había pasado una semana más, donde solo dedicaba a leer y de vez en cuando cocinar era tan desesperante vivir así.
—Kiara— Escucho ser llamada. y la puerta ser abierta.
—¿Que necesitas?— Preguntó al ver qué solo se quedó en el marco de la puerta.
—Recuerdas lo que hablamos hace una semana?— Pregunto sin moverse.
Lo miro sin entender —Hablamos de varios temas, así que no.— Respondió.
—Que despistada, ve por tu abrigo hace frío y no quiero que te enfermes, saldremos.— Aviso dejando el lugar sin dar más explicaciones.
—¿Que está tramando— Susurro levantando sé para ir hasta su habitación.
Al tener su abrigo puesto camino hasta la sala y pudo notar al hombre concentrado en su celular.
—¿Lista?— Pregunto al notar su presencia, guardando el celular en su bolsillo del pantalón.
Al salir se detuvo al sentir el aire frío golpear su rostro un escalofrío recorrió todo su cuerpo, después de un año por fin había salido de tan sofocante casa.
Se sentía tan bien, ni siquiera se sentía así cuando salía al jardín.
—Kiara— La llamo al ver qué se quedó quieta.
—Se siente tan bien estar fuera y sentir el frío. es tán grato— Menciono con sinceridad.
—Al parecer creo eres la única persona que piensa que el frío es grato— Sonrío. —Es hora de ir nos, hablaremos después de esto —
Kiara asintió.
Entraron al auto y se pusieron en marcha .
UNA HORA DESPUÉS.
El auto se detuvo, por fin habían llegado a su destino.
—¿Que estamos haciendo aquí?— Pregunto sin entender al reconocer el lugar.
—Creí que tal vez te gustaría.— bajo del auto esperando que Kiara hiciera lo mismo.
Con angustia salió acercándose al hombre.
Caminaron hasta entrar al cementerio, el pecho de Kiara se sentía oprimirse.
los recuerdos dolorosos iban apareciendo mientras más se acercaban.
Al estar enfrente de las tumbas no pudo evitar no asombrarse. Están tan bien cuidadas.
Habían flores, unas flores tan bellas adornaban su tumba y la de Susan al igual que habían peluches en la de Emily.
—Todo fue traído por demian.— Dijo con aburrimiento. —Ha de creer que así puede remediar un poco de toda la m****a que hizo.—
Miro con dolor las tumbas.
todo lo que había vivido con Susan con Emily, todo eso era tan doloroso recordar.
El hombre miro el reloj que adornaba su muñeca, haciendo una mueca de fastidio.
—Es hora de ir a escondernos, anda vamos— Tomo del brazo a Kiara para llevarla a un gran árbol que se encontraba a unos metros de las tumbas.
—¿Que hacemos aquí?— Pregunto al mirar al hombre sentarse y recargarse en el árbol.
—Te he traído a ver al estúpido de demian así que calla y observa.— Dijo cerrando los ojos recargando su cabeza.
—Y ¿no, nos verá aquí? Es muy obvio este escondite.— Respondió obvia.
—Esta tan sumergido en su miseria que créeme no, nos notará.— Respondió aún con los ojos cerrados. —Solo no hagas nada de lo que después te puedas arrepentir, recuerda que tengo algo valioso tuyo.—
—Lo se. — Murmuró con enfado. —No pensé que encerio me ibas a traer a verlo—
—Quiero que te sientas como yo al verlo.—
-¿Y como debería sentirme?— Indagó confusa.
—¿No es obvio? Feliz por qué por fin está pagando lo que te hizo bueno... Y lo que le falta.— Sonrío.
dirigió su vista a las tumbas alguien se acercaba.
Era el.
Era demian.
Un nudo se formó en su estómago al igual que unas punzadas en su pecho.
dio un pasó hacia atrás intentando ocultarse un poco más detrás del árbol.
Demian había cambiado, su rostro se veía más varonil, su cuerpo con más músculo aún con traje se podía notar.
Vio como cambia las flores ya que unas se encontraban marchitas y como colocaba unas nuevas.
—¿por qué haces eso?— Pensó Kiara al ver tal acto de demian.
Vio como el hombre que la torturo se arrodillaba frente a su tumba y como pasaba sus manos por su rostro.
