–¡De verdad que estás ebrio! – es la única explicación que encuentro para darle sentido a la estupidez que acaba de decir.
–¡No! Es decir, ¡Puta madre! Si, estoy ebrio, pero esa no es la razón por la que te estoy diciendo esto.
Miro a mi alrededor, no me había dado cuenta de que estamos en la cabina del capitán del bote, ¿Qué estamos haciendo aqui? ¿Dónde está el capitán? ¿Qué está pasando? Me siento como metida dentro de una mala película, solo que algo me dice que esta es una de esas películas en donde las cosas no terminan bien, esas en las que en cualquier momento el asesino aparece y apuñala por la espalda a la protagonista.
–Jared, no debemos estar aquí – me encamino a la salida.
–No me importa si debemos o no estar aquí, Morgan, créeme,
Estoy sudando frio, literalmente, y creo que voy a desmayarme ahora mismo, me siento pálida y el mundo me da vueltas, tengo que parpadear un par de veces para asegurarme de que mi mente no me está jugando una mala pasada.–Nos escucharon, Jared – susurro y me sostengo de la mesita en la que segundos antes Jared me estaba apretando.–¡Morgan! ¿Estás bien? – me mira asustado. –¿Cómo demonios voy a estar bien? ¿No te das cuenta? Nos escucharon, Jared – el ataque de pánico comienza a apoderarse de todo mi cuerpo, poco a poco se me duermen las piernas y pierdo la capacidad de hablar con normalidad. Tengo miedo, más de lo que he sentido nunca.Obligo a mi mente a pensar con claridad, no puedo derrumbarme ahora, hay muchas explicaciones que tengo que dar. «Tienes que ser fuerte y enfrentar toda la mierda que tu ayudaste a armar»Resp
–¿Qué fue todo eso, Morgan? – me pregunta John.Yo no quiero verlo a la cara, me niego a soportar la mirada acusadora de otra persona, suficiente tengo con la culpa que siento por dentro y con todo lo que me remuerde la conciencia saber que acabo de terminar con el matrimonio de mi hermana.–Nada – sorbo por la nariz y me limpio las lagrimas que se siguen deslizando.–¿Cómo que nada? – se acerca a mi – estoy seguro de que te llegó el memo, pero por si lo habías olvidado, ¡Todo el maldito barco te escuchó, y no estoy hablando solo de lo que dijiste, sino del resto!–¿Cuál resto? – cuestiono, aun con la mirada fija en el agua sobre la que se mueve el bote. –Los besos y los gemidos – gruñe entre dientes.Abro los ojos y lo miro – tienes que estar bromeando, dime que solo quieres hacerme senti
Las luces rojas y blancas no me dejan ver bien, el sonido espantoso que hacen las sirenas de la ambulancia tampoco me deja concentrarme, todo lo veo borroso, todo se ve difuso a mi alrededor, yo solo quiero que él este bien, no me perdonaría saber que nada malo le pasó por no haber soportado la presión de una familia que como él dijo, está completamente loca.–¿Quién vendrá con él? – pregunta el paramédico después de haber subido la camilla en la ambulancia.–Yo, soy su esposa – Katrin se sube ayudada de otro paramédico que le tiende la mano.–Yo tambien necesito ir – susurro – yo debo asegurarme de que él este bien – las lagrimas me queman los ojos. Me subo en la ambulancia sin la ayuda de nadie, espero que mi madre me reproche y me diga que no tengo el derecho de estar aquí arriba, pero ella se q
–¿Quieres que te lleve a casa? Creo que en este momento te caería bien descansar un poco – dice Verónica.Llevamos aquí encerradas dentro del auto alrededor de veinte minutos en los que ninguna de los dos ha vuelto a decir nada, le agradezco que no hable, la verdad es que Verónica siempre fue parte de todo el plan de Jared y ya ni siquiera estoy muy segura de poder confiar en ella.–No, yo tengo que quedarme aquí – asevero.–¿Si te das cuenta de que tu madre no te quiere allá adentro? – señala el hospital – lamento ser tan ruda contigo, pero creo que deberías darle una patada en el culo a tu familia, Morgan, no han hecho mas que trapear el piso contigo, incluso a mí me enoja la forma en que te tratan y ni siquiera soy familia tuya – suelta.–Yo no estoy aquí por mi madre o Kate, estoy aquí por mi padre, él
