DEMIÁN.
—¡Hermano, la carne!—
—Voy— Camino hasta el asador —¿Donde esta Patrick? Según el se encargaría—
—Aca estoy. Una disculpa tuve que ir por más carbón.— Deja la bolsa de carbón a un lado. —Hazte a un lado, hoy yo soy el chef.—
—Si fueras chef y tuvieras tu restaurante en estos momentos estarías en bancarrota amigo.— Bromeó Demián al ver como se le estaba quemando la comida.
Todos en el lugar rieron.
—¿Necesitas nuestra ayuda?— Preguntó Duncan, acercándose junto con Kendra.
—Estos muchachos de hoy en día, fuera, fuera. Vayan a sentarse yo me encargaré.—
—¡Nana!— Grito con emoción, abrazando a la mujer mayor que acababa de salir al jardín.
—Mi niña hermosa, pero que guapa te has puesto.—
—Nana no mienta.— Río.
—Yo no miento mi niña, ahora ve con tu novio me encargaré de la comida.—
—¡Mierda!— Grito de dolor Patrick.
—¿Que paso?— Se acercó preocupada.
—Me quemé— Se queja, mirando su mano.
—El chef se ha quemado vaya sorpresa.—
—Vete a la m****a Demián.— Lo miro con enojo.
—Que delicado.— Río Demián, dándole un trago a su cerveza.
—Ven Patrick, vamos te pondré alguna pomada.— Dijo Kendra tomándolo del brazo. Para llevarlo dentro de la casa.
—Me duele.— Se escucho a lo lejos.
—No es necesario que lo haga.— Demián miro a Irma.
Desde de la muerte de Kiara no le había vuelto a decir nana.
Tal vez por que creía que Irma lo odiaba ya que era su culpa todo lo sucedido.
—No me molesta. Demián.... Mi niño ¿Has dormido bien? ¿Cómo has estado?— Pregunto sacando la carne quemada y colocando pedazos nuevos.
—No, las pesadillas me atormentan.— Contesto. —Pero es lo que me merezco. Fue mi culpa, por eso Kendra se fue a otro país por eso usted renuncio y se mudó lejos. En el fondo me odian ¿No, es así?—
—No, no te odiamos. Sabes que la quise mucho mi niño y su ausencia aún duele. Pero no fue tu culpa, ella tomo esa decisión. Ella te perdonó.— Se acercó para acariciar su cabeza. —Si ella te viera estaría tan orgullosa de la nueva persona que te has vuelto.—
—¿Usted....
—He vuelto disculpen tuve que atender esa llamada.— Hablo Duncan el cual se había ido del jardín.
—¿Gustas otra cerveza?— Pregunto Demián dejando de lado el tema.
—Vayan a sentarse cerca de la piscina, les hablaré cuando la comida esté lista.—
Los dos asintieron.
—Si, me gustaría otra cerveza. ¿Dónde está Kendra?— Observó el lugar sin encontrarla.
—Fue a ayudar a Patrick el muy imbécil se quemó la mano.— Tomo asiento. —¿Como les ha ido? ¿Van bien en la escuela?—
—Este año por fin termino mi carrera. A Kendra aún le falta pero va bien, es una de las mejores — Dijo con orgullo.
—Me alegra saber que mi hermana está cumpliendo sus sueños.— Le dio un trago a su bebida. —Cuidala por favor.—
—Lo haré, te lo prometo Demián.—
—Cariño.— Llamo kendra. —Volvi, ¿De que hablan?—
—De lo tonto que se vio Patrick — Dijo como si nada Demián.
—¡Te escuché imbécil!— Grito su amigo.
—Parecen niños pequeños.— Regaño su hermana.
—¡Chicos, la comida está lista.!— Grito nana. —Ha comer.—
**********
Kiara.
—Tengo que seguir estudiando, pronto tendre el próximo examen.— Se animó a si misma.
Llevaba tres horas estudiando sin parar, el hombre había logrado que presentará exámenes y proyectos para estar en el mismo año en el que debería estar si nada malo hubiera pasado.
Pensaba que artes y diseño sería fácil.
Vaya error.
Era las difícil de lo que se imaginaba pero tenía que admitir que aún así estaba emocionada.
Miro su cámara profesional con una sonrisa. Aquellos momentos crueles estaban quedando atrás.
Había estado viendo a la sicóloga la cual le había ayudado mucho.
O al menos así lo pensaba, las pesadillas se habían ido pero aún el miedo al estar cerca a un hombre le aterraba.