—¿acaso estás llorando?— Volvió a pensar.
No estaba tan segura ya que demian le daba la espalda.
Había escuchado al hombre decirle lo mucho que lo veía llorar y lo miserable que se veía pero nunca creyó que fuera cierto o tal vez quería creer eso.
pero ahora que lo veía así tan débil una nueva sensación desconocida para ella estaba apareciendo.
Se quedó parada con la mirada fija en demian así fue por un largo rato no estaba segura de cuánto tiempo había pasado ya, pero verlo así era algo nuevo para ella.
—Esta oscureciendo— Escucho decir tras su espalda.
giro la mirada encontrándose al hombre retirándose mientras soltaba un bostezó.
—¿Cómo es posible que puedas dormir tan bien en un cementerio?— Preguntó desconcertada.
—No lo sé, tenía sueño.— Responde levantándose, estirando su cuerpo. —Me duele la espalda— Se quejo.
—Tal vez pueda ser por qué dormiste recargado en un árbol, ¿no crees que sea por eso?— Dijo con obviedad.
—Tal vez— Respondió —¿Sabes que me sorprende.— Pregunto.
—¿Que?— Preguntó.
—Que no escaparás— Respondió. —Que no corrieras a los brazos de tu amado demian.—
—No es mi amado.— Dijo. — Además no puedo escapar y sabes por qué, no soy tan tonta como para hacer que corra peligro.—
—Cierto. había olvidado ese detalle.— Río bajo.
ignoró por completo lo que dijo para mirar de nuevo a demian.
—¿mi amado?— pensó. —No, nunca podría amarlo, no después de lo que me hizo.—
Vio como se levantaba hechando un último vistazo a las tumbas para después marcharse.
—¿Podemos ir nos ya?, me están comiendo los zancudos.— Se quejo con exageración.
—Si, vámonos ya. Eres demasiado ruido ¿sabes?—
—Te estás tomando muchas confianzas, no me hables así.— Exclamó con fingido enojo.
Lo que hizo que Kiara sonriera.
—¿Como era posible que un hombre así tenga una gran sed de venganza?—
Miro por última vez en la dirección en donde se había ido demian.
Quince minutos después empezaron a caminar a la salida.
No querían toparse con la sorpresa de encontrarse con demian.
¿Por qué sentía una gran tristeza?
¿Por qué algo dentro de ella quería volverlo a ver?
Con esas preguntas se subió al auto.
¿Por qué se sentía feliz por a verlo visto?
Cuando al principio sintió mío acaso había sido por a verlo visto de una manera en la que verdaderamente se mostraba arrepiento.
Sacudió su cabeza intentando dispersar aquellos pensamientos.
—¿Estás bien?— Pregunto el hombre.
—Si, solo tengo un poco de hambre— Mintió.
—Entonces vayamos por algo de comida hay que aprovechar que después de un año te he dejado salir— Bromeó.
—Eso no es gracioso.— Lo miro con reproche —Me volverás a encerrar?— Tenía miedo de la respuesta.
—Me has demostrado que puedo confiar en ti, así que no. te daré un poco más de libertad pero solamente saldrás si yo te acompaño.— Aclaro. —No quiero juegos Kiara.—
—No los tendrás.— Afirmó.
—Bien, vayamos a comer.—
—Si.— Respondió mirando las calles detrás de la ventana del auto.
"Hay heridas incurables y terriblemente dolorosas que no huelen a sangre si no a recuerdos."
