No logré caminar más allá de las puertas del restaurante, cuando fui detenida por una mano. Gabriel me giró y me dio una mirada sería. Se veía enojado, tenía el ceño fruncido.-¿A dónde crees que vas?-¿Eres sordo o te haces? Tengo otro compromiso que atender.-¿Con quién?-Con un cliente, ¿no crees? -intenté zafarme de su agarre, pero me sostuvo con más fuerza-. ¿Qué quieres? ¿Por qué no estás llevando a la Sra. Wilson al hotel donde se está quedando? Ve con ella y a mí déjame irme sola.-No te vas a ir sola.-Pues no me voy a ir contigo y con esa mujer.Me acercó a su cuerpo, abrazándome por la cintura. Descansó su frente de la mía y viré el rostro antes de que sus labios se apoderaran de los míos. Me sentía enojada con él, pero más conmigo misma, por dejarme influenciar por los celos y las inseguridades.-No es lo que crees, mi amor. Estaba mostrándole los planos y no me había percatado que estaba tan cerca.-Claro, como no. Encima de ti y ni cuenta te diste -bufé.-Me tomó por sor
GabrielNo sé desde cuándo ese deseo de tener una linda esposa y una enorme familia nació en lo más profundo de mi corazón, quizás fue cuando mi hermana se casó con mi mejor amigo y fueron tan felices o cuando vi a mi hermosa sobrina nacer, que los deseos se hicieron presentes.Lo cierto es que ninguna mujer hizo arder ese deseo en mi interior como Margot sí lo despertó con tanta fuerza. Ella me ha hecho pensar en una vida a su lado, me ha hecho imaginar cómo seríamos estando día y noche en brazos del otro. Me ha hecho hasta soñar con hijos, aunque tengo clarísimo y soy consciente de que ella no puede tenerlos. Pero a mí no me importa, sería feliz y dichoso con poder amarla hasta que el corazón me deje de funcionar.Me enamoré sin reservas de una mujer con el alma rota y el corazón muerto, pero poco a poco entré en su vida, suponiendo que con mi amor era más que suficiente para salir de esa tristeza que la corroía. Pensé que lo estaba haciendo bien y que había logrado remendar su cora
—¿Por qué no te quedas? Mírate nada más, no te puedes mantener en pie.—¿Que no? Puedo hacerte el cuatro si quieres —me encogí de hombros y mi sobrina soltó una risita—. Solo vine a dejar a tu padre. Cuida de él o puede cortarse las venas con una foto de Melanie.—Se supone que debías cuidarlo, pero terminaste igual de ebrio.—La ocasión lo ameritaba —dejé un beso en la frente de Katie—. Iré al apartamento, así que no te preocupes.—De acuerdo, pero que Bri te lleve.—Bien.El novio de mi sobrina me llevó en su auto, pero a medio camino las ganas de verla me dominaron. No podía ir al apartamento donde tanto la quise porque su recuerdo es una tortura para mi corazón. Su silueta desnuda, su risa, su dulce mirada, incluso cuando dormía entre mis brazos no me permite tener paz alguna.Margot está en mi mente día y noche. Por más que trato de no pensarla, ella ya hace parte de mí y es muy difícil sacarla de mi ser cuando quedó tan impregnada en mi alma.Brian me dejó frente a la casa de Ma
MargotHe tratado de ser más fuerte que mis miedos e inseguridades, pero mientras exista una persona que siempre te haga dudar no solo de ti, sino también de los demás, no podré tenerme confianza en mí misma y confiar plenamente en el amor de Gabriel.No sé si tomé la decisión correcta al pedirle un tiempo, pero he de confesar que sin su compañía he sentido que el mundo entero me cae encima. Gabriel se convirtió en mi soporte, en ese empuje que no tenía cuando no podía más, en la fuerza que necesitaba para no dejarme vencer por nada ni nadie. Desde que lo alejé por mis estúpidos temores, todo ha venido en picada.Toda esa luz que había cubierto mi vida se esfumó desde ese momento en que le pedí tiempo. Por más que me diga a mí misma que no debo depender de él, Gabriel se convirtió en alguien muy importante para mí, es la base de mi progreso. Lo amo, pero el temor de perderlo o no ser suficiente no me permite avanzar. Ahora bien, cuando pensaba buscarlo y hablar con él, esa mujer avivó
El tiempo mejoró, los colores han vuelto a aparecer y todo lo malo que me estaba gobernando empezó a dispersarse de mi mente.Gabriel y yo retomamos nuestra relación, pero quedamos en ir a un ritmo lento. Él pareciera que me está midiendo, o al menos es lo que he sentido, porque no es tan efusivo y demostrativo como en un principio. No toma la iniciativa como antes y se ha mantenido en la raya pese a estar de mi mano y darme todo su apoyo. Sé que se contiene, pero no entiendo del todo por qué lo hace.No quiero pensar en nada malo y trato de seguir avanzando por mí y para mí, pues sí me detengo a pensar por qué de su actitud, voy a empezar a sentir miedo e inseguridad de su amor. Puede que él haya cambiado un poco conmigo, pero en cada beso y en cada abrazo, me sigue demostrando su amor por mí.Hoy tenemos una cena con la Sra. Wilson. Aunque no tengo ni un poco de ánimos de ver la cara de esa mujer tan desvergonzada, lo cierto es que debo estar presente en la dichosa celebración.Poco
En el trabajo me fue de mal en peor. Realicé mal algunos diseños y tuve que empezar de nuevo desde cero, perdiendo todo el trabajo que había realizado con ellos. Mi cabeza no daba para más, sentía que me iba a explotar de tanto pensar.¿Por qué tiene que pasar esto justo cuando habíamos regresado? Cuando no soy yo con mis inseguridades y miedos, es otra persona, queriendo arruinar lo nuestro.No puedo dejar de pensar en que tal vez sea cierto lo que pasaron por las noticias en la mañana, no obstante, es mi inseguridad y miedo que quiere creer que ellos sí tienen una relación y Gabriel solo está jugando conmigo. Por más que trato de no pensar para no hacerme más daño, mis pensamientos se dirigen a ellos y esa cercanía que tenían. Estresada, agobiada y sin ganas de nada, le dije a mi jefe que me diera el resto de tarde libre para poder relajarme y asistir a la clínica para retomar mi tratamiento, aunque no muy convencido me dijo que sí. No me siento bien ni física ni mentalmente para t
—¿Acaso tengo que encontrarte hasta en las cagadas, joder? —dije, pues no iba a montarle un espectáculo frente a la mujer bonita que iba de su brazo.—Maldita sea, otra vez no —murmuró.—¿No sabes entender la palabra no, amigo? —me levanté de la silla, para quedar frente a él y a la chica de ojos marrones.—¿Cuantas jodidas veces tengo que decirte que no me interesas ni en lo más mínimo, mujer? Además, viéndote bien, no es que seas muy bonita que digamos —me siguió el hilo, avivando con mayor intensidad mi furia.—Eso no dijiste cuando me acorralaste y me besaste la otra noche.—¿Cuál de todas? Por si no recuerdas, fuiste tú quien me besó.—Y tú me devolviste el beso.—Por favor, ¿qué mierda estoy pagando? Estaba ebrio y, por ende, ciego, por lo que no tengo ni la más puta idea de por qué te besé de vuelta.—¿Sabes qué? ¡Vete a la mierda, idiota!—Llévame a ella, de paso regresas a donde en realidad perteneces.—Gabriel —advirtió Keith, saliendo de su estupor.—¿De dónde se conocen us
Caí una vez más y volví a tocar el fondo de aquel pozo, pero la soledad, el vacío , la tristeza y ese frío tan penetrante no me gustaron ni un poco. Perdí mi trabajo debido a todos los problemas que tuve hace tres meses con Gabriel. Dejé todo atrás y en pausa porque no podía más. Antes veía el sentido de la vida, ahora todo es gris. No hay colores donde sea que mis ojos miren.Pero tenía que tocar ese fondo una vez más para darme cuenta de que no podía seguir así, dependiendo de otros y esperando que otros me salven. Yo misma debo hacerlo por mi cuenta, salir de mis miedos, inseguridades y soledad y disfrutar de mi vida por mí.Entre Keith y yo nació una amistad muy bonita. Él y su novia Melanie, aquella chica que confundí que era otra más en la vida de Gabriel, son muy buenas personas. Me han dado cientos de consejos, aunque todavía no tienen ni la menor idea de mi relación con Gabriel. Ellos creen que mi depresión se debe a la muerte de Gonza y de toda la desgracia de mi pierna.He