Aún recuerda todo lo que tuvo que pasar con el hombre.
El había sido paciente, había logrado ganar su confianza o tal vez no le había quedado de otra al ver la foto de la persona que más adoraba.
Aún así cualquier otro hombre provocaba una sensación sofocante y vómito.
¿Como había sucedió?
Fue lo que le pasó en los primeros meses encerrada y ocurrió de nuevo en el centro comercial cuando un joven le pregunto por la hora.
El hombre y ella habían acordado no hablar nuevamente del tema.
Para ella era algo vergonzoso.
—No puedo más— Murmuró dejando caer su cabeza en el escritorio.
Ya eran las seis de la tarde, estaba sola en casa.
Miro la libreta que está cerca de ella.
Estiró su temblorosa mano.
Abriendo la libreta, cambiando de hojas.
Levantó nuevamente su cabeza.
Detuvo sus dedos al llegar a la hoja que estaba buscando.
Miro el dibujo, el cual había hecho ella.
Pasó sus dedos en cada trazo.
—¿Porque?— Susurro.
No entendía el por qué había dibujado el retrato de Demián.
Sus ojos, nariz, labios, su cabello despeinado.
Se veía tan diferente a cuando lo conoció.
El timbre de la puerta la regreso a la realidad.
Cerró la libreta.
Fue hasta la puerta para abrirla.
Sabía bien quién era.
—Hola, usted siempre es tan puntual.— Dejó pasar a la sicóloga.
—Cuando se trata de trabajo la puntualidad es necesaria.—
—Vamos al estudio, ¿Quiere agua, café?—
—No hace falta estoy bien.— Sonrió.
—Bien, vamos entonces.—
La doctora asintió.
—Entonces ¿Quieres hablar de tu madre o de Demián?—
—Mi madre....No se que fue de su vida yo... No se que podría decir de ella. No le le guardo rencor, la última vez que la vi la perdoné por todo el daño que me hizo pero para ser sincera no recuerdo si fue que se lo dije.—
—Y ¿De Demián? ¿Aún sigues teniendo pesadillas?—
—No, o no lo sé.—
—¿No lo sabes?—
—Hace dos días soñé con el pero no me dio miedo como otras veces.—
—¿Por qué crees que fue eso? ¿Que soñaste?—
—No sé si fue un sueño en realidad, bueno tal vez fue un recuerdo. No lo sé.. todo es tan confuso. Lo vi llorando suena raro pero en mi sueño podía sentir su dolor es difícil de explicar.— Movió su pierna de forma nerviosa.
—Y ¿Eso como te hace sentir?— Interrogó anotando todo lo que decía.
—Raro, no se. Me hizo tanto daño. Pronto entraré a la universidad estarán compañeros hombres y no sé si podré aguantarlo con el, cuando le trajo a esta casa los primeros días me la pasé vomitando y con ataques de ansiedad a pesar de que en todo momento fue amable tuvo que tomar tres meses creo para que estableciera unas cuantas palabras.—
—Pero al final se ganó tu confianza, viste que no era Demián por eso también pararon y tienes que tener en mente que no todos son iguales, solo tienes que respirar, contar hasta diez y recordar que el está lejos y no volverá a hacerte daño, nunca más lo volverás a ver.—
—Y ¿Si yo quiero volver a verlo?—
—Volverias a tener los ataques ya que recordarías todo lo sucedido en el pasado. Pero dime ¿Por que quieres verlo?—
—Pero y ¿si él puede ayudarme? Cuando pasó lo de Emily solo el podía darme tranquilidad me sentía segura.—
—Alguien que te daño de esa manera no puede ayudarte kiara, ¿Tienes sentimientos por el? El hizo que te volvieras dependiente por eso piensas eso, estuviste tanto con tu agresor que puede que creas que lo amas.—
—En pocas palabras me está diciendo que tengo síndrome de estocolmo.— Negó con la cabeza —No lo amo.—
—¿Que tan segura estás?—
—Muy segura y si lo amara no sería estocolmo.—
....................
"QUE INFINITA ES LA LIBERTAD DE PODER ESCAPAR Y PREFERIR LA JAULA."
