas — Itsac no parecía tan furioso como debería y eso hizo enojar más a Helene — ¿Por qué no estás furioso? — le preguntó — deberías estarlo — Itsac la tomó por la mano para que se sentara a su lado luego la miró con ternura.— He pensado esto desde anoche, creo que tal vez es algo bueno que suceda.— ¿Bueno que Amadeus ponga sus garras sobre Aeromaya? — pregunto Toro extrañado
Helene se puso de pie y fue esta vez ella la que sacudió por los hombros a Alexandra.— ¿dime de qué es lo que estás hablando? — pero la mujer parecía un poco alterada, así que Itsac se puso de pie, apartó a la castaña de su esposa y la sentó con un poco de brusquedad en el mueble. luego se inclinó sobre ella.— explícate, ¿qué es lo que está pasando ahora?Alexandra respiró un par de veces, parecía que su corazón latía con fuerza, como si hubiese llegado corriendo a la casa tal, vez así hubiera sido.— lo supe por mi hermano, Él está pendiente del caso porque también cree que Amadeus miente, así que me estaba ayudando a investigar a uno de los jueces que le pasa información le contó que dieron orden de captura para Helene por el asesinato de Brenda Bertinelli — Helene sintió que una presión grande le subió a la cabeza, como cuando uno se pone de pie rápidamente y lo acomete un mareo. Tuvo que sentarse nuevamente en la silla.— pero eso es absurdo — dijo Aurora — ella solo se defendía
Helene apretó con fuerza la mano que le ofrecía Aurora mientras el taxi se deslizaba por la ciudad, su teléfono comenzó a sonar, era varios números desconocidos así que ella los ignoró y luego puso el aparato en modo avión. El corazón le latía con fuerza, aún ni siquiera había sido capaz de creer lo que estaba pasando, todo había sucedido de manera tan rápida, tan explosiva. Hubiera querido abrazar más a Itsac, darle un beso y decirle que lo amaba, que se despidiera de su bebé aunque él apenas pudiera escucharlo.— Todo va a estar bien —le repitió Aurora pero Helene negó.— Ya deja de decir, eso las cosas cada vez empeoran más y más. nada va a mejorar por sí solo a menos de que hagamos algo al respecto — así que puso prisa al taxista — por favor apresúrese — el del taxista las miró curioso por el retrovisor, Helene vio como Aurora miraba hacia un lado y a sentía con la cabeza, de seguro Franco estaba ahí dándole instrucciones de que debían hacer — ¿cómo lo hacen? — preguntó — ¿él est
Itsac se quedó observando la ventana por donde saló Helene, con los puños apretados y el cuerpo tenso, la observó larga y detenidamente, como si verla pudiera traer de vuelta a su esposa, pero ella no volvería, ella se iba por culpa de Amadeus. Un nudo extraño se formó en su pecho, no era nada que hubiera sentido antes, era una rabia, una rabia más profunda que simplemente ira, algo más allá, algo que le voló los sentidos y de no ser porque el timbre de la puerta resonó por toda la casa se hubiera quedado ahí parado, soñando con mil ideas de venganza.Alexandra lo sacudió un poco por el hombro.— Bueno yo traje la información, pero te juro que ya no sé qué hacer — Toro, que se había sentado en una la banca, se puso de pie para abrir, pero Itsac lo detuvo por el hombro.— No, yo abriré — caminó hacia la puerta con paso seguro y cuando la abrió, se encontró una decena de policías afuera — ¿puedo ayudarlos en algo? — el policía que se plantó frente a él era bajito y un poco gordo, pero
Efectivamente y como lo había imaginado, aterrizar le costó, cosa que lo único que hizo fue empeorar su día aún más. Aurora tuvo que hacerse con el mando del copiloto para poder aterrizar las tres veces que fueron necesarias hasta que llegaron a Italia.Helene era excelente piloto, su arranque era perfecto, la estabilidad en el aire, el manejo de los controles, de la información, de las corrientes de aire, de las turbulencias, todo era perfecto le dijo Aurora, pero ese vacío que se sentía cuando el avión comenzaba a descender le traía de nuevo esa sensación terrible de muerte que la paralizaba, entonces cuando al fin tocaron suelo italiano, Helene se bajó del avión con las rodillas temblorosas, tenía hambre y estaba cansada, tenía ganas de llorar y rabia.Franco las estaba esperando ahí con una camioneta oscura que parecía blindada, cuando Helene llegó el hombre le dio un fuerte abrazo, luego la apartó y la tomó por las mejillas para que lo mirara la cara. de verdad la presencia del h
Itsac no esperó a que su tío lo invitara a entrar, él avanzó, lo tomó por el cuello de la camisa y lo sacudió con fuerza.— ¡¿Esto es lo que querías?! — le gritó con rabia mientras lo sacudía — ¡eso es lo que querías! Joderme la vida, ahora me esposa tiene una orden de captura por tu culpa, maldito animal — Amadeus trató de zafarse de los brazos de su sobrino, pero el hombre era mucho más fuerte.— no sé de qué estás hablando — Itsac lo empujó y el hombre cayó sentado en el suelo, luego el piloto dio la vuelta y cerró la puerta, poniendo el seguro.— ¿dónde está tu esquema de seguridad? — le preguntó al mayor que negó.— yo no tengo ningún esquema de seguridad, no tengo enemigos ni nada sucio, así que no corro peligro. No los necesito — Itsac se tronó los dedos.— genial, entonces estamos solitos — se agachó, tomó de nuevo al hombre por la camisa y lo lanzó con fuerza al mueble que había enfrente sin importarle si se hiciera daño o no, ya no le importaba nada — dime qué es lo que qui
Helene sintió esas ya conocida sensación de terror, se sintió frustrada y estresada, estaba harta, de verdad estaba harta de sentir dolor, ese malestar, ese miedo constante, así que mientras esperaba la respuesta de Toro al otro lado del teléfono, su mundo comenzó a dar vueltas, así que tuvo que aferrarse al mueble para no caer de frente.— vamos, dime qué pasó — le preguntó ella, la voz le salió tan temblorosa que temió que el hombre al otro lado no hubiese entendido, pero Toro pareció entender ya que suspiró profundo antes de contestarle.— el torpe de tu esposo fue a enfrentar a Amadeus, lo golpeó, lo hirió y no sé cómo carajos hizo, pero su tío llamó, a alguien a un manicomio — Helene de un solo salto quedó de pie en medio de la sala, comenzó a caminar con el teléfono cerca de la chimenea.— ¿Cómo que un manicomio? — preguntó exasperada y el doble de asustada.— tienen a Itsac en un manicomio, para allá se lo llevaron, llegó una ambulancia por él y se lo llevó, está internado en e