Mi cuerpo se paraliza en cuanto lo veo, Jared está frente a mí, acercándose con cuidado como si tuviera miedo de que en cualquier instante yo pudiera golpearlo, me parece muy bien que sea prudente porque sinceramente si me creo capaz de matarlo con mis propias manos justo en este momento.–¿Sigues aqui? – me pregunta cuando termina de romper el espacio entre los dos.–¿Dónde más podría estar? – levanto los hombros – mi padre esta allá adentro, y después de todo lo que ha pasado, ya deberías saber que soy una jodida sensiblera, me pueden dar mil patadas en el culo que yo no voy a alejarme de mi familia – mucho menos después de lo que pasó con Kate, pienso.–Eso es algo que siempre he admirado de ti. Me muerdo el labio inferior al ver como la pupila de sus ojos se dilata, es de noche y aun asi hay un destello evidente e
–¡Morgan! – Oscar saca la cabeza por la ventanilla del asiento del piloto.Yo lo veo con intención de estacionarse, pero no es necesario, no hay nada más que yo tenga que hacer en este lugar, quiero marcharme, irme lejos y no volver a mirar atrás nunca mas en la vida. Quiero borrar esta historia de mi cabeza y fingir que los últimos quince días jamás sucedieron.–¡No te estaciones! – le grito y corro hasta su auto. Él lo deja encendido y en cuanto llego le quita el seguro a la puerta y me permite entrar – sácame de aquí lo antes posible, quiero irme – le ruego. –¿A dónde? – él me mira con algo muy parecido a la lastima, como se miraría a un cachorro abandonado bajo la lluvia – ¿Quieres que vayamos a mi casa? A Samuel le encantaría poder pasar más tiempo contigo, dijo que le ca&iac
Algunos meses después… Me detengo en frente del espejo de mi departamento y me cierro yo misma la cremallera del vestido que estoy usando, cuando eres mujer y vives sola aprendes ciertos trucos para no necesitar de la ayuda de nadie. Quito el clip con el que he halado la cremallera y la tiro sobre la cama, aliso la tela roja que me cubre el cuerpo y le sonrío a mi reflejo.El vestido es preciso, sobrio y un poco mas cubierto de lo que usaría normalmente, pero está bastante bien, después de todo, no es como si fuera para un bar, esto es una celebración de oficina y prefiero mantenerme un poco recatada, sobre todo porque Malcolm el de contabilidad, no deja de echarme el ojo y de hablar de mis atractivas piernas, ¡Agh! Me enferma que haga eso, quisiera gritarle en la cara que ¡A ninguna mujer le gusta que hablen de su cuerpo con otros hombres!Me siento en la cama y me calzo con las sand
–Buenos días, cariño – me saluda John cuando salgo del baño con los zapatos en la mano. –Buenos días – le sonrío y me siento en la esquina de la cama para terminar de vestirme, se me hizo tarde, ¡joder! Últimamente estoy llegando muy tarde a la oficina, y no me ayuda en nada el hecho de que el departamento de John quede tan lejos de mi lugar de trabajo.–La próxima vez nos quedamos en mi casa – le aviso en medio de un gruñido – vives muy lejos, ¿Por qué no puedes ser una persona normal y vivir en el centro como todo el mundo?Él suelta un quejido, pero sigue concentrado en su periódico. Si, John es el único hombre que aun medio de pleno siglo veintiuno sigue comprando periódicos de papel, yo le digo que eso ya paso de moda y que además hay que cuidar al medio ambiente, pero el dice que nada va a cambiar s