DÍAS DESPUÉS.KIARA.—Ultimamente a estado raro ¿por que? ¿qué está pasando?— Preguntó.—Para ser sincero el plan de la venganza se ha puesto en marcha.— Tomo un poco de su taza de café.Kiara miro su plato el hambre se había esfumado por completo.—No comprendo bien sobre su plan ¿Que es lo que hará? ¿qué me pasará?——Tu seguirás estudiando y yéndo a la universidad hasta que el se entere que estás viva, después de eso estudiarás en casa. No dejaré que te lleve.— Aseguró.<
KIARA.—He llegado.— Avisó cuando entró a la casa.—¿Como te fue? ¿Estuvo divertido tu día?— pregunto el hombre desde la sala.—Me fue bien.— Mintió. Dejo su mochila a un lado de la entrada.Más al rato la subiría a su habitación.—¿Estás segura? ¿No hay algo que quieras contarme?— Interrogó.—Al hacer esa pregunta creo que sabes bien la respuesta ¿no es así?— Se sentó en el sofá individual. —No fue coincidencia que él estuviera ahí ¿verdad?— No podía despejar sus temores, su voz temblorosa la delataba.&nbs
DEMIÁN.—¡Encerio fue un accidente!— Se escuso entre risas. —Y le pedí perdón por lo sucedido.——Yo creo que quedó impactada con mi belleza y por eso estrelló su helado en mi camiseta. quería una forma de llamar mi atención.— Bromeó Duncan, dejando un beso en la frente de Kendra.—Me están dando diabetes chicos.— Bromeó esta vez Demián.Kendra y Duncan rieron.—Hermano no seas así. — Sonrió. —De que estábamos hablando de helado se me ha antojado uno.——Vamos por unos entonces.— Contesto Demiá
KIARA.Días después.—Hola lili.— Saludo sentándose a su lado.—Hola emma.— Saco una barra de chocolate de su mochila. —Toma, lo he comprado para ti.——Gracias.— Abrió la barra para darle un mordisco. —El chocolate es mi favorito.— Sonrió.—Casi no sonríes, deberías hacerlo más.— Ánimo, dándole unas palmaditas en la cabeza.—¡Oye! No hagas eso — Se quejó.—Shh, El profesor llegó — Río por lo bajo.Una hora después.—¿Qué harás este fin d
KIARA.Miraba la carta en su mano aún no se había atrevido a leerlaEran ya las tres de la madrugada y seguía sin poder dormir.El hombre aún no llegaba, estaba sola con miles de tormentos en su cabeza.Ser una persona emocional era tan jodidamente asfixiante.Tomo una manta, cubriéndose con ella salió al balcón de su habitación.Todo estaba cubierto de nieve era algo tan hermoso de ver pero a la vez transmitía nostalgia o es ¿que tan solo ella lo sentía así?No le importó sentir el frió recorrer su cuerpo, la manta no era lo suficientemente gruesa para cubrirla pero si no salía se sofocaria.Tomo asi
KIARA.—Veo que te has levantado. ¿Que tal la resaca?— Pregunto dándole un trago a su vaso de jugo.—¿Qué hora es?, Me duele la cabeza.— Se dejó caer en la silla, sobándose las sienes.—Las doce, dormiste mucho. — Se levantó. en busca de un plato y un vaso. —Toma, desayuna y bebé el agua con esta pastilla. no te la tomes sin antes tener algo en el estómago.—Dejo en la mesa un tazón con fruta picada.—Gracias.— Pincho con el tenedor un pedazo de melón para llevárselo a la boca. —Me duele la costilla y la frente.— Se quejó, Cuando termino de masticar.—Cuando llegaste al parecer choca
KIARA.Abrió la puerta de la casa, se encontraba demasiado cansada había tenido varios exámenes ese día solo quería comer algo rico tomar un baño y dormir.—¡Mierda!— Gritaron, provocando que se asustará.Sabía que era el hombre, con pasos rápidos fue hasta donde se hallaba.Al llegar vio como azotaba la puerta del sótano y cómo colocaba un candado.aquello se le hizo estraño, se estaba haciendo ideas que esperaba fueran erróneas.—¿Estás bien.?— Se acercó con sumó cuidado.estaba realmente exaltado. podía notarlo por su respiración.
KIARA.Se miro en el espejo. Se había decido por una camisa de manga larga negra con cuello de tortuga y un vestido de tirantes color blanco y negro de cuadros.Dejo su cabello suelto, lo tenía hasta los hombros.Tock tock—Señorita Kiara el señor quiere que baje, la cena está lista.—Hablo tras la puerta la señora que cocinaba.apenas ese día había regresado de sus vacaciones.Soltó un suspiro.Quería tomar el valor para bajar y verla.—¿Señorita Kiara?— Volvió a llamar al no obtener respuesta.—Enseguida voy.— Respondió tomando la perrilla de la puerta y abriendo.