Estimadas lectoras y lectores Héctor sin saberlo, está dándole la oportunidad a Dominik para encontrar a Ana y su hija.
--- Dominik Müller ---Apenas despierto, noto varios mensajes de Trevor, aún me siento un poco raro por el medicamento, pero esto ya es una cosa normal en mí. Todo el tiempo me la paso drogado por las pastillas o sufriendo ataques de pánico y ansiedad.Lo que me lleva a recordar a la niña que conocí en el hospital.- ¿No estás muy grande para sentir miedo?Si lo estoy, debo reconocerlo. Llevo 30 años luchando con el miedo, pero por más que lo intento, él se apodera de mí y no puedo evitar caer en lo mismo.Disipó la ideas que llegan a mi mente e inmediatamente abro el primer mensaje de Trevor. Me topo con la sorpresa de que, Héctor, está en Mochitlán. El muy idiota, si está en ese lugar, eso quiere decir que ella, Ana, Ana debe estar ahí… Sabía que no podíamos estar tan lejos de esa última pista.Miro las fotos que me ha enviado y me percato de que, el idiota, casi no ha cambiado, digo, ha dejado de tener la cara de niño, se ve más maduro y eso me llena de rabia. Él debe estar convi
--- Trevor ---Luego de comer, Ana, Héctor y las niñas, salieron a caminar por la plaza central del lugar. El hombre, como padre consentidor, les compró helados y jugó con las niñas, mientras Ana los miraba sentada en una de las bancas de la plaza.Cualquiera que viera a la pareja, diría que eran una familia ejemplar, pero no por mucho. Ese hombre estaba usurpando el lugar de mi jefe, al menos con la niña, ya que claro, la idiota, esa, no sería su esposa.Está claro que mi jefe no piensa divorciarse para unir su vida a la estúpida de Ana, eso está bastante claro, pero la niña, esa niña, creo que realmente es de su interés. No necesito que me digan quién es la hija de mi jefe, solo con verle los ojos y algunas manías, sé que la niña más pequeña, es suya.Los mantengo vigilados a distancia cuando mi móvil vibra, lo saco y veo que se trata de mi jefe.- Señor… ¿Dónde está?- Trevor, estoy entrando al pueblo, ¿Dónde están? ¿Dónde están mi mujer y mi hija?- Salieron del restaurante y han
--- Héctor Plourde ---Cuando vi que Ana tomó asiento a mi lado, supe que venía por respuestas. Era el momento de decirle lo que ocurría, pasé toda la tarde jugando con mis hijas, tal como si no sucediera nada.Mientras lo hacía, pensaba, una y otra vez, cuál era la mejor opción, pero por más vueltas que le he dado, no puedo dejar de pensar que lo mejor sería que Dominik nos encuentre.Es obvio que Ana no quiere verle y yo, es más que obvio que no brinco de alegría, pero siendo totalmente sincero, ya no quiero que Ana se haga algo más. Hemos pasado desde el cabello hasta el operarse la nariz hasta perfilarse el rostro, borrando aquellas mejillas que tanto me gustaban.No niego que aquello la hace lucir hermosa, pero no, ya no podemos seguir así. Alexis Betancourt me ha ayudado a borrar todo rastro de ellas, cada vez que Dominik manda a sus investigadores; sin embargo, esta vez, ha sido más silencioso.En ningún momento lo vi venir, el que el viernes haya estado aquí, me deja claro que
--- Héctor Plourde ---Hoy ha sido un largo día, finalmente veo que Ana se va a dormir, creo que la plática de hoy la dejó un poco desanimada.La conozco y sé, que se va a recostar para no pensar más en lo que hemos hablado hace unos minutos.Tan pronto como veo que Ana entra a su habitación, me sirvo un trago. Sé que lo que estoy a punto de hacer necesitará todo mi temple posible, así que, solo estoy a la espera de que Ana duerma para salir.Luego de 20 minutos abro con cuidado su habitación, ella está profundamente dormida. Paso a la habitación de mis niñas y las veo, ambas lucen tranquilas y es así como me gusta verlas, las arropo y luego salgo de su habitación.Sin más remedio, busco el arma que hace tiempo Betancourt me ofreció, realmente no creo que sea necesario, pero no puedo confiarme. Busco las llaves de la camioneta, salgo al jardín y subo a esta, sin hacer ruido salgo de casa.Al salir me percato del auto, es el mismo que me vino siguiendo desde Puebla. Le hago señas con la