DÍAS DESPUÉS.Demián.*Videollamada*—Demián, por favor…— Suplicó.—Basta… Ya lo discutiremos luego.— Habló. —¿Ya tienes el boleto listo? ¿A qué hora llegarás a casa?— Continuó Demián, cambiando de tema.—No puedes seguir retrasando esto, sabes que falta poco para que llegue esa fecha.——Lo sé, hablaremos de eso cuando estés aquí.——Bien hermano, iré la próxima semana, la hora de aterrizaje es a las ocho de la noche.——¿Quier
Kiara.Dejo el libro aún lado, la frustración recorría su cuerpo al no poder prestar atención a su lectura había tenido que releer varias veces el mismo párrafo. Su cabeza dolía.Miro el reloj. Eran las seis de la tarde la hora perfecta para hacer la comida.Se puso un suéter holgado y unos tenis cómodos, bajo a paso lento, la casa era demasiado silenciosa bastante abrumador para ser sincera pero con el paso del tiempo se acostumbró.La puerta principal fue abierta dejando ver al hombre quitándole su grueso abrigó.—¿Te encuentras mejor?— Preguntó.No contestó, tan solo asintió con la cabeza.—Haré algo para
Días después.—Estoy agotada— Dejo caer su cabeza en la fría mesa.—Lo se, pero es necesario si quieres estar al corriente con tus compañeros de universidad.— Acarició su cabeza, despeinadandola. —Aun no me dices que es lo que quieres de regalo por tu certificado de preparatoria.——Sabes que es lo que quiero.— Murmuró, incorporándose nuevamente.—Por el momento no es posible kiara— La miro con cansancio.Hace una semana había logrado sacar su certificado, tan solo había tenido tres días para estudiar, todo un reto pero a pesar de todo lo había logrado.—¿Quieres ir a comer a algún lado? ¿Ir al cine?— Propuso.—Tal vez...Una llamad
DEMIÁN.—¡Hermano, la carne!——Voy— Camino hasta el asador —¿Donde esta Patrick? Según el se encargaría——Aca estoy. Una disculpa tuve que ir por más carbón.— Deja la bolsa de carbón a un lado. —Hazte a un lado, hoy yo soy el chef.——Si fueras chef y tuvieras tu restaurante en estos momentos estarías en bancarrota amigo.— Bromeó Demián al ver como se le estaba quemando la comida.Todos en el lugar rieron.—¿Necesitas nuestra ayuda?— Preguntó Duncan, acercándose junto con Kendra.—Estos muchachos de hoy en día, fuera, fuera. Vayan a sentarse yo me encargaré.——¡Nana!— Grito
DÍAS DESPUÉS.KIARA.—Ultimamente a estado raro ¿por que? ¿qué está pasando?— Preguntó.—Para ser sincero el plan de la venganza se ha puesto en marcha.— Tomo un poco de su taza de café.Kiara miro su plato el hambre se había esfumado por completo.—No comprendo bien sobre su plan ¿Que es lo que hará? ¿qué me pasará?——Tu seguirás estudiando y yéndo a la universidad hasta que el se entere que estás viva, después de eso estudiarás en casa. No dejaré que te lleve.— Aseguró.<
KIARA.—He llegado.— Avisó cuando entró a la casa.—¿Como te fue? ¿Estuvo divertido tu día?— pregunto el hombre desde la sala.—Me fue bien.— Mintió. Dejo su mochila a un lado de la entrada.Más al rato la subiría a su habitación.—¿Estás segura? ¿No hay algo que quieras contarme?— Interrogó.—Al hacer esa pregunta creo que sabes bien la respuesta ¿no es así?— Se sentó en el sofá individual. —No fue coincidencia que él estuviera ahí ¿verdad?— No podía despejar sus temores, su voz temblorosa la delataba.&nbs
DEMIÁN.—¡Encerio fue un accidente!— Se escuso entre risas. —Y le pedí perdón por lo sucedido.——Yo creo que quedó impactada con mi belleza y por eso estrelló su helado en mi camiseta. quería una forma de llamar mi atención.— Bromeó Duncan, dejando un beso en la frente de Kendra.—Me están dando diabetes chicos.— Bromeó esta vez Demián.Kendra y Duncan rieron.—Hermano no seas así. — Sonrió. —De que estábamos hablando de helado se me ha antojado uno.——Vamos por unos entonces.— Contesto Demiá
KIARA.Días después.—Hola lili.— Saludo sentándose a su lado.—Hola emma.— Saco una barra de chocolate de su mochila. —Toma, lo he comprado para ti.——Gracias.— Abrió la barra para darle un mordisco. —El chocolate es mi favorito.— Sonrió.—Casi no sonríes, deberías hacerlo más.— Ánimo, dándole unas palmaditas en la cabeza.—¡Oye! No hagas eso — Se quejó.—Shh, El profesor llegó — Río por lo bajo.Una hora después.—¿Qué harás este fin d