Después de que Alonso estuviese estable y le pusieran en una habitación aparte, Lucrecia fue a hablar con su hija. Le comentó en forma de resumen el accidente de Verónica y que su compañero de cuarto tendría que estar son unas horas para que le estuviesen chequeando.
Alonso sonrió a Lucrecia.El joven se acercó y le tomó de las mejillas.—Lo siento. —Dijo Alonso.—Soy un imbécil.—Lo sé.—No debí...—Ella le puso una mano sobre los labios.—Voy a quitarte la camisa—Dijo mientras le acariciaba el abdomen, el joven sonrió y se inclinó para sacar su cabeza y brazos porque definitivamente le gustaba eso más que hablar.Lucrecia le quitó los pantalones y Alonso le quitó la blusa, los dos rieron con complicidad antes de besarse. El joven la cargó para dejar de inclinarse, ella le rodeó con sus piernas y Alonso fue hacia la puerta, la joven gritó divertida y confesó que nunca lo había hecho contra una puerta.Alonso rio ante la cara de sorpresa de Lucrecia cuando comenz&
Emma estaba de mucho mejor humor desde que podía comunicarse con Verónica. Valentina estaba viendo a su tía junto a Julianne, la cual estaba empezando a preocuparse por la salud mental de la doctora Pieth.—Tu mamá y mi mamá...—Dijo sorprendida y su prima asintió.—Están hablando desde el más allá—Dijo Valentina y Julianne rio.—Se quieren mucho, Vale—Replicó Julianne con el final normal de su oración, Valentina le vio divertida.—Mi mamá y tu mamá están sexingtrap a Alonso y Lucrecia.—Define lo que acabas de inventar—pidió July entre risas.—Es una trampa sexual—Ellis rió antes de saber de qué hablaba su hermana, porque estaba seguro de que sería una pasada.—
Alice incluyó a Lucrecia en la terapia de su hija, pero lo único que detectó fue un bloqueo emocional muy fuerte por parte de Lucrecia. La cual no parecía enterarse de lo fuerte que vivió o pretendía muy bien que no le interesaba.—Lucrecia entiendo que tienes una filosofía y bloquear y evadir funciona para ti, pero tu hija no.—Lo comprendo, pero no puedo cambiarlo.—Puedes cambiar cómo le afecta a Priscila.—¿Entonces...? ¿Qué? ¿Quieres que mienta?—Alice respiró profundo y tomó de las manos a su amiga.—Lucrecia, voy a contarte la historia de alguien y tú tienes que decirme como te sentiste al final. Priscila, tú también.—Bien—Ambas aceptaron. Acordaron que con una seña de Alice, las dos hablarían. La terapeut
Lucrecia despertó y recordó su primer año con Héctor fue dulce, respetuoso y siempre estaba emocionado por escucharla. Por entenderla y darle afecto. Lucrecia estaba muy enamorada y lo estuvo durante cuatro años, podía estar segura de que después de firmar los papeles de matrimonio entendió que no funcionarían a largo plazo y luego estaban los cumpleaños de Priscila, cada año deseaba que pasara el siguiente y su hija pudiese descubrir la verdad y encontrarse con ella en algún lugar, lejos, muy lejos de su papá, incluso había pensado que su hija iría a la universidad y ella aprovecharía para huir o algo solucionarían porque desde los siete años, Priscila entendía que el juego en el sótano no era un juego, era una forma de secuestro explicó un día y le pareció una buena definición para un niño d
Lucrecia vio a Alonso, tenso, viendo. Max, su novia se acercó al grupo y le dio un beso en la mejilla, era alta e impresionantemente guapa, no le sorprendía que tuviese dos novios. Quizá… solo quizá ella necesitaba tener dos hombres ocupándose de su cuerpo… pero Alonso no parecía del tipo que estaría de acuerdo con eso. Necesitas dejar de sumar a Alonso en tu vida, se dijo mientras le veía con pena. —Vecina… estamos esperándote cuando quieras. Apunta mi número. —Apunta el mío, es que lo apagué porque un hombre me insultó. —¿Alonso? —dijo Max. —No la insulté. Discutimos. —Alonso vio a Lucrecia con los ojos entrecerrados y a Max con los brazos cruzados.—Tuvimos una conversación de pareja. —No somos una pareja. —Bueno, siempre que la meto dos o más veces en un lugar estoy en una relación L u c r e c i a. —A mí tienes que pedírmelo A l o n so. Maximiliano vio a Alonso y le dio un golpe en la cabeza, porque él
Lucrecia estaba sorprendida con la intensidad de trabajo, es que si los materiales se queman hay demasiados fuegos pequeños que se tienen que arreglar y Sebastian y Carrick tenían totalmente las espaldas de su mejor amigo en ese sentido. Cash consiguió más material para los que tenían necesidades urgentes de la compañía de sus padres, Sebastian desembolsó dinero a Alonso para pagar a los que tenían pedidos que eran imposibles de cumplir sin lo que se había quemado y Lucrecia y su insistencia junto a la de Cash consiguieron que la materia prima y más material hecho por otra compañía, pero de la misma calidad o muy similar llegase como indemnización a otras empresas.Alonso y Priscila estaban sentados, reunidos en la estación de policía de Postville, junto a sus abogados y a los de la aseguradora y ambos estaban en silencio mientras leí
Lucrecia vio al rededor y se dio cuenta de que no estaba cerca de nadie que había caminado lo suficiente al bosque como para que no todo el mundo le escuchase convertirse en una mamá dragón. Recordó el primero vez que tuvo a ese pequeño bebé que salió de su pequeño cuerpo, estaba impresionada, era tan frágil y se había prometido que estaría ahí para su hija todos los días de su vida. Pero acababa de gritarle a su novio porque le había dicho que sus hijos mantenían una relación romántica.Lucrecia caminó en silencio mientras le pedía al universo una respuesta, un poco de paz, entendimiento y amor, amor para ella y su hija, porque ella sabía que no eran perfectas, pero con solidez, esfuerzo y mucho trabajo habían construido un puente en el cual pasaba demasiada información. Por qué su hija sentía que no l
Alonso tenía una teoría desde que se había convertido en tío por primera vez. Cada que sentía la necesidad de tener otro hijo olía a alguno de sus sobrinos pequeños y hoy era el turno de Alba y el de Vero, las hijas pequeñas de Ellis y Valentina. El joven estaba contándoles una historia que se acaba de inventar y las dos le veían como su fuese Dios, pero eso le recordaba las pocas ganas que tenía de volver a empezar como papá. Estaba casi terminando, después de diez años de pañales, visitas al doctor no se sentía en condiciones de ser padre de nuevo y qué tal si ella moría y tenía que hacerlo solo.—Tío Ali—Le sacó su sobrina de sus pensamientos.—¿Viste sirenas?—Vi un barco pirata —Alba se quedó quieta viendo a su tío.—¡Qué experiencia