--- Dominik Müller ---Veo al hombre que se encuentra parado frente a mí, el muy maldito apenas y es unos años menor que yo, pero se siente como si fuese más sabio que yo.El hecho de que haya ayudado a Ana en el pasado, no le da el derecho de hablarme como si conociera toda la historia. Cada maldita palabra que sale de su puta boca solo logra enfurecerme más.Nada me costaría decirle a Trevor que, en este preciso momento, lo mandé al otro mundo. Realmente me estoy viendo tentado a hacerlo, pero quiero seguir escuchando la sarta de estupideces que tiene que decirme.El muy idiota cree que podrá quitarme a mi mujer y mi hija, pero no sabe que sí quiero, ahora mismo lo desaparezco.- Plourde, ¿Acaso te sientes muy seguro de tener a Ana? – Digo sabiendo que esto le va a doler.Él me mira con indiferencia y lo que dice solo logra enfurecerme más.- ¡Ay, Müller! Tú solo piensas en tener o no tener, ¡Dios! Ya madura, eres 9 años mayor que yo y, hasta donde puedo ver, eres totalmente dependie
--- Héctor Plourde --- No cabe duda de que tener frente a mí al hombre que destrozó a Ana, solo me provoca una enorme sensación de ira y frustración, es la primera vez que deseo moler a golpes a alguien y mira, que he visto cada situación. Me sorprende ver cómo Dominik Müller puede llegar a ser tan descarado como para venir a exigir, además, no puedo negar que me molesta cuando de su boca escucho decir: “Mi mujer” “Mi hija”, Ana y Paz no son su propiedad, ellas son libres, ellas no le pertenecen a nadie. ¿Acaso no se da cuenta del daño que le hizo a Ana? ¿Acaso no ha dimensionado el peso de sus acciones? Al principio, cuando me percaté de que un auto me seguía, no niego que tuve miedo, digo, he llegado a pensar que Müller no está bien de sus cabales. Razón suficiente como para que tomara acciones de prevención y terminara llamando a Betancourt. Algo que no esperaba, era que ellos dos se conocieran, tampoco es como que Alexis y yo, platiquemos mucho, pero él jamás me habló de que
--- Alexis Betancourt (5 años atrás) --- Entré a la habitación donde me dijeron que estaba Ana. Al entrar, una luz tenue ilumina el lugar, ella parece dormida, un tubo sale de su boca, a excepción del tubo, toda ella luce tal como la recuerdo, bueno, con el rostro un poco más delgado y pálido. Siento que se me parte el corazón, ¿Cómo puede ser posible? Esta mujer es un imán de hombres dañinos, lo es y lo ha sido siempre. Los médicos dicen que tuvieron que hacerle un lavado gástrico debido a todas las pastillas que ingirió. Tomo asiento en la silla que está a un lado de la camilla, sostengo su mano, checo su pulso, me topo con que lo tiene, aunque débil, pero lo tiene. Sé que está conectada a una máquina, pero necesito sentirlo yo, necesito saber que ella está bien. El día que sepultaron a su familia, fui al cementerio, no quise acercarme, no he querido hacerlo. Sé bien que ella no tiene una buena referencia de mí, además, lo que hubo entre ella y yo, fue más físico y sexual, n
--- Ana Teyssier (1 mes después) ---Me siento mareada, voy abriendo de a poco mis ojos, solo recuerdo ir saliendo del edificio de la fundación, estaba por abrir la puerta de mi auto y luego todo se puso oscuro.Acabo de despertar y lo primero que veo, es un lugar que no conozco, intento levantarme, pero cuando lo hago, lo primero que escucho es la voz gruesa e inconfundible de… ¡Dominik!Me giro para dónde proviene la voz y, tan pronto como lo veo, entro en pánico. ¿Cómo demonios llegué aquí? ¿Cómo demonios él me tiene nuevamente en su poder? Pienso y, por más vueltas que le doy, no sé ni cómo fue que llegué aquí.- ¡Dominik! ¿Qué hago aquí? – Digo torpemente mientras intento levantarme del sofá donde estoy recostada.Intento caminar, pero todo me da vueltas, siento que el piso se mueve y rápidamente Dominik me sujeta. Al oler su perfume, caigo en la cuenta de que es real, no estoy alucinando.¡Maldita sea! Mi pecho sube y baja, aún no puedo creer que me encuentre aquí. ¿Qué demonios