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–LÍA–

Emmet se desplomó sobre mí y más que asqueada me sentí querida. Mi corazón bombeaba con fuerza y el suyo también, tras unos segundos de completo silencio ambos rompimos en risas, de la nada, y eso sin duda no se conseguía con cualquier persona. Tenía mucho tiempo que no me entregaba a alguien y me hacía tan feliz el que haya sido con él. Había superado mis expectativas por completo y cuando me rodeó con sus brazos para hundirme en un abrazo contra su pecho desnudo sólo lo confirmé.

Media hora después me sentía realmente bien. Mi cuerpo había recibido mejor de lo que pensaba aquel encuentro y aunque el encendido color de mis mejillas no se marchaba, no había otro cambio notable en mí.

Por suerte, Cris no subió a verme y en su lugar fue Emmet quien me llevó la comida a la hora correcta. Sus ojos conectaban con los míos y yo de inmediato sentía un intenso fuego que crecía en mi interior y se derramaba sobre mis muslos internos. Estaba empapada de él. Eso me gustaba.

Mi hambre